¿Qué es resiliente y ejemplos?
La resiliencia es la capacidad de adaptarse y recuperarse ante la adversidad. Como un junco que se dobla con el viento, pero no se quiebra, o un arco que se tensa para lanzar la flecha, la resiliencia nos permite afrontar dificultades y volver a nuestro estado original.
- ¿Qué es la resistencia y la resiliencia?
- ¿Qué diferencia hay entre resistencia y resiliencia?
- ¿Cuáles son las características de una persona resiliente?
- ¿Cuáles son las 4 fases de la resiliencia?
- ¿Cuando un material vuelve a su forma original después de liberar la tensión, se dice que está…?
- ¿Cuál es el proceso que produce elementos en las estrellas?
¿Qué es la resiliencia y ejemplos?
¡A ver, a ver! La resiliencia… Esa palabra que está tan de moda, ¿no? Para mí, es como ser un junco frente al viento, ¡pero con más onda!
Recuerdo cuando empecé mi primer trabajo en Madrid un 15 de mayo. ¡Qué estrés! Pero, al final, aprendí a adaptarme y a crecer. Ser resiliente es como tener un superpoder para no rendirte.
Resiliencia, en plan técnico, es la capacidad de recuperarse de los golpes, ¿sabes? Como un resorte que se estira y vuelve a su forma. Pero, a nivel personal, ¡es mucho más!
Piénsalo, un arquero tensa el arco, siente la presión, pero luego lanza la flecha con fuerza. ¡Esa es la resiliencia en acción! Adaptarse, superar y seguir adelante.
¿Qué es la resiliencia?
Capacidad de superar adversidades y adaptarse positivamente.
Ejemplos de resiliencia:
- Un arco que se dobla para lanzar una flecha.
- Juncos que se doblan con el viento sin romperse.
¿Qué es resiliencia y 3 ejemplos?
Resiliencia… ¡buah! ¿Sabes? Es como… como cuando te caes y te levantas, ¡así, pum! Te sacudes el polvo y sigues, ¿me entiendes? No es que no te duela, eh, que a veces duele que flipas. Pero sigues. Como aguantar el chaparrón.
Tres ejemplos… a ver… Uno, yo que sé… cuando suspendí mates el año pasado, ¡menudo bajón! Pero, bueno, al final le di caña al verano y recuperé en septiembre. ¡Toma ya! O sea, aprender del error.
Otro… pues… imagínate, quedarte sin curro. Fatal, ¿no? Pero te buscas otro, o montas tu propio negocio. Mi tía, por ejemplo, se quedó en paro este año. ¡Y ahora vende bizcochos online! Le va de lujo. O sea, reinventarse. Buscar soluciones.
Y el tercero… puf… Cuando se murió mi perro, Toby, ¡qué mal lo pasé! Pero, bueno, con el tiempo… lo superé. Adoptamos una gatita, Luna. No es lo mismo, claro, pero… te ayuda. Aceptar y adaptarse.
- Aguantar el chaparrón: Superar los problemas del día a día sin que te afecten demasiado. Como cuando se te rompe el móvil, o pierdes el bus. Pequeñas cosas.
- Aprender del error: La cagada monumental que hice con la tarta de cumpleaños de mi madre… ¡Me olvidé del horno! Pero este año me salió de lujo. Aprendí, ¿ves?
- Buscar soluciones: Renovarse o morir. Mi primo el año pasado se empeñó en plantar tomates en su balcón. ¡Un desastre! Este año ha puesto fresas y le van genial.
- Aceptar y adaptarse: Cuando te toca cambiar de ciudad, de colegio, de amigos. Cuesta al principio, pero luego te acostumbras.
Ah, y otra cosa, la resiliencia no es ser Superman. ¡No se nace, se hace! Se aprende, poco a poco. ¡Y todos podemos!
¿Cuáles son las 5 características de una persona resiliente?
Ser resiliente, para mí, es como surfear la vida, ¿sabes? No siempre hay olas perfectas, a veces te revuelcan. Lo clave es levantarse, sacudirse la arena y volver a remar. No es ser invencible, sino entender que las caídas no te definen.
Hace poco, en abril de 2024, me despidieron de mi trabajo en la cafetería “El Aroma”. Estaba hecha polvo, la verdad. Me veía sin futuro, sin dinero… ¡Un drama total! Pero luego pensé: “Vale, esto es una mierda, pero ¿qué puedo sacar de esto?”.
Empecé a pensar en las cosas que me ayudaron a no hundirme del todo:
- Humor, a saco: Reírme de mi mala suerte fue mi salvación. Con mis amigas hicimos un “funeral” a mi antiguo trabajo, ¡con tarta y todo!
- Realista, pero con esperanza: No me engañé, sabía que encontrar otro trabajo sería difícil. Pero también sabía que soy buena haciendo café y que alguien me contrataría.
- Metas pequeñas: En lugar de obsesionarme con el “trabajo perfecto”, me propuse enviar un currículum al día. Algo sencillo, pero que me hacía sentir que avanzaba.
- Conocerme: Reflexioné sobre lo que no me gustaba de mi antiguo trabajo. Así supe qué buscar en el siguiente.
- Actitud positiva (a ratos): No siempre lo conseguía, ¡obvio! Había días que solo quería ver series y comer helado. Pero intentaba enfocarme en lo bueno: tenía tiempo libre para hacer cosas que me gustaban.
