¿Qué secreta el duodeno?
El duodeno secreta hormonas como la secretina y la colecistoquinina (CCK) que regulan la secreción pancreática y biliar. Además, produce enzimas intestinales que ayudan a descomponer aún más los alimentos. Su revestimiento libera moco para protegerse del quimo ácido proveniente del estómago.
El duodeno, la puerta de entrada al intestino delgado, juega un papel crucial en la digestión, no solo por ser el escenario donde el quimo ácido proveniente del estómago se encuentra con las secreciones pancreáticas y biliares, sino también por su propia actividad secretora. Más allá de ser un simple conducto, el duodeno es una verdadera central de control hormonal y enzimática que orquesta la digestión y la absorción de nutrientes.
Su mucosa, constantemente bañada por un contenido altamente ácido y rico en nutrientes parcialmente digeridos, secreta una serie de sustancias esenciales para la correcta asimilación de los alimentos. Estas secreciones duodenales pueden dividirse en tres categorías principales:
1. Hormonas reguladoras: El duodeno actúa como un sensor, detectando la composición del quimo que llega del estómago. En respuesta a la presencia de grasas y proteínas, las células enteroendocrinas del duodeno liberan dos hormonas clave:
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Colecistoquinina (CCK): Esta hormona estimula la contracción de la vesícula biliar, liberando bilis al duodeno para emulsionar las grasas y facilitar su digestión. Además, la CCK promueve la secreción de enzimas pancreáticas, potenciando la capacidad digestiva del páncreas. Curiosamente, estudios recientes sugieren que la CCK también podría desempeñar un papel en la regulación de la saciedad, contribuyendo a la sensación de plenitud después de comer.
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Secretina: Ante la llegada del quimo ácido, el duodeno libera secretina, una hormona que induce al páncreas a secretar bicarbonato. Este bicarbonato neutraliza la acidez del quimo, protegiendo la delicada mucosa duodenal y creando el pH óptimo para la acción de las enzimas digestivas. Además, la secretina inhibe la secreción de ácido gástrico, regulando así la velocidad del vaciamiento estomacal.
2. Enzimas intestinales: El duodeno también produce y libera una variedad de enzimas digestivas que contribuyen a la descomposición final de los nutrientes. Estas enzimas, conocidas como enzimas del borde en cepillo, se encuentran ancladas a la membrana de las células epiteliales que revisten el duodeno y actúan directamente sobre los alimentos que pasan a través de él. Algunas de estas enzimas incluyen:
- Disacaridasas: Descomponen los disacáridos (como la sacarosa, la lactosa y la maltosa) en monosacáridos (glucosa, fructosa y galactosa), que pueden ser absorbidos.
- Peptidasas: Continúan la digestión de las proteínas, rompiéndolas en péptidos más pequeños y aminoácidos.
3. Moco protector: La mucosa duodenal está recubierta por una capa de moco viscoso, secretado por las glándulas de Brunner, ubicadas en la submucosa duodenal. Este moco desempeña un papel fundamental en la protección del duodeno frente a la acidez del quimo y a la acción de las enzimas digestivas, previniendo la autodigestión. Además, el moco lubrica el paso del contenido intestinal, facilitando su tránsito hacia el yeyuno.
En resumen, el duodeno, a través de la secreción de hormonas, enzimas y moco, orquesta una compleja sinfonía digestiva, asegurando la eficiente descomposición y absorción de los nutrientes, al tiempo que protege su delicada mucosa de las agresiones del contenido intestinal. Su función, más allá del simple tránsito, lo convierte en una pieza clave para el correcto funcionamiento del sistema digestivo y la salud del organismo.
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