¿Cómo saber si hay que cambiar el termo eléctrico?

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¡Qué rollo cuando el termo falla! A mí me pone de los nervios. Si gotea, adiós suelo. Si salta el diferencial, me da miedo. Y si no calienta... ¡ducha fría! Si ves algo raro, poca agua caliente o nada, o si la luz piloto está apagada, llama a un técnico. No te la juegues con la electricidad, ¡puede ser peligroso! Mejor prevenir que curar (o electrocutarse).

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¡Bufff! ¿A quién no le ha dado un mini-infarto con el termo eléctrico? A mí, más de una vez, te lo juro. Recuerdo una vez, en pleno invierno… ¡imagínate! Ducha lista, entro tan contenta y… ¡agua helada! Casi me da algo. ¿Te ha pasado? Es horrible. El mío, el pobre, empezó goteando poquito, como si llorara. Pensé, bueno, ya lo miraré… ¡Error! Al final, parecía una fuente. Tuve que llamar al técnico a toda prisa, y claro, pasta que voló. Menos mal que no fue peor, porque con la electricidad… ¡ni de broma! Un amigo me contó que a su vecino le saltó el diferencial cada dos por tres por culpa del termo. Al final, casi incendia la casa. Mejor no jugar con fuego, ¿verdad?

Si ves cualquier cosa rara, ya sabes, poca agua caliente, que sale tibia, tibia… o directamente fría (¡pánico!), o si la luz piloto, esa que siempre está encendida, de repente está apagada… ¡Llama a un profesional! En serio, no intentes arreglarlo tú mismo, a no ser que seas electricista, claro. Yo, desde luego, ni me acerco. Me acuerdo que leí por ahí que no sé cuántos accidentes domésticos al año son por temas eléctricos… No me acuerdo de la cifra exacta, pero vamos, que acojona. Y total, por ahorrarte unos euros… No merece la pena, de verdad. Es como lo del dentista… mejor ir cuando duele un poquito que esperar a que la muela te esté matando, ¿no? Pues con el termo, igual. Ante la duda… ¡técnico al canto! Que luego vienen los lamentos… y un buen susto.