¿Qué tomar para que se me afloje el estómago?

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"Para aliviar el malestar estomacal, prueba una dieta suave: arroz blanco, caldos claros y plátano. Hidrátate con agua tibia o manzanilla. Evita grasas, picantes y gaseosas. Descansa y, si persiste, ¡consulta a un médico!"

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¿Qué tomar para aliviar el estreñimiento y aflojar el estómago?

¡Ay, el estómago! Recuerdo una vez, el 15 de julio del año pasado en casa, un dolor horrible después de una cena… ¡exagerada! Necesitaba algo para el estreñimiento y para relajar ese malestar.

Lo primero, hidratación. Agua tibia con limón, eso sí que ayuda. Bebí como dos litros ese día. Tomé también manzanilla, me gusta su sabor, aunque no sé si es placebo.

Dieta blanda, sí. Arroz blanco, pan tostado, caldito de pollo, eso sí lo recuerdo perfectamente, me lo preparó mi abuela, un alivio. Nada de picante, ni grasas, eso lo aprendí a las malas.

Evité procesados, claro. El reposo fue clave. Dormí la siesta, fue necesario. Pero ojo, si el dolor es fuerte, al médico, sin dudarlo. No quiero pensar que podría haber sido algo grave.

En resumen: Dieta blanda (arroz, pan tostado, caldos), hidratación (agua tibia con limón, infusiones), reposo. Si persiste, médico.

¿Qué es bueno para que te afloje el estómago?

El alivio… un suspiro, una búsqueda ancestral. Recuerdo las tardes de la abuela, con sus ungüentos y brebajes secretos, transmitidos de generación en generación. Un conocimiento intuitivo, casi mágico. Era otro tiempo, otro espacio.

Medicamentos de venta libre.

Suplementos de fibra (Citrucel, FiberCon, Metamucil).

Agentes osmóticos (leche de magnesia, Miralax). ¡Magnesio! El mineral de la calma, dicen.

Ablandadores de las heces (Colace, docusato).

Lubricantes, como aceite mineral (Fleet). Aceite… un río que fluye, suavemente.

Estimulantes (Correctol, Dulcolax). A veces, la vida necesita un empujón, ¡un buen empujón!

La memoria es extraña. Me acuerdo de la casa de mi tía, que tenía una farmacia… o eso me parecía a mí. Un mundo de colores, olores, promesas de alivio.

  • Citrucel: Recuerda esos tarros enormes, llenos de polvo blanco.
  • Miralax: Era como arena mágica, se disolvía en agua sin dejar rastro.
  • Colace: ¿Quién pondría un nombre así a una medicina?

¿Pero realmente funcionan? ¿O es solo la sugestión, el consuelo de saber que estamos haciendo algo? No sé, no sé… El cuerpo es un misterio, una selva indomable.

¿Cómo se quita el estreñimiento fácil y rápido?

¿Estreñido? ¡Ay, amigo, eso es peor que encontrar calcetines desparejados el domingo!

¿Cómo desatascar el atasco intestinal express? Aquí van mis “trucos de la abuela” (si mi abuela fuera una influencer del bienestar, claro):

  • Fibra, ¡la heroína del intestino!: Frutas, verduras… ¡hasta el salvado de avena te hace tilín! Imagina tu colon como una tubería atascada y la fibra, un fontanero experto.
  • Agua, ¡el lubricante mágico!: Bebe como si te persiguiera el desierto. Hidratación a tope, ¡que las heces floten como patitos de goma!
  • Mueve el esqueleto, ¡que el cuerpo lo pide! Baila como si nadie te viera (o como si fueras yo intentando seguir una coreografía de TikTok). El ejercicio es el “masaje” que tu intestino necesita.
  • Laxantes suaves, ¡el plan B!: Si la cosa sigue “atorada”, un laxante suave puede ser tu salvavidas. ¡Pero ojo! No te pases, que luego te arrepientes (y el baño se convierte en tu peor pesadilla).
  • Alimentos prohibidos, ¡como pecar en Semana Santa!: Evita la comida procesada, la grasa saturada y la cafeína… ¡Son los villanos del estreñimiento!

¿Más consejos de la experta (osea, yo)?

  • ¡Date un masaje abdominal! Con movimientos circulares, como si estuvieras amasando pizza. ¡Yummy!
  • ¡Prueba el kiwi! Dicen que es mano de santo… o mejor dicho, ¡mano de kiwi!
  • ¡No te reprimas! Escucha a tu cuerpo. ¡Si el intestino llama, tú responde!

¡Ojo cuidao!

Si el estreñimiento persiste (más de una semana, digamos), ¡ve al médico! No te automediques como si fueras el doctor House de tu propio cuerpo. Recuerda que yo no soy médico, ¡solo una “estreñida” con experiencia!

