¿Qué hacer cuando veo destellos?

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¡Ay, esos destellos! A mí me dan un susto terrible. Si son por cansancio ocular, créanme, lo mejor es un respiro profundo. Alejarse de las pantallas, cerrar los ojos un rato, un paseo al aire libre... ¡es como un bálsamo para el alma y la vista! Si persiste, no lo dudes, consulta a un profesional. No vale la pena arriesgarse, la vista es demasiado preciosa.

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¿Qué hacer cuando veo esos malditos destellos? Ay, qué susto me dan, de verdad. A veces, ¡pum!, un destello y me quedo como… ¿qué ha sido eso? Como si una pequeña estrella hubiera explotado dentro de mi ojo. Recuerdo una vez, estaba trabajando hasta tarde, redactando un informe que, por cierto, era un rollo monumental, y de repente… ¡zas! Un destello enorme. Casi me caigo de la silla del susto. Era de puro cansancio, claro, ¡quién se iba a imaginar que pasaría tantas horas frente a la computadora!

Si son por cansancio ocular, creedme, lo mejor es parar. De verdad, ¿cuánto cuesta tomarse un respiro? Un respiro profundo, sí, como si intentaras llenar tus pulmones de aire fresco hasta que casi te explotan. Después, alejarse de las pantallas… ¿cuántas horas al día pasamos pegados a ellas? Yo, demasiadas, lo confieso. Cerrar los ojos unos minutos, como si estuvieras disfrutando de una pequeña siesta, o mejor aún, un paseo al aire libre. Eso sí que es un bálsamo para el alma, se siente una paz… ¡una paz que no tiene precio! Es como si le estuvieras dando un abrazo a tus ojos, un “lo siento, los he maltratado” visual.

Pero, ojo, si esos destellos persisten… ¡no te lo pienses dos veces! Ve al médico, no te la juegues. Hay veces que me digo, “ah, ya pasará”, pero ¿y si no es cansancio? ¿Y si es algo más serio? He leído por ahí, no recuerdo dónde, que más de un 5% de la población sufre de destellos, así que no soy la única, ¿no? Pero eso no quita que hay que cuidarse. La vista… ¡es un tesoro! Es lo que te permite ver a tus seres queridos, disfrutar del paisaje, leer un buen libro… No lo arriesgues todo por un poco de pereza o por no querer perder tiempo. Mejor prevenir que lamentar. En fin, mucho ojo con esos destellos, ¿eh?