¿Qué pasa si duermo 6 horas y voy al gimnasio?

¿Qué pasa si duermo seis horas y voy al gimnasio? Ay, esa pregunta… me la he hecho mil veces. Recuerdo una época, hace unos años, en la que vivía obsesionada con el gimnasio, ¡siete días a la semana! Dormir, ¿dormir qué? Seis, cinco horas… a veces menos. Me sentía como una superheroína, ¿verdad? Superwoman de los pesos muertos. Hasta que… ¡zas! El cuerpo me dijo basta. No era la misma. Me sentía débil, agotada, los músculos, en vez de crecer, parecían encogerse.

Me costó entenderlo, la verdad. Pensaba que el esfuerzo compensaba, que con tanta dedicación… ¡qué equivocada estaba! Luego, leyendo, investigando, descubrí todo lo del cortisol, esa hormona que, como dicen, se dispara cuando estás estresado o, como yo en ese entonces, ¡falto de sueño! Y claro, ese cortisol, el enemigo silencioso, hace que tus músculos, en vez de construirse, se destruyan, se gasten… ¡una barbaridad!

Y las hormonas del crecimiento muscular, ¡uy! Esas también se van al garete con la falta de sueño. Hablan de un estudio, no recuerdo la cifra exacta, pero algo así como un 20% menos de efectividad en la recuperación muscular, si no duermes lo suficiente… ¡un 20%! ¡Es una locura! Era como entrenar en vano, como echar agua al mar.

Ahora entiendo. Ahora priorizo el sueño. Duermo mis ocho horas (bueno, intento… a veces me cuesta, la verdad, soy una persona que duerme poco) y, aunque voy al gimnasio, lo hago con más cabeza, con menos obsesión. Y la diferencia es abismal. Me siento más fuerte, más enérgica, mis músculos responden mejor. La lección fue dura, pero valió la pena. Así que, a ti que me lees, ¿de verdad crees que vale la pena sacrificar el descanso? Piénsalo… el crecimiento muscular necesita también su tiempo de descanso y reparación. ¿No crees?