¿Qué le pasa al cuerpo cuando se ahoga?

2 ver

Al ahogarse, el cuerpo sufre una privación de oxígeno que causa pánico y lucha por respirar. Esto se manifiesta en jadeos, respiraciones superficiales, posibles vómitos y finalmente, pérdida de la consciencia si la situación persiste.

Comentarios 0 gustos

El Silencio Asfixiante: Lo que Ocurre en el Cuerpo Durante el Ahogamiento

El ahogamiento, un evento aterrador y potencialmente fatal, desencadena una cascada de reacciones fisiológicas en el cuerpo a medida que lucha desesperadamente por sobrevivir a la privación de oxígeno. Más allá del pánico evidente y la lucha por respirar, se producen una serie de cambios internos complejos que es vital comprender para apreciar la gravedad de esta situación y la importancia de una rápida intervención.

Inicialmente, la inmersión y la obstrucción de las vías respiratorias por agua provocan una intensa sensación de asfixia. El cuerpo, privado del oxígeno vital, entra en un estado de pánico. El sistema nervioso simpático se activa, liberando adrenalina y aumentando la frecuencia cardíaca en un intento frenético de llevar oxígeno a los tejidos. Este pánico se manifiesta en jadeos, respiraciones superficiales e irregulares, y una lucha visible por mantenerse a la superficie.

La inhalación de agua, ya sea dulce o salada, interfiere con el delicado equilibrio de los pulmones. Si se aspira agua dulce, esta pasa rápidamente a la sangre desde los alvéolos pulmonares, diluyendo los electrolitos y provocando la ruptura de los glóbulos rojos (hemólisis). En el caso del agua salada, su mayor concentración de sales extrae el líquido de la sangre hacia los pulmones, causando edema pulmonar y dificultando aún más el intercambio gaseoso.

En ambos casos, la falta de oxígeno (hipoxia) comienza a afectar el funcionamiento del cerebro. La cognición se deteriora, la confusión se instala y la persona puede experimentar desorientación y pérdida de coordinación. La lucha por respirar se vuelve más débil a medida que los músculos se fatigan. Si la situación persiste, se producen vómitos, a menudo como reflejo de la irritación del agua en las vías respiratorias. Finalmente, la hipoxia severa conduce a la pérdida de la consciencia, y sin una intervención inmediata, a un paro cardíaco y la muerte.

Es importante destacar que este proceso puede ocurrir con sorprendente rapidez, especialmente en niños. Incluso después del rescate, la persona puede sufrir complicaciones posteriores al ahogamiento, como el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), infecciones pulmonares o daño cerebral permanente debido a la falta de oxígeno.

Por lo tanto, la prevención y la rápida actuación son cruciales. La supervisión constante cerca del agua, el aprendizaje de técnicas de natación y la formación en reanimación cardiopulmonar (RCP) son herramientas esenciales para prevenir tragedias y minimizar las secuelas del ahogamiento. Conocer la respuesta fisiológica del cuerpo a la asfixia nos permite comprender la urgencia de la situación y la importancia de cada segundo en la lucha por la supervivencia.