¿Qué son las AVD y las AIVD?

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Las Actividades de la Vida Diaria (AVD) engloban las tareas básicas de cuidado personal, mientras que las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD) incluyen acciones más complejas que requieren mayor planificación y capacidad cognitiva para la vida independiente en el hogar. Ambas son cruciales para la autonomía personal.

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Más allá de la ducha: Descifrando las AVD y las AIVD para una vida independiente

La autonomía personal es un pilar fundamental de la calidad de vida. Sin embargo, mantenerla requiere la capacidad de realizar una serie de tareas, que se clasifican, para facilitar su evaluación y abordaje terapéutico, en Actividades de la Vida Diaria (AVD) y Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD). Aunque interrelacionadas, presentan diferencias significativas que conviene comprender.

Las Actividades de la Vida Diaria (AVD) representan las tareas más básicas para el cuidado personal, aquellas que se realizan diariamente y que son esenciales para la supervivencia y el bienestar físico. Se centran en el autocuidado y su correcto desempeño indica un nivel de independencia básica. Entre las AVD más comunes se encuentran:

  • Higiene personal: Ducharse, lavarse los dientes, peinarse, afeitarse.
  • Vestirse y desvestirse: Incluiría la correcta selección de la ropa según la ocasión y la capacidad para abrochar botones, cremalleras, etc.
  • Alimentación: Comer de forma independiente, incluyendo el manejo de cubiertos y la preparación de comidas sencillas.
  • Control de esfínteres: La capacidad para controlar la micción y la defecación.
  • Movilidad: Transferencias (sentarse, levantarse, trasladarse de la cama a la silla), deambulación (caminar) y marcha.

Una dificultad en cualquiera de estas AVD puede indicar una necesidad de apoyo o asistencia, impactando significativamente en la autonomía del individuo.

Las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD), por su parte, se diferencian de las AVD por su mayor complejidad y por requerir un nivel cognitivo superior. Son actividades que facilitan la vida independiente en el hogar y la participación social, pero no son estrictamente necesarias para la supervivencia. Su dificultad se relaciona con la planificación, la organización y la gestión de recursos. Ejemplos de AIVD son:

  • Manejo del dinero: Gestionar las finanzas personales, pagar facturas, realizar compras.
  • Preparación de comidas: Cocinar comidas completas, incluyendo la planificación de menús y la compra de ingredientes.
  • Uso del teléfono: Realizar y recibir llamadas, utilizar agendas electrónicas.
  • Uso del transporte: Utilizar el transporte público o privado para desplazarse.
  • Mantenimiento del hogar: Limpiar la casa, lavar la ropa, realizar pequeñas reparaciones.
  • Toma de medicación: Administrarse correctamente la medicación prescrita.
  • Utilización de tecnología: Manejo de dispositivos electrónicos como ordenadores, smartphones, etc.

La pérdida de capacidad para realizar AIVD puede ser un indicador temprano de deterioro cognitivo o físico, a menudo precediendo a la dificultad en las AVD. La evaluación de ambas es crucial en contextos clínicos, gerontológicos y de rehabilitación para determinar el nivel de dependencia, planificar intervenciones adecuadas y promover la máxima autonomía posible. La comprensión de la diferencia entre AVD y AIVD permite un abordaje más preciso y eficaz en la atención a las personas con necesidades de apoyo, optimizando la calidad de vida y fomentando su inclusión social.