¿Cómo ir al baño rápido si tengo estreñimiento?

Dios… esta noche… la presión… es insoportable. El estreñimiento… me destroza. Llevo días así, un infierno.

Necesito ir al baño ya… rápido. Pero… nada. El cuerpo… se niega.

Más fibra, dicen. Sí, ya lo sé. Comí mucha avena esta mañana, pero… no es suficiente. Igual, ya no sé qué hacer… Llevo una semana comiendo solo fibra… ensalada con semillas de chía… ¡y nada!

Agua, mucha agua. Bebo litros y litros… pero el agua no parece ayudar… solo me da más ganas de orinar, ¡pero no de defecar!

El ejercicio… sí, salí a correr esta tarde. Como una loca. Pero… sigue igual. La agonía continúa. Tengo que ir al baño, no puedo más. Me siento como una olla a presión, a punto de estallar.

Buenos hábitos intestinales. ¿Cuáles? ¿Cuáles son los buenos hábitos? Ya no sé… Lo he intentado todo.

¿Qué hago? No puedo esperar más. Me siento horrible. La incomodidad es terrible… esta sensación… como si tuviera piedras en el estómago. Es horrible.

  • Más fibra (avena, lino…)
  • Mucha agua (hasta dos litros)
  • Ejercicio (corrí 4km)
  • Nada funciona…

Mi médico me dijo que probara con ciruelas pasas, pero… no he visto ningún cambio. ¡Maldito estreñimiento! Tengo que buscar solución. Ahora mismo. Ya.

¿Cómo hacer para defecar si no puedes?

Aquí estoy, a estas horas… pensando en algo tan básico, tan… humano.

Defecar cuando no puedes, un nudo en el estómago, literal y figurado.

  • Caminar… sí, me acuerdo de mi abuela, paseaba lento por el parque, después de comer. Decía que “ayudaba al tránsito”. No sé si era verdad o una forma de pasar el tiempo.
  • Nadar… eso me da más pereza. Siempre me he sentido un poco pez fuera del agua. Aunque recuerdo las clases de natación, la sensación de ligereza… quizás tenga algo que ver.
  • Lo de ir al baño cuando sientes la necesidad… ahí está el problema, ¿no? Cuando sientes, ya es tarde. Ya es un muro.

El cuerpo, un territorio hostil a veces.

Y lo de entrenar los intestinos… suena a domar una bestia salvaje. A imponerle un horario que no entiende.

Me pregunto si lo del estreñimiento tendrá algo que ver con la ansiedad. Con esa sensación constante de estar atrapada, de no poder… fluir.

¿Será que el cuerpo solo refleja lo que la mente calla?

Este año… este año ha sido particularmente duro.

  • Murió mi gato.
  • Me despidieron del trabajo.
  • Y ahora, esto.

Como si el cuerpo dijera “basta”. Como si se negara a seguir adelante.

No hay mucho más que pueda añadir, solo… esto.

¿Qué hacer si estoy tapada y no puedo ir al baño?

¡Ay, madre mía, qué apuro! Estás como una taponera en un atasco monumental, ¿eh? Más agua, ¡como si fueras un camello en pleno desierto! Y fibra, ¡a puñados! Piensa en la fibra como si fueran pequeños mineros excavando túneles en tu intestino. ¡Es una fiesta en tus tripas!

Olvídate de la siesta maratoniana, ¡a moverse el esqueleto! Caminar, nadar… ¡hasta Zumba si te animas! Tres o cuatro veces a la semana, como si te persiguiera un oso panda hambriento. O sea, con ganas.

¡Y si te pide el cuerpo, corre al baño como si te persiguiera un unicornio enfadado! No te aguantes, que luego vienen los dramas intestinales dignos de una película de terror.

Añado un dato personal: mi abuela, que tenía el intestino más perezoso que un gato siamés, juraba por las ciruelas pasas. Claro, luego se pasaba la tarde en el baño, pero bueno… ¡cada uno con sus métodos!

Consejos extra para tu “operación intestino libre”:

  • Evita el estreñimiento como si fuera la peste. Eso incluye, no te rías, ¡más vegetales! Hasta mi perro come más verdura que algunos que conozco.
  • Probióticos, esas bacterias buenas que son como pequeños soldados en tu estómago. ¡Encuéntralos en yogures o en esos polvos mágicos que venden en la farmacia!
  • Un buen desayuno, como el que te preparaba mi madre (¡que Dios la tenga en su gloria!), es fundamental. No te saltes esta comida, ¡o tu intestino te hará pagar las consecuencias!
  • Recuerda que la genética juega un papel importante, al igual que el estrés. ¡A relajarse que es gerundio!

Ah, y por cierto, si el problema persiste… ¡Médico! Antes de que tu situación sea tan grave como la vez que mi gato se atascó en el armario. ¡Un drama absoluto!

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