¿Qué tipo de preguntas hace un psicólogo?

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Los psicólogos pueden realizar preguntas para comprender tu situación, como: ¿Cuáles son tus objetivos en terapia?, ¿Qué tipo de terapia te parece más adecuada? o ¿Qué te gustaría lograr con el tratamiento? También pueden indagar sobre tus emociones, pensamientos y comportamientos para encontrar la mejor manera de ayudarte.

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Más Allá de “¿Cómo te sientes?”: Descifrando las Preguntas de un Psicólogo

La imagen popular del psicólogo, sentado detrás de un diván escuchando en silencio, es una simplificación excesiva. Si bien la escucha activa es fundamental, la terapia efectiva se basa en una conversación dinámica, guiada por preguntas cuidadosamente elaboradas. Pero, ¿qué tipo de preguntas hace un psicólogo, y qué buscan conseguir con ellas? La respuesta es mucho más compleja que una simple lista.

En lugar de enfocarse en preguntas superficiales como “¿Cómo te sientes?”, un psicólogo experto emplea una estrategia inquisitiva multifacética, adaptada a cada paciente y a sus necesidades específicas. Su objetivo no es simplemente obtener respuestas, sino comprender la complejidad de la experiencia individual, incluyendo el contexto, las emociones, los pensamientos y los comportamientos.

Podemos agrupar las preguntas de un psicólogo en varias categorías, aunque la práctica clínica raramente las sigue de forma lineal:

1. Preguntas sobre la situación actual y la historia personal: Estas preguntas buscan establecer un contexto sólido para comprender el problema. Ejemplos incluyen:

  • Preguntas sobre el problema presentado: “¿Cuál es el motivo de tu consulta?”, “¿Cuándo comenzaron estos síntomas?”, “¿Cómo te afecta esto en tu vida diaria?”, “¿Hay algún evento específico que te haya llevado a buscar ayuda?”. Estas preguntas buscan concretar el motivo de la consulta, su duración e impacto.

  • Preguntas sobre la historia personal: Preguntas sobre la infancia, la familia, las relaciones interpersonales, experiencias traumáticas, etc., son cruciales para comprender las raíces del problema. Sin embargo, el nivel de detalle y la profundidad de estas preguntas dependerá del enfoque terapéutico y del confort del paciente. Se plantearán de forma gradual y respetuosa, evitando la presión.

2. Preguntas que exploran emociones, pensamientos y comportamientos: Aquí el psicólogo busca comprender la experiencia subjetiva del paciente:

  • Preguntas sobre emociones: “¿Qué emociones experimentas en relación a este problema?”, “¿Cómo identificas esas emociones?”, “¿Con qué intensidad las sientes?”. La comprensión de la gama emocional es vital para abordar el problema.

  • Preguntas sobre pensamientos: “¿Qué pensamientos te vienen a la mente cuando…”, “¿Qué te dices a ti mismo en estas situaciones?”, “¿Qué creencias subyacentes podrían estar influyendo en tu comportamiento?”. Se indaga en los patrones de pensamiento que pueden estar contribuyendo al problema.

  • Preguntas sobre comportamientos: “¿Cómo sueles reaccionar ante estas situaciones?”, “¿Qué estrategias has intentado para afrontar el problema?”, “¿Qué consecuencias tienen tus comportamientos?”. Se analizan los comportamientos y su relación con los pensamientos y emociones.

3. Preguntas que exploran objetivos y expectativas: La terapia es un proceso colaborativo. Por ello, el psicólogo busca alinear sus esfuerzos con las metas del paciente:

  • Preguntas sobre objetivos terapéuticos: “¿Cuáles son tus objetivos en terapia?”, “¿Qué esperas lograr con este tratamiento?”, “¿Cómo sabrás que has alcanzado tus objetivos?”. Estas preguntas establecen un rumbo claro para el tratamiento.

  • Preguntas sobre el proceso terapéutico: “¿Qué tipo de terapia te parece más adecuada?”, “¿Cómo te sientes con el ritmo del tratamiento?”, “¿Hay algo que te gustaría cambiar en nuestra forma de trabajar?”. Estas preguntas garantizan la participación activa del paciente y la adaptación del proceso a sus necesidades.

En conclusión, las preguntas de un psicólogo son mucho más que un simple interrogatorio. Son herramientas cuidadosamente seleccionadas para construir una comprensión profunda de la experiencia del paciente, facilitar la exploración personal y guiar el proceso terapéutico hacia el bienestar. La habilidad del psicólogo reside en formular estas preguntas de forma empática y respetuosa, creando un espacio seguro donde el paciente se sienta cómodo explorando sus pensamientos y emociones más íntimos.