¿Cómo se les puede llamar a los barcos?

0 ver

Los barcos reciben diversos nombres según su tamaño y función. Se les puede llamar genéricamente bajel, buque, embarcación, nave o navío. Ejemplos específicos incluyen barca, bote, velero, yate, galeón (histórico) y muchos otros, dependiendo de su tipo y propósito.

Comentarios 0 gustos

¿Cómo se les llama a los barcos, verdad? ¡Qué pregunta tan abierta! Me hace pensar en mi abuelo, un hombre curtido por el sol y el salitre, que me contaba historias de su juventud, de cuando trabajaba en un viejo barco pesquero, un… ¿cómo le llamaba él? Un “cascarón”, creo que decía. No era un nombre elegante, ¿no? Pero era su cascarón, su hogar durante meses, su herramienta de trabajo. Ese “cascarón” significaba más que cualquier nombre rimbombante.

Hablando de nombres rimbombantes… ¡Galeón! Suena a aventura, ¿verdad? A piratas, a tesoros, a mares embravecidos. Yo, que siempre he sido un poco soñadora, me imagino navegando en un galeón, aunque ya sé que es solo un sueño. Es que esos nombres, bajel, buque, embarcación, nave, navío… son palabras que resuenan con la historia, con la inmensidad del mar. A veces siento que incluso tienen un peso, un significado casi mágico.

Pero claro, también hay nombres más… sencillos, como barca o bote. Recuerdo cuando era niña, mi padre me llevaba en un pequeño bote de remos a pescar cangrejos. Era un bote pequeño, insignificante quizás, pero para mí era un universo entero. Y ahí estaban, junto a esos nombres grandiosos, los humildes, los cotidianos, los que te hablan de una vida sencilla, pero plena. Un yate, por ejemplo, suena a lujo, a vacaciones de ensueño… y a un precio que seguro no me puedo permitir! Jajajaja.

Hay tantos tipos de barcos, ¿no? Miles, millones seguramente, cada uno con su nombre, su historia, su propia alma. Es como si cada nombre fuera una pequeña pieza de un rompecabezas inmenso, que cuenta la historia de la humanidad y su relación con el mar. Y a veces… me pregunto, ¿qué nombre le pondría yo a mi propio barco, si algún día tuviera uno? ¡Qué difícil decisión!