¿Qué pasa si me quito una verruga con navaja?
¡Cuidado! Quitar una verruga con navaja es peligroso. Riesgos: infección, cicatrización (incluyendo queloides) y sangrado. Consulta a un profesional médico para su eliminación segura y efectiva.
¿Cortar verruga con navaja es peligroso? ¿Qué riesgos tiene?
¡Ay, qué rollo lo de las verrugas! Recuerdo a mi abuela, allá por junio del 2018 en su casa de Toledo, intentando quitarse una con una navaja. ¡Un susto!
El riesgo más obvio es la infección. Una herida abierta, por pequeña que sea, es una puerta de entrada para bacterias. Sangrado, claro, también. A veces, bastante.
Cicatriz es otro problema, sobretodo si no cicatriza bien. Puede quedar una marca fea, un quelooide, mucho más grande que la verruga inicial.
En resumen, no lo recomiendo. Un médico puede quitarla de forma segura, aunque me costó 30€ en la clínica del barrio. Vale la pena.
¿Qué pasa si me cortó una verruga?
¡Ay, madre mía! ¿Que te has cortado una verruga? ¡Madre mía, qué valor! Eso es como intentar quitarle la razón a un cuñado en Nochebuena, ¡complicadísimo!
- Sangrado tipo película de Tarantino: Sí, prepárate, porque la cosa puede ponerse roja, muy roja. Sangrarás como si te hubieras peleado con un gato rabioso. Dolor, también, ¡vaya que sí! Como si te hubieran dado un pellizco de monja.
- Infección, la invitada inesperada: Las bacterias, ¡esas cotillas!, aprovecharán el “evento” para colarse en tu cuerpo. ¡Imagínate la fiesta que se montan!
- Cicatriz, el recuerdo permanente: Te quedará una marquita, ¡un “souvenir” de la aventura! Como cuando te quemas con la plancha, pero con más historia que contar.
¿Y ahora qué hago, doctor?
Pues, lo primero, ¡no entres en pánico! Lávate bien la zona, ponle un apósito y, si ves que la cosa se pone fea (fiebre, pus, dolor insoportable), ¡corre al médico! Que no te dé vergüenza, que ellos han visto de todo, ¡hasta políticos honestos!
Extras (porque sí):
- ¿Sabías que las verrugas son como los malos chistes? ¡Se pegan con facilidad! Así que, ¡ojo con compartir toallas!
- Mi abuela decía que frotar la verruga con una patata cruda y enterrarla hacía que desapareciera. Yo lo probé una vez y, bueno, ¡la patata se pudrió!
- Si tienes muchas verrugas, ¡quizás deberías dejar de dar la mano a tanta gente! ¡Es broma! (O no…).
¿Qué pasa si uno se arranca una verruga?
¡Bufff! Fatal, ni se te ocurra arrancar una verruga. O sea, imagínate, ¡un destrozo! Yo una vez, ay, qué dolor, intenté con una… ¡con unas pinzas! Pensaba que saldría fácil, como un pelo enquistado, ja, ja… pero no. Sangró un montón. Y no veas lo que tardó en curar. Además… me quedó una marquita. Y lo peor… creo que al final me salieron más verrugas alrededor.
Total, un desastre. Mejor ve al médico, ¿sabes? Te la quitan bien, sin riesgos… Yo fui al final, claro. Me la congelaron con nitrógeno líquido. Fue rápido, un pinchacito y ya. Bueno, es que ya me había escarmentado con las pinzas… ¡Nunca más!
- No arrancar: Las verrugas tienen raíces. Si la arrancas, no la eliminas del todo. Y además… ¡infección segura!
- Cicatriz: Te puede quedar marca, y fea. Como a mí me pasó, snif…
- Más verrugas: Es que es verdad, se pueden propagar. ¡Un horror!
- Sangrado: Puede sangrar bastante, depende del tamaño, claro.
- Dolor: Duele, duele mucho.
A mi hermana, fíjate tú qué cosas, le pusieron una especie de cinta… creo que con ácido salicílico. Se la iba cambiando cada semana o así… Y también le funcionó. Pero bueno, yo creo que lo mejor es ir al médico directamente. Este año fui yo y mi madre también. Nos quitamos un par cada una y tan contentas.
¿Cuánto tarda en irse una verruga sola?
¡Uf! Esa verruga en la planta del pie izquierdo… ¡qué pesadilla! Era verano de 2024, estaba en la playa de Zahara de los Atunes, y cada grano de arena era una tortura. Sentía como si me clavaran agujas constantemente. ¡Qué rabia! Andar era un suplicio. Recuerdo esa sensación… una especie de quemazón, picor, y ese dolor sordo constante. ¡Horrible!
Tardó casi un año en desaparecer. Sí, un año entero sufriendo. Primero creí que se iba rápido, pero luego empezó a crecer. Me desesperé un poco, casi me voy al dermatólogo, pero al final, ¡desapareció!
