¿Qué es conducir en estado de embriaguez?

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Conducir bajo los efectos del alcohol o drogas es ilegal y conlleva sanciones como multas económicas y retención del vehículo. Las consecuencias varían según la jurisdicción.

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Conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas: un peligro para todos

Conducir en estado de embriaguez, o bajo la influencia de alguna sustancia psicoactiva, es un delito grave con consecuencias devastadoras, no solo para el conductor, sino para todas las personas que comparten la vía pública. No se trata simplemente de una infracción de tráfico, sino de un acto que pone en riesgo vidas.

Entender qué significa conducir en estado de embriaguez (o, más ampliamente, “bajo la influencia”) va más allá de la simple ingesta de alcohol o drogas. Implica una afectación significativa de las capacidades cognitivas y psicomotoras necesarias para operar un vehículo de forma segura. Esta afectación puede manifestarse en:

  • Disminución de la capacidad de reacción: El tiempo de reacción se alarga, dificultando la respuesta ante situaciones imprevistas como un peatón que cruza la calle o un obstáculo en la carretera.
  • Alteración de la percepción: La percepción de la distancia, la velocidad y las señales del entorno se ve distorsionada, haciendo más probable la colisión.
  • Problemas de coordinación: La coordinación motora se ve afectada, lo que dificulta el control del vehículo y aumenta el riesgo de accidentes.
  • Deterioro de la atención y la concentración: La atención se dispersa y la capacidad de concentrarse en la conducción se reduce considerablemente, poniendo en riesgo la propia seguridad y la de los demás.
  • Cambios en el juicio y la toma de decisiones: El juicio se ve afectado, haciendo más probable que se tomen decisiones riesgosas y poco prudentes al volante.
  • Cambios en el estado de ánimo y la conducta: La ingesta de alcohol o drogas puede provocar cambios de comportamiento, desde irritabilidad y agresividad hasta apatía y falta de conciencia del peligro.

Más allá de las consecuencias legales, como multas, pérdida de licencia de conducir y posible encarcelamiento, que varían según la jurisdicción, existen consecuencias mucho más profundas. Un accidente provocado por conducir bajo la influencia puede acarrear graves lesiones o la muerte para el conductor y/o para las personas involucradas. Las secuelas psicológicas para los implicados en un accidente pueden ser de larga duración.

Es fundamental comprender que la conducción en estado de embriaguez o bajo la influencia de cualquier sustancia es un acto irresponsable e inaceptable. No existe una cantidad segura de alcohol o droga que permita conducir de manera responsable. Si se va a conducir, lo mejor es evitar cualquier sustancia que pueda afectar las capacidades cognitivas y psicomotoras. Considera alternativas de transporte responsables como los servicios de transporte público, compartir un taxi, o utilizar el transporte de un conductor designado.

La prevención es clave. Promoviendo la responsabilidad y la concienciación sobre el peligro de conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas, podemos crear un entorno más seguro para todos los usuarios de la vía pública. La seguridad vial es una responsabilidad compartida, y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de actuar de manera responsable y segura al volante.