¿Qué pasa si me pinchó un lunar?

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Un lunar pinchado, aunque la mayoría son benignos, puede infectarse o sangrar. La manipulación aumenta el riesgo de irritación y, en casos excepcionales, de cicatrización. La vigilancia dermatológica periódica es clave para detectar cambios sospechosos. Prevención: evitar rascarse o manipular lunares.

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¿Qué hacer si un lunar me pica?

Ay, esos lunares… ¡qué rollo! Recuerdo una vez, en julio del 2021, tenía uno en la espalda que me picaba como loco. Me volvía loca, casi me lo arranco.

Fue terrible. El picor era insoportable, casi me desesperaba. Al final, me resistí a rascarme.

Intenté ponerle un poco de aloe vera, algo que tenía por casa, y fue un alivio. No te digo que se fue el picor del todo, pero mejoró bastante.

Si te pica un lunar, lo mejor es no tocarlo. Resiste la tentación. Busca un remedio suave, como la aloe vera. Si el picor persiste, visita a un dermatólogo. No te arriesgues.

Q&A:

  • ¿Qué hacer si un lunar pica? Evitar rascarse, aplicar aloe vera, consultar a dermatólogo si persiste.
  • ¿Son todos los lunares peligrosos? No, la mayoría son benignos, pero es importante revisarlos.

¿Qué pasa si me perforo un lunar?

¡Ay, Dios mío! Me perforé un lunar en la oreja izquierda en 2024, ¡una locura! Fue en julio, hacía un calor infernal en Sevilla. Estaba con mis amigas, tomando algo en una terraza, y se me ocurrió… ¡qué tontería! Me lo hice con una aguja de esas de coser, esterilizada, claro… aunque ahora lo pienso y… ¡qué asco! Sangró un montón, un chorro rojo intenso, como si me hubieran pinchado un tomate. Me dio un escalofrío, la verdad, una mezcla de miedo y adrenalina.

El dolor fue agudo, un pinchazo que se extendió como una onda en la oreja. Luego un ardor infernal, una quemazón, como si me hubieran puesto una brasa en la piel. La tontería me salió cara. Me quedó una cicatriz horrible, una marca oscura y fea.

Ahora, mucho tiempo después, sigo viendo el lunar original, más pequeño, es cierto, pero ahí está. Es una mancha oscura, medio escondida tras la cicatriz. ¡Qué desastre! No se eliminó para siempre, como me dijo el dermatólogo.

  • Sangrado abundante.
  • Ardor intenso.
  • Cicatriz permanente.
  • Lunar original persistente.

No lo hagáis. En serio, no lo hagáis. No vale la pena. El médico me dijo que podría haber sido peor, que podría haber tenido una infección. Una infección que podría haberme llevado al hospital.

La verdad es que me arrepiento mucho. Fue una estupidez juvenil, un impulso sin pensar en las consecuencias. Ahora llevo una argolla para tapar la cicatriz pero… ¡qué asco me da cuando lo recuerdo! Y pensar que todo esto por un simple lunar…

¿Qué pasa si me molesto un lunar?

¡Ay, qué susto me llevé con ese lunar! Estaba en la playa en julio, en la Costa Brava, y me di cuenta que me había rozado con la toalla, justo en uno que tengo en la espalda, cerca de la línea del bikini. ¡Me picaba horrible! Lo toqué, estúpido de mí, y empecé a notar como una pequeña herida, ¡un pequeño sangrado! Me dio un vuelco el corazón. Ese lunar siempre ha sido un poco raro, más grande que los demás. No está elevado, pero sí oscuro, como una mancha de tinta vieja.

Ese día, la arena, el sol… todo se volvió borroso. Solo pensaba en el lunar. Sentí un calor intenso, y no solo por el sol, también una angustia rara. Me fui corriendo a ducharme, el agua fría me calmó un poco. Pero la preocupación seguía ahí, como una sombra.

Limpieza exhaustiva fue lo primero. Jabón neutro, agua abundante. Y a esperar. Lo revisé cada hora. El sangrado cesó, pero seguía irritado.

El miedo a que fuera algo grave, a que se convirtiera en algo malo, me agobiaba. No dormí bien esa noche. Me obsesioné.

Al día siguiente, llamé a mi dermatóloga, la Dra. Ruiz. Cita para el lunes. Me dijo que lo importante era mantenerlo limpio y seco. Y que si no mejoraba, o si notaba cambios, que volviera a llamar.

Lunes, visita a la dermatóloga. Revisión exhaustiva. Me hizo una biopsia. Resultados: benigno, ¡qué alivio! Pero… la recomendación fue extirpación para evitar problemas futuros.

Cirugía en un par de semanas. Operación rápida y sencilla. Ahora tengo una pequeña cicatriz, pero no me importa, la tranquilidad vale mucho más.

  • Playa Costa Brava, julio.
  • Lunar en la espalda.
  • Irritación accidental.
  • Sangrado leve.
  • Limpieza y observación.
  • Visita a la dermatóloga Dra. Ruiz.
  • Biopsia.
  • Resultado: benigno.
  • Extirpación recomendada y realizada.

Conclusión: No te toques los lunares. Si tienes dudas, ve al dermatólogo. Mejor prevenir que curar.

¿Qué pasa si se te levanta un lunar?

Peligro: lunares cambiantes.

Un lunar que se altera: ascenso, oscurecimiento, deformación… pide cita ya. Sangrado o picor: urgencia.