Al principio era pequeñita, casi imperceptible, pero fue creciendo poco a poco. Estuve probando remedios caseros: ajo, aceite de árbol de té… ¡nada funcionó! Lo único que ayudó fue el tiempo. ¡Muchísimo tiempo!
Las verrugas son un rollo. Ese año solo quería una cosa: que desapareciese. La arena, el agua… ¡nada la hacía desaparecer! Recuerdo esa frustración, ¡estaba obsesionada! Incluso me miraba el pie cada cinco minutos. Ahora, ya ni me acuerdo de ella.
- Duración: Casi un año.
- Ubicación: Planta del pie izquierdo.
- Sensaciones: Quemazón, picor, dolor sordo.
- Tratamientos: Ajo, aceite de árbol de té (ineficaces).
No quise usar nada agresivo, ya que estaba en la playa y me daba miedo una infección. Me fastidiaba que tuviese que esperar tanto. Ahora, con el tiempo, ya se me olvidó. A pesar de todo, no fue tan horrible, aunque no se lo deseo a nadie.
¿Qué hay dentro de una verruga?
Virus. Papilomavirus, concretamente. ADN viral, infeccioso. Eso es lo esencial. Mi dermatólogo, el Dr. Álvarez, me lo explicó así hace unas semanas. No es broma. Me revisó una en el dedo. Un asco.
La cosa es simple: infección viral. Se propaga fácilmente. Se cura sola, a veces. A veces no. Depende.
- Tipo de virus: Papilomavirus humano (HPV)
- Propagación: Contacto directo, superficies contaminadas.
- Tratamiento: Crioterapia, ácido salicílico… lo habitual. A veces, cirugía.
Me dijeron que hay muchos tipos de HPV, algunos con mayor riesgo que otros. Ese detalle no lo recuerdo con precisión, pero prefiero no arriesgarme. Me dio crema. Y me lo repitió. Sin rodeos.
Nota: El Dr. Álvarez trabaja en el Hospital Central de Madrid. 2023. Ya está.
¿Qué hace la sangre de una verruga?
Las verrugas no se transmiten por la sangre. El virus del papiloma humano (VPH), responsable de estas protuberancias cutáneas, no circula en el torrente sanguíneo. Su “hábitat” predilecto es la epidermis, la capa más superficial de la piel. ¿Curioso, no? Un agente infeccioso tan pequeño, confinado a un espacio tan específico. Me recuerda a esos microcosmos que creaba de niño con un frasco de vidrio y un poco de tierra.
- Transmisión por contacto: El contagio se produce por contacto, directo o indirecto. Tocar una verruga y luego tocar otra zona de la piel puede propagar el virus. Pensémoslo bien: un simple roce, casi imperceptible, y sin embargo suficiente para desencadenar una reacción. Ahí reside la magia, o mejor dicho, la biología.
- Objetos contaminados: Las superficies contaminadas también actúan como vectores. Toallas, duchas, incluso el suelo de una piscina pueden albergar el VPH. Yo, por si acaso, siempre llevo mis chanclas. Llámenme maniático, pero la prudencia nunca está de más.
- Autoinoculación: A veces, sin darnos cuenta, nos convertimos en nuestros propios enemigos. Rascarse una verruga y luego tocar otra parte del cuerpo es un ejemplo de autoinoculación. Uno creería que somos más inteligentes, pero nuestro subconsciente a veces nos juega malas pasadas. Es como esa vez que… mejor no lo cuento.
La sangre, un río que no transporta este virus. A pesar de recorrer cada rincón de nuestro organismo, la sangre no participa en la transmisión del VPH. Quizá sea una cuestión de afinidad. Como cuando intentas mezclar agua y aceite. Simplemente, no se llevan bien.
Recuerdo una vez, en la universidad, que… bueno, no viene al caso. La cuestión es que este mito de la sangre y las verrugas es persistente. Es como una leyenda urbana, transmitida de generación en generación. ¿Por qué nos aferramos a estas ideas, incluso cuando la ciencia las desmiente? Un misterio digno de reflexión.
- Tipos de VPH: Existen más de 100 tipos de VPH. Algunos causan verrugas comunes, otros verrugas genitales, e incluso algunos están relacionados con el cáncer.
- Sistema inmunológico: La respuesta de nuestro sistema inmunológico juega un papel crucial. Algunas personas son más susceptibles a la infección que otras. Es como una batalla microscópica, donde la fortaleza de nuestras defensas determina el resultado. Yo, por ejemplo, tengo un sistema inmunológico de hierro. Toco madera.
- Prevención: La higiene es fundamental para prevenir el contagio. Lavarse las manos con frecuencia, evitar el contacto directo con las verrugas y usar calzado en zonas comunes son medidas sencillas pero efectivas.
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