¿Qué puede provocar el exceso de peso?

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El exceso de peso incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y problemas renales, especialmente si se combina con hipertensión, colesterol o triglicéridos altos, y niveles elevados de glucosa en sangre, indicador de diabetes.

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El peso que nos agobia: Descifrando las causas del exceso de peso

El exceso de peso, un problema de salud pública a nivel mundial, no surge de la noche a la mañana. Es la consecuencia de una compleja interacción de factores que, al entrelazarse, inclinan la balanza hacia un desequilibrio energético. Comprender estos factores es crucial para abordar el problema de raíz y promover un estilo de vida saludable. Como sabemos, este exceso incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y problemas renales, especialmente si se combina con hipertensión, colesterol o triglicéridos altos, y niveles elevados de glucosa en sangre, indicador de diabetes. Pero, ¿qué detona este desequilibrio?

Más allá de la simplificación de “comer mucho y moverse poco”, el panorama es mucho más amplio e incluye elementos que van desde la genética hasta el entorno social. Desglosemos algunos de los principales culpables:

Factores biológicos y genéticos:

  • Predisposición genética: Si bien los genes no determinan nuestro destino, sí influyen en la regulación del metabolismo, el apetito y la distribución de la grasa corporal. Algunas personas pueden tener una predisposición genética a ganar peso con mayor facilidad.
  • Desequilibrios hormonales: Alteraciones en hormonas como la leptina (que regula la saciedad) o la grelina (que estimula el apetito) pueden dificultar la regulación del peso corporal. Condiciones como el hipotiroidismo también pueden contribuir al aumento de peso.
  • Microbiota intestinal: La composición de la flora intestinal juega un papel en la absorción de nutrientes y la regulación del metabolismo. Un desequilibrio en esta flora puede contribuir al aumento de peso.

Factores del estilo de vida:

  • Dietas desequilibradas: El consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, ricos en grasas saturadas, azúcares y calorías vacías, junto con una baja ingesta de frutas, verduras y fibra, promueve el aumento de peso.
  • Sedentarismo: La falta de actividad física reduce el gasto calórico y contribuye a la acumulación de grasa. El estilo de vida actual, con trabajos sedentarios y largas horas frente a pantallas, exacerba este problema.
  • Patrones de sueño inadecuados: La falta de sueño o un sueño de mala calidad altera las hormonas que regulan el apetito, aumentando la sensación de hambre y la preferencia por alimentos ricos en calorías.

Factores ambientales y sociales:

  • Entorno obesogénico: Vivir en un entorno con fácil acceso a alimentos poco saludables y con pocas oportunidades para la actividad física dificulta el mantenimiento de un peso saludable.
  • Factores socioeconómicos: El acceso a alimentos frescos y nutritivos puede ser limitado en comunidades con bajos recursos, mientras que la publicidad de alimentos ultraprocesados suele ser más intensa en estas áreas.
  • Factor emocional: El estrés, la ansiedad y la depresión pueden influir en los hábitos alimenticios, llevando a algunas personas a comer en exceso como mecanismo de afrontamiento.

Abordar el exceso de peso requiere una estrategia integral que considere todos estos factores. No se trata solo de dietas restrictivas o de ejercicios extenuantes, sino de adoptar un estilo de vida saludable a largo plazo que incluya una alimentación equilibrada, actividad física regular, un manejo adecuado del estrés y, si es necesario, la búsqueda de apoyo profesional para abordar los factores biológicos y emocionales que contribuyen al problema. Reconocer la complejidad del exceso de peso es el primer paso para combatirlo eficazmente.