¿Qué tipo de flor se le regala a una hija?

¿Qué tipo de flor se le regala a una hija? Uf, qué pregunta… A ver, depende, ¿no? De la edad, de su personalidad… ¡De tantas cosas! Pero si tuviera que decir una así, de primeras, me vienen a la mente las margaritas. Sí, esas sencillas, las de toda la vida. ¿Quién no ha jugado a “me quiere, no me quiere” con ellas de pequeño?

Yo recuerdo a mi madre, con su delantal lleno de harina, poniéndome una margarita en el pelo. Y yo, tan contenta, creyéndome una princesa. Es una tontería, lo sé, pero es que… ¡transmiten tanta alegría! Esa sencillez, esa pureza… Me recuerda a la infancia, a esa felicidad sin complicaciones. Supongo que por eso se asocian con el amor maternal, ¿verdad? Ese amor incondicional, puro, como el blanco de sus pétalos.

Además, no son flores carísimas ni ostentosas, son… delicadas. Como nuestras hijas. Un ramo de margaritas es un regalo emotivo, sincero. No necesitas gastarte una fortuna para demostrar cariño, ¿para qué? A veces, las cosas más sencillas son las que más llegan al corazón. Recuerdo que mi hija, cuando era pequeña – tendría unos cinco años – me regaló una margarita que había cogido del parque. Estaba un poco mustia, la pobre, pero para mí era la flor más bonita del mundo. Y lo sigue siendo. La guardé prensada en un libro, como un tesoro.

Claro, si tu hija es más moderna, o ya es una mujer hecha y derecha, quizás prefieras otra flor. Pero para una niña, o para una hija con la que tienes esa conexión especial, creo que las margaritas son… perfectas. Transmiten felicidad, afecto sincero… y un montón de recuerdos bonitos.