¿Qué síntomas tienes cuando estás mal del hígado graso?

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El hígado graso suele ser asintomático. Si hay daño hepático (cirrosis), puede haber: debilidad, falta de apetito, náuseas, ictericia (piel y ojos amarillos), picazón, hinchazón en piernas/abdomen, confusión y sangrado gastrointestinal.

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¿Qué síntomas tienes cuando estás mal del hígado graso? ¡Ay, qué pregunta tan difícil! Porque la verdad es que, muchas veces, uno no se entera de que tiene hígado graso hasta que ya es demasiado tarde. O eso me pasó a mí, al menos. Recuerdo que me sentía… ¿cansado? Sí, agotado todo el tiempo. Pensaba que era estrés, trabajo, la vida, ¿sabes? Cosas normales. Hasta que un día, ¡pum!, me diagnosticaron hígado graso. Un golpe bajo, la verdad.

El médico me explicó que, a menudo, el hígado graso no da señales. Es como un silencioso enemigo interno, saboteándote desde dentro sin que te des cuenta. Pero si hay daño… ¡ay, Dios mío! Ahí sí que vienen los problemas. Él me habló de debilidad, una debilidad que no es simplemente cansancio, sino un agotamiento profundo, que te deja sin fuerzas hasta para levantarte de la cama. Y la falta de apetito… ¡uff! Yo perdí varios kilos sin darme cuenta, y claro, empecé a preocuparme más.

Luego están las náuseas, que te dejan con ese malestar constante en el estómago, una sensación horrible. Recuerdo a mi tía, ella sí tuvo ictericia… esa piel y ojos amarillos, ¡da mucho miedo! Y la picazón, ¡qué tortura! Ella decía que sentía como si tuviera hormigas por todo el cuerpo, que no podía parar de rascarse. Y la hinchazón en las piernas y el abdomen… ¡terrible! Es como si tu cuerpo se estuviera inflando. A mi tía le pasó, y la verdad es que daba mucha pena verla.

También me comentó el médico que en casos graves, puede haber confusión, como si tu mente estuviera un poco… borrosa. Difícil de explicar, pero te desorientas con facilidad. Y el sangrado gastrointestinal… Ni quiero imaginarlo. Eso sí que es algo serio, de eso sí que me habló, pero afortunadamente, en mi caso no llegó a tanto. A mi me diagnosticaron a tiempo, y con dieta y ejercicio, las cosas han mejorado bastante, aunque sigo con mucho cuidado, claro. Porque una cosa sí que te digo, prevenir es mejor que curar, y creo que eso lo hemos aprendido todos, ¿no? Se calcula que un porcentaje altísimo de la población tiene hígado graso, según leí, ¡casi el 25%! Así que hay que tener ojo.