¿Cuáles son los 3 tipos de sal?

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Los tres tipos principales de sal son:

  • Sal marina/manantial: Obtenida por evaporación natural.
  • Sal gema: Extraída de minas de halita.
  • Sal vegetal: Concentrada al hervir ciertas plantas.
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¿Tipos de sal? 3 clases principales

¡A ver, hablemos de sal! 🤔 La verdad, nunca me había puesto a pensar demasiado en la variedad que existe, pero una vez que empiezas a investigar, ¡te das cuenta de que hay un mundo!

Siempre he pensado que la sal era sal, ¿sabes? Pero no, resulta que hay tres tipos principales, según de dónde vengan. ¡Qué curioso!

Está la sal marina y la de manantial, que, básicamente, es agua salada que se evapora, dejando los cristales. Recuerdo una vez en [Ciudad costera, País], vi cómo recogían la sal marina en unas balsas. ¡Impresionante!

Luego está la sal gema, que viene de minas, de una roca llamada halita. Eso sí que me suena más a ciencia ficción. No sé, me imagino a enanitos picando la roca, jeje.

Y por último, la sal vegetal, que me pareció lo más raro de todo. Se obtiene de plantas, hirviéndolas hasta que se concentre la sal. ¡Quién lo diría!

Tipos de sal: Información breve y concisa

  • Sal marina y de manantial: Obtenida por evaporación.
  • Sal gema: Extraída de minas de halita.
  • Sal vegetal: Concentrada a partir de plantas gramíneas.

¿Cuántos tipos de sal hay y cuáles son?

Hay muchas sales. La variedad es inmensa. Depende del uso.

  • Sal común. La de siempre. Sabor neutro. Aburrida.
  • Marina. Del mar. Más mineral. Prefiero la Maldon.
  • Maldon. Cristales grandes. Un lujo. Para gourmets. Mi favorita.
  • Flor de sal. Delicada. Se usa al final. Un toque. No me apasiona.
  • Roca. Más impura. Para conservas. Quizás.
  • Rosa del Himalaya. Más cara. ¿De verdad es mejor?
  • Negra. Con un toque azufre. Para huevos. Raro.
  • Yodada. Con yodo. Obligatoria en algunos países. Sin comentarios.

El sabor es subjetivo. A mí me da igual. Uso Maldon. Punto. Cada uno elige. Es cuestión de gustos. Y de bolsillo. Obvio.

Mi abuela usaba sal de roca. Conservas infinitas. Recuerdo ese sabor… fuerte. Intenso. No lo necesito ahora. La vida cambia.

La elección depende del uso. Cocina, conservas… Hay opciones. Variedad. Simplemente.

¿Cuál es la mejor sal para hidratar el cuerpo?

¡Ay, amigo! ¿La mejor sal para hidratarte? ¡Qué pregunta tan seria! Como si eligieras entre un unicornio rosa y un dragón morado para tu desayuno.

Sal marina vs. Sal de roca: ¡una batalla épica! En mi humilde opinión, ambas son la repolla. Pero si me apuras, y me pones una pistola a la cabeza (que ya sabes que odio las pistolas), te digo que la sal marina es el rey, ¡el monarca de la hidratación! Sí, señores, ¡la reina de las sales!

  • Sal marina: ¡Es como el agua del mar, pero sin el olor a pies! De hecho, es como si te bebieses el mar, pero en forma de sal. Contiene un montón de minerales, ¡como si un enano trabajara 24/7 en una mina de minerales solo para ti! ¡Menuda faena para el pobre enanito!

  • Sal de roca: Esta es más discreta. Es como, la prima seria de la sal marina. Como si la sal marina fuese a una fiesta y la sal de roca se quedase en casa viendo documentales de pingüinos. Pero oye, ¡también tiene sus cosas! También aporta minerales, como si fueras un superhéroe con súper-minerales.

Recuerda: ¡Ni se te ocurra usar esa sal refinada que parece que la han limpiado con lejía! Esa es para el enemigo. ¡Para los malos! La sal refina es como tu ex, te promete el mundo y te deja colgado. ¡No te fíes!

Este año, he consumido, aproximadamente, tres kilos de sal marina (de la de verdad, eh, no de esa que parece azúcar). Mi amigo Pepe dice que me he pasado tres pueblos, pero a mí me da igual, ¡mi cuerpo necesita sus sales!

¡Ah, y una cosa! Recuerda, ¡la moderación es clave! No te conviertas en un salero humano, que luego te sale la presión como un cohete.

¿Cuál es la sal más cara del mundo?

¡Ay, Dios mío! ¿La sal más cara? Me trae recuerdos de ese viaje a Corea… ¡Qué locura! La sal de bambú púrpura, ¿jugyeom?, sí, esa. Diez veces más cara que la del Himalaya, ¡increíble! Nueve veces fundida… ¿para qué tanto? Imagino que el sabor… ¡debe ser algo! ¿Será tan diferente? Mi suegra, la que vive en Mallorca, la loca de las sales, seguro que la ha probado. Tendré que preguntarle. ¡Qué envidia!