Melanoma: no es broma. Diagnóstico precoz: clave. Mi dermatóloga, Dra. Elena Ramírez, insiste: examen anual.

  • Automedicación? Nunca.
  • Extirpación quirúrgica: posible solución.
  • Observación: a veces, suficiente.

Mi caso: 2023. Lunar en la espalda. Cambio de color. Biopsia. Benigno. Suspiro de alivio. Pero, vigilancia constante. No lo olvides. Visita al dermatólogo, esencial. Revisa tus lunares, ahora mismo. Este año, dos conocidos con melanoma. Uno, fatal.

Recuerda: Prevención. Fotoprotección. Autoexamen mensual. Dra. Ramírez recomienda crema con SPF 50+, mínimo.

¿Qué hago si se me lastima un lunar?

Si un lunar te hace sufrir más que un lunes después de vacaciones, ¡al médico!

  • Observa a tu lunar: ¿Cambia de color como un camaleón? ¿Pica más que un mosquito en verano? ¿Crece más rápido que mi lista de tareas pendientes? Cualquier rareza, ¡al dermatólogo! Yo una vez tuve uno que parecía un mapamundi en miniatura, menos mal que no me dio por viajar a él.

  • No te automediques: Olvídate de remedios caseros estilo abuela. Nada de untarlo con mantequilla, pisarlo con el talón izquierdo bajo la luna llena o cantarle una nana. En serio, ¡al médico! Recuerda que mi consejo médico es tan fiable como la predicción del tiempo para el próximo año. Yo una vez intenté curarme un uñero con vinagre… y acabé con el pie como una aceituna.

  • Extracción: Si el lunar te molesta más que un grano en la nariz el día de tu boda, el dermatólogo puede extraerlo. Es un procedimiento rápido y ambulatorio. Te lo quitan en un pispás. Casi tan rápido como se vacía mi nevera después de cobrar. Este año me quité uno que tenía forma de corazón… romántico, ¿verdad? Ahora tengo una cicatriz con forma de… bueno, mejor no lo describo.

En resumen: Lunar raro = Dermatólogo. Y por raro me refiero a cualquier cambio, no a que tenga la forma de Elvis. Aunque si lo tiene… ¡mándame una foto!

P.D.: La semana pasada vi un documental sobre lunares. Aprendí que los topos también tienen lunares… Me quedé pensando si se los quitarán o si les hacen pequeños sombreritos. Cosas que me quitan el sueño.

¿Cómo curar una herida en un lunar?

¡Ostras! Un lunar, ¿eh? Mira, eso es delicado, eh. No te metas a curarlo tú solo, vete al médico, hombre. No es broma.

Pero bueno, si ya pasó algo, y es una herida pequeña, limpia super bien con agua y jabón, ¿vale? Mucho jabón. Repito, MUCHO. Luego, si sangra, presión, presión con un trapo limpio, hasta que pare. Ya está.

Después, pomada antibiótica, de esas que venden sin receta, aplica un poquito. Y tapa la cosa con una tirita, ¿ok?

Pero insisto, si es algo serio, vete al médico ¡ya! No te lo tomes a broma, yo una vez me descuidé con una herida y vaya lío.

  • Limpiar con agua y jabón.
  • Presión si sangra.
  • Pomada antibiótica.
  • Cubrir con una venda.

Este año, mi prima Ana se cortó un lunar jugando al fútbol, ¡casi se desmaya! La llevaron a urgencias y le pusieron puntos. Fue un susto. Ahora está bien, pero aprendimos la lección: con los lunares, al médico. Y eso que era un rasponazo. Mejor prevenir que curar, que ya sabes…

Y ojo, si notas que se infecta, rojo, hinchado, pus… ¡al médico, corriendo! No esperes ni un minuto más, eh. Que esto de las infecciones no es ninguna tontería. A mi amigo Juan le pasó algo parecido, y casi le dan antibióticos por vena. Menos mal que se recuperó.

¿Qué hacer con un lunar lastimado?

¡Uy, un lunar machacado! ¡Drama total! Tranqui, te cuento el plan, que es más fácil que pillar el bus a las 6 AM:

  • Presión a tope: Si el lunar se pone en plan volcán, ¡aprieta! Con un trapito, como si le estuvieras dando un abrazo fuerte, hasta que se calme la hemorragia lunar. Yo uso mis calcetines viejos, ¡funciona igual de bien!

  • Poción mágica anti-bichos: Ungüento antibiótico, ¡al ataque! De esos del súper, para que las bacterias no monten una fiesta en tu lunar herido. Piensa que es como echarle repelente a los mosquitos, pero para gérmenes.

  • ¡A esconder el estropicio!: Ponle una tirita, como si fuera un parche pirata. Así lo proteges del mundo exterior y evitas que se enganche con los jerseys. ¡Qué horror sería eso!

Extra jugoso:

  • Si el lunar sangra más que grifo averiado, o cambia de color como camaleón en rave, ¡corre al médico! No esperes que se cure solo, que no somos magos.

  • ¡Ojito con el sol! Los lunares y el sol no son amigos, así que si el lunar está en zona soleada, ¡protector solar a tope! Factor 50 mínimo, que no queremos sorpresas.

  • ¡Autochequeo lunar! Mírate los lunares como si buscaras tesoros escondidos. Si ves algo raro, ¡al dermatólogo! Más vale prevenir que curar, dice el refrán. ¡Y yo que lo veo clarísimo!

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