¿En qué se diferencia Kanban de Scrum?
Kanban prioriza la eficiencia del flujo de trabajo continuo, visualizando las tareas en un tablero para minimizar el tiempo de entrega. Scrum, en cambio, se centra en entregar incrementos de producto funcionales en iteraciones cortas (sprints) con un alcance definido.
Kanban vs. Scrum: Dos enfoques ágiles, diferentes filosofías
Kanban y Scrum son dos metodologías ágiles populares que, si bien comparten la meta de mejorar la eficiencia y la entrega de valor, difieren significativamente en su enfoque y aplicación. Ambos utilizan tableros visuales para gestionar el trabajo, pero su filosofía subyacente, la forma en que se organiza el trabajo y la cadencia de entrega son distintas. Entender estas diferencias es clave para elegir la metodología que mejor se adapte a las necesidades de cada equipo y proyecto.
Kanban, palabra japonesa que significa “tarjeta visual”, prioriza la optimización del flujo de trabajo continuo. Imagina una línea de producción donde cada tarea es una pieza que avanza por diferentes etapas hasta su finalización. El tablero Kanban, con sus columnas que representan las etapas del proceso, visualiza este flujo, permitiendo identificar y eliminar cuellos de botella para minimizar el tiempo de entrega (lead time). Se centra en la eficiencia y la reducción del desperdicio, limitando el trabajo en progreso (WIP) para evitar la sobrecarga y maximizar el rendimiento. Kanban es flexible y evolutivo, permitiendo introducir cambios en cualquier momento sin la rigidez de iteraciones fijas. No hay roles predefinidos, y las reuniones son menos formales y se realizan según sea necesario.
Scrum, por otro lado, se centra en la entrega iterativa e incremental de valor a través de “sprints”, ciclos cortos de tiempo (generalmente de 2 a 4 semanas) con un alcance definido. Cada sprint comienza con una reunión de planificación donde se selecciona un conjunto de tareas del backlog del producto (lista priorizada de funcionalidades) para ser completadas. El equipo trabaja de forma autónoma durante el sprint, realizando reuniones diarias breves (daily scrums) para sincronizarse y abordar impedimentos. Al final del sprint, se realiza una revisión del sprint para demostrar el incremento de producto funcional y obtener feedback, seguida de una retrospectiva para analizar el proceso y buscar mejoras. Scrum define roles específicos como el Product Owner (responsable del backlog del producto), el Scrum Master (facilitador del proceso) y el Equipo de Desarrollo.
En resumen, Kanban se asemeja a un río que fluye continuamente, adaptándose a los cambios del terreno, mientras que Scrum se asemeja a una serie de carreras cortas y enfocadas con un objetivo claro en cada una. Kanban es ideal para equipos que necesitan flexibilidad y responden a cambios constantes, como en el mantenimiento de software o la atención al cliente. Scrum es más adecuado para proyectos con objetivos bien definidos y la necesidad de entregar incrementos de producto tangibles en plazos regulares, como el desarrollo de nuevas funcionalidades.
Elegir entre Kanban y Scrum no es una cuestión de cuál es “mejor”, sino de cuál se alinea mejor con las necesidades específicas del proyecto y la cultura del equipo. Incluso es posible combinar elementos de ambos enfoques en un híbrido que aproveche las fortalezas de cada uno. Lo fundamental es comprender las diferencias y elegir la metodología que permita optimizar la entrega de valor de la manera más efectiva.
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