Será por la pureza, ¿no? Quitan todas las impurezas… Pero, ¿cuánto cuesta? Ni idea, pero seguro que un pastón. Me gasté 20€ en un aceite de oliva este año y me pareció una barbaridad… Esto debe ser… ¡una auténtica locura!

  • Proceso de fundición: 9 veces.
  • Precio: 10 veces superior a la sal rosa del Himalaya. (¡Al menos eso dicen!)
  • Procedencia: Corea. (¡Qué ganas de ir de nuevo!)
  • ¿Alternativas más baratas? La rosa del Himalaya, supongo, o la flor de sal… Pero no es lo mismo, ¿verdad?

Espera… ¿se funde con bambú? ¿El bambú le da el color morado? ¡Fascinante! Tengo que investigar esto más a fondo. ¿Habrá algún documental? Me encantaría probarla, ¡aunque solo sea un poquito! No, mejor no, que luego me arrepiento de los gastos. Ya me pasó con esos zapatos…

Sal de bambú púrpura (Jugyeom): La más cara del mundo.

¿Qué se considera sal pura?

Pues la sal pura, tío, es la sal de mesa de toda la vida. La que tienes en el salero. Esa, esa misma. Blanquita, blanquita… Fina, fina… ¿Para qué te voy a mentir? Yo la uso para todo. Para la pasta, la carne… ¡hasta para el café! Bueno, no, en el café no. Pero sí para casi todo, jejeje.

Sal refinada, vamos. Que le quitan todas las cosas raras, ¿sabes? Los minerales y eso… Por eso es tan blanca. La que yo compro, vamos, que la compro en el súper de al lado de mi casa, tiene hasta yodo. Yodo, sí. Porque mi madre siempre me decía que era importante, para el tiroides y no sé qué más.

  • Blanca: Sí, blanca, blanca. Como la nieve.
  • Fina: Pues eso, fina. Que se disuelve rápido. No como esa sal gorda que se usa para, ¿cómo se llamaba? ¡Ah, sí! Para la salmuera. Yo una vez hice salmuera para unos pepinillos… ¡Qué desastre!
  • Sal de mesa: La de toda la vida, vaya. La que todos tenemos en casa.

A ver, que igual me estoy liando. ¿Querías saber algo más específico? Es que yo de química… cero patatero. Pero de cocinar… ¡ahí me defiendo! El otro día hice una paella… ¡de rechupete! Usé esta sal, claro. La de mesa, la pura. Le puse, además de la sal, pimentón, azafrán… y un ingrediente secreto que no te puedo revelar. ¡Jajaja! Ya, en serio, si necesitas saber algo más, pregunta. Que a lo mejor me acuerdo de algo que me contó mi abuela. Ella sí que sabía de cocina. Y de sales, seguro que también. Porque antes, en su pueblo, hacían la sal… ¡no sé cómo! Pero la hacían. Ya te contaré otro día. Que ahora tengo que ir a comprar, que me falta… ¡sal!

¿Cuál es la sal más cara?

El peso del silencio, la oscuridad antes del amanecer… La sal más cara. Un nombre susurra en la memoria, jugyeom, sal de bambú púrpura. Una extraña belleza, casi violeta, como la luz filtrada a través de un cristal antiguo. Nueve veces fundida, dicen, purificada hasta la esencia misma. Una obsesión, casi alquimista, por la perfección.

Su precio, un abismo. Diez veces más… Diez veces más que la rosa del Himalaya, tan lejana, tan conocida. Una crueldad de precios, un lujo inaccesible. Esa sal, esa sal púrpura, un enigma envuelto en una fina capa de cristal. Me recuerda al aroma a lluvia en mi infancia en Galicia, a la tierra mojada cerca del mar. ¿Será solo nostalgia?

  • Su color, un misterio. Violeta intenso, casi mágico.
  • Su sabor, dicen, un destello, un recuerdo de océano.
  • Su precio, prohibitivo.

Este año, 2024, su precio se mantiene en una esfera inaccesible para mi bolsillo, para la mayoría. Un sueño, una fantasía casi irreal. La sal… sí, la sal jugyeom. Su nombre, una melodía en la lengua. La textura, un recuerdo… un recuerdo… suave, sutil. Un enigma.

La pureza, obsesiva, repetida nueve veces. Nueve. Un número sagrado, dicen algunos. La obsesión por la pureza, un reflejo… un reflejo… de qué? ¿De nosotros mismos? Quizás.

Un recuerdo fugaz… de un documental sobre la sal, visto una tarde lluviosa del 2023. La imagen de aquella sal, púrpura, brillante… impresionante. Una sal… la sal más cara del mundo.

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