¿Qué pasa si aplico calor en un esguince?

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Aplicar calor a un esguince reciente es contraproducente. Durante las primeras 72 horas, el hielo reduce la inflamación. Posteriormente, el calor puede aliviar la rigidez muscular y el dolor, favoreciendo la recuperación al mejorar la circulación.

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Calor y Esguinces: Un Equilibrio Delicado

Un esguince, esa molesta lesión que surge de un estiramiento o desgarro de un ligamento, nos deja con dolor y limitación de movimiento. La pregunta que muchos se hacen, especialmente en la fase inicial del dolor, es: ¿debo aplicar calor o hielo? La respuesta, como en muchas cosas en la vida, es: depende. Aplicar calor a un esguince no es una solución universal, y hacerlo en el momento equivocado puede empeorar la situación.

La regla de oro, ampliamente aceptada en el ámbito médico, es la aplicación de hielo durante las primeras 72 horas después de la lesión. Esto se debe a que el esguince provoca una respuesta inflamatoria inmediata. La inflamación, aunque incómoda, es parte del proceso de reparación natural del cuerpo. El hielo actúa como un agente antiinflamatorio, reduciendo la hinchazón, el dolor y el sangrado interno. Este efecto vasoconstrictor limita la extensión del daño y previene una mayor inflamación. Aplicar calor en esta fase inicial podría provocar justo lo contrario: un aumento de la inflamación y del dolor, retrasando la recuperación. Piensa en el calor como si abrieras la llave de agua en una herida: solo la empeorará.

Pasadas esas cruciales 72 horas, la situación cambia. La inflamación aguda, por lo general, ha disminuido. En esta etapa, la aplicación de calor puede ser beneficiosa. El calor ayuda a relajar los músculos tensos alrededor de la articulación afectada, aliviando la rigidez y el dolor residual. Este efecto vasodilatador mejora la circulación sanguínea en la zona, favoreciendo la llegada de nutrientes y oxígeno esenciales para la reparación de los tejidos dañados. El calor, entonces, acelera la reparación y ayuda a recuperar la movilidad.

Sin embargo, es fundamental ser cauteloso incluso en esta fase. El calor no debe aplicarse directamente sobre la piel, evitando quemaduras. Se recomienda utilizar compresas calientes o baños de agua tibia, controlando siempre la temperatura para evitar molestias adicionales. Si el calor incrementa el dolor o la inflamación, debe suspenderse inmediatamente.

En resumen, la aplicación de calor en un esguince es una herramienta útil, pero solo en la fase de recuperación, después de las primeras 72 horas. Durante este periodo inicial, el hielo es el aliado perfecto. Recuerda que cada lesión es única, y consultar con un profesional de la salud es crucial para determinar el mejor tratamiento en función de la gravedad del esguince y las características individuales del paciente. No te automediques y prioriza la recuperación segura y efectiva.

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