¿Cuál es la mejor bombilla para un dormitorio?

¿La mejor bombilla para un dormitorio? ¡Ay, qué pregunta! Me trae tantos recuerdos… Recuerdo mi primer piso, una bombilla fría, blanca, ¡tan impersonal! Parecía una sala de espera de dentista, ¿cómo se supone que uno duerme ahí? Dormir bien es tan importante, ¿verdad? Y la luz, ¡qué influencia tiene!

Para mí, la clave es la calidez. Algo que te envuelva, como una manta suave. Nada de esas luces “de oficina”, frías y brillantes… que te dejan los ojos secos y la mente acelerada. Me quedo mil veces con un tono cálido, alrededor de 2700K, como si fuera la luz del atardecer… esa luz dorada, ¿sabes? Es la luz que me recuerda a las tardes de verano en la playa, con el sol escondiéndose tras el mar… ¡pura magia!

En cuanto a la intensidad, pues… entre 1000 y 2000 lúmenes, más o menos. No necesito una luz que me ciegue, ¿para qué? Pero sí suficiente para leer sin forzar la vista, para poder disfrutar de un buen libro antes de dormir. La otra noche, por ejemplo, leía “Cien años de soledad” con una bombilla así, y fue… ¡perfecto! El ambiente ideal para sumergirme en la historia. Es como crear un pequeño santuario personal, ¿no? Un remanso de paz.

En fin, que para mí, la mejor bombilla es aquella que te ayuda a relajarte, que crea un ambiente acogedor. No es cuestión de números, sino de cómo te sientes. Y, claro, que no te deje con dolor de cabeza al día siguiente. ¡Eso sí que sería un desastre!

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