¿Qué es el esfuerzo?
Uf, para mí, el esfuerzo es mucho más que enfrentar dificultades. Es una sensación agridulce, ¿sabes? Es esa frustración de querer algo con todo tu ser y saber que el camino será duro, que dolerá. Pero también es esa chispa de esperanza, esa pequeña voz que te dice ¡tú puedes!. Es abrazar la perseverancia no porque sea una obligación, sino porque te quema dentro la necesidad de alcanzar esa meta que tanto anhelas. ¡Es pura pasión!
¿Qué es el esfuerzo? Uf, qué pregunta… Me pone a pensar, ¿verdad? Porque para mí, no es solo sudar la gota gorda, ni apretar los dientes ante un problema. Es… complicado. Es una mezcla rara, agridulce, como un café muy fuerte con un toque de miel. Sabes esa sensación, ¿no? La de querer algo con todas tus fuerzas, con esa necesidad que te aprieta el pecho, como cuando tenía dieciséis años y quería a morir entrar en el equipo de natación. Recuerdo el madrugón cada día, el agua helada que me cortaba la respiración, el dolor en los músculos… ¡qué dolor! Y aun así… aún así, seguía.
Porque el esfuerzo… es también esa pequeña, insistente vocecita que te susurra al oído: “¡tú puedes!”. Es una chispa, una llama que se enciende dentro, una locura hermosa que te impulsa. No es una obligación, no. ¡Para nada! Es más bien… una necesidad visceral. Como esa vez que intenté escribir mi primera novela, y me pasaba horas y horas frente al ordenador, con los dedos doloridos y la cabeza a punto de explotar. Me decía que era una tontería, que nunca lo lograría, que era mejor rendirme… pero algo, una fuerza extraña, me empujaba a seguir. Al final, la terminé, aunque era una castaña, ¡qué desastre!, pero la terminé.
Es perseverancia, sí, pero no esa perseverancia aburrida y obligada. Es algo más profundo, más… pasional. Dicen que solo el 10% de la gente llega a alcanzar sus metas, o algo así, lo leí por ahí. Y pensé, ¡bah!, esas estadísticas son solo números fríos. El esfuerzo no se mide en porcentajes, ¿o sí? Se mide en la satisfacción de haberlo intentado con todo, con las uñas, con el alma. Se mide en esa sensación, esa mezcla única de cansancio y orgullo… ese sabor agridulce que te deja un buen esfuerzo, ¿sabes? Ese sabor que, a pesar de todo, te da ganas de volver a intentarlo. Porque… ¿quién sabe lo que nos espera en el siguiente desafío?
#Esfuerzo Fisico#Esfuerzo Mental#Trabajo DuroComentar la respuesta:
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