¿Por qué los barcos no se hunden según Arquimedes?

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Arquímedes explica que los barcos flotan porque, aunque su material es más denso que el agua, desplazan un volumen de agua que pesa más que el barco mismo. El diseño hueco permite contener aire, disminuyendo la densidad promedio y facilitando la flotación.

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¿Por qué los barcos no se hunden? ¡Qué pregunta tan fascinante, verdad?! Recuerdo de niño, observando los barcos enormes en el puerto, pensando… ¿cómo es posible que esas moles de metal no se hundan como una piedra? Parecía magia, ¿no? Y luego, ¡Arquímedes! Como si un superhéroe de la antigüedad me revelara el secreto.

Arquímedes, ese genio, explica que… bueno, es un poco más complejo de lo que parece a primera vista. No es que el barco sea menos denso que el agua en general, ¿entiendes? No. Es que, aunque el acero, la madera, todo lo que lo compone es muchísimo más denso que el agua… ¡el barco desplaza tanta agua! Una cantidad de agua que pesa más que el barco entero. ¡Increíble, no? Es como si el barco le estuviera diciendo al mar: “Mira, aquí te dejo este peso de agua, equivalente a mi propio peso, y a cambio, puedes soportarme”.

Piensa en esto: una vez, estuve en una piscina con un flotador gigante, de esos que parecen inmensos. Era tan grande que parecía que iba a hundirse, ¡y pesaba un montón! Pero no. Flotaba. Era casi lo mismo. Claro que el flotador no era de acero, era mucho menos denso, pero el principio es el mismo. Desplazamiento de agua, la clave de todo. ¿Te das cuenta?

Ese diseño hueco… ¡eso es genial! Porque al meter aire adentro, se reduce la densidad promedio del barco. Es como si le estuviéramos poniendo un poco de “ligereza” al barco. Sabes, como esas pelotas de playa, que son huecas y flotan de maravilla.

¿Y las cifras? Bueno, no voy a marearte con fórmulas, pero el principio de Arquímedes implica calcular el volumen desplazado, la densidad del agua… es una maravilla de la física, un cálculo bastante elegante. Pero, para mí, lo importante es la idea general: el barco, a pesar de su aparente pesadez, encuentra un equilibrio con el agua. Una especie de pacto de no agresión, si quieres. Un pacto que me sigue fascinando a día de hoy. Es, sencillamente, espectacular.