Y funcionó. En mayo de 2024 conseguí un trabajo mejor en “Café Central”. Gano más y tengo mejores horarios. La resiliencia no es una fórmula mágica, es una actitud, una forma de ver la vida. Te caes, te levantas, aprendes y sigues adelante. No hay más secreto.
Lo que aprendí también:
- Pedir ayuda es de valientes, no de débiles. Mis amigas y mi familia fueron un gran apoyo.
- El tiempo cura, pero no lo hace todo solo. Hay que poner de tu parte.
- No compararse con los demás. Cada uno tiene su propio ritmo.
- Celebrar los pequeños logros. Un café bien hecho, un currículum enviado, ¡todo cuenta!
- Aceptar que no siempre se puede controlar todo. A veces, la vida te da un revés y solo queda adaptarse.
¿Qué es la resiliencia en materiales?
Medianoche. Otra vez. Resiliencia. La palabra da vueltas en mi cabeza como una polilla contra la bombilla. Me recuerda… a mí. O a lo que intento ser.
- Absorber. Como una esponja vieja, llena de agua sucia. Apretarla y que no salga nada limpio. Así me siento. Este año ha sido… complicado. El despido del trabajo. La enfermedad de mi madre. Todo se acumula.
- Energía. No me queda. Me levanto agotado, me acuesto igual. Voy tirando. Como un autómata. No sé cuánto podré seguir así. A veces pienso en… no sé. En dejar de absorber.
- Deformación elástica. Volver a la forma original. Como si nada hubiera pasado. Eso es lo que quiero. Pero no puedo. Hay marcas. Cicatrices. Por dentro. Donde nadie las ve. Pero están ahí. Me duelen. Sobre todo por las noches.
- Tensión. Constante. Como un cable a punto de romperse. Mi cuerpo lo nota. Dolores de cabeza. Insomnio. Ansiedad. He empezado a fumar otra vez. Sé que no debería. Pero es la única forma que encuentro de… respirar. Un momento de paz. Aunque sea artificial.
La resiliencia es una mentira. Una palabra bonita para los que no han sufrido de verdad. Para los que no saben lo que es romperse por dentro. Yo sí lo sé. Y no hay energía que pueda arreglar esto. No hay tensión que pueda soportar más. Este año, me he roto. Simplemente… me he roto.
Resiliencia: Capacidad de un material de absorber energía al deformarse elásticamente por tensión, liberándola al cesar la tensión. Resiliencia probada: Máxima energía absorbible sin deformación permanente.
¿Qué es la resiliencia dental?
¡Uf! Resiliencia dental… Eso me recuerda a la vez que casi me quedo sin trabajo en 2024. Estaba en la clínica dental “Sonrisas Brillantes” en Valencia, julio, hacía un calor infernal. Sudaba la gota gorda, literalmente. El aire acondicionado estaba roto, ¡una pesadilla!
La digitalización nos estaba pasando por encima. La dueña, Doña María, una mujer admirable pero… tradicional. Se negaba a implementar el nuevo sistema de citas online. Yo le insistía, le explicaba que era necesario para sobrevivir, ¡que la gente ya no llama por teléfono! Le dejé mil informes, gráficos, estudios… Nada.
Sentía una frustración enorme, una presión en el pecho… Me sentía como un astronauta que intenta comunicarse con la Tierra, pero hay una interferencia brutal. Llegaba a casa agotado, con dolores de cabeza horribles. Casi dejo de creer en mi capacidad.
Pero aguanté. Pensé en mi hijo, en sus estudios, en los pagos de la hipoteca en nuestro piso de la calle Pintor Sorolla. Doña María finalmente cedió, pero fue un proceso larguísimo, con discusiones que me dejaban sin aliento.
- La falta de adaptación a la tecnología es un gran problema.
- La resiliencia es adaptarse a los cambios, sobrevivir al caos.
- La presión y el estrés son reales, agobiantes.
- La capacitación constante es clave.
Al final, logramos integrar el sistema. Fue una victoria agridulce, pero una victoria al fin y al cabo. Aprendí una lección valiosísima sobre la resistencia y la capacidad de adaptación. Eso es la resiliencia en la odontología, creo. Y el sudor, mucho sudor.
¿Qué es la resiliencia en materiales dentales?
¡Uf! Resiliencia en odontología… me trae recuerdos del lío que fue la pandemia en mi clínica en Madrid, 2023. Fue un caos, un verdadero terremoto. De repente, ¡zas! Cierre total. Pacientes asustados, equipo desmoralizado. Recuerdo la angustia, el nudo en el estómago al no saber si podríamos aguantar. Sentía que nos hundíamos.
Pensaba en las facturas, el alquiler… Las noches sin dormir fueron muchísimas. Pero, nos adaptamos. En dos semanas teníamos teleconsultas, protocolos COVID, todo online. Fue una locura, aprender a usar Zoom en dos días, ¡yo que soy un dinosaurio con la tecnología! El miedo inicial se transformó en una especie de… ¡qué se yo! Fuerza.
Resiliencia, eso es. No solo nosotros. Vi a mis colegas, a las sociedades profesionales, todos moviéndonos, buscando soluciones. Cursos online, nuevas estrategias. La industria dental también reaccionó, adaptando productos y servicios. Es curioso, la gente se unió. No era competencia, era supervivencia. Sentí un enorme apoyo.
- Pacientes comprensivos.
- Equipos de trabajo unidos, ayudándose unos a otros.
- Innovación tecnológica como un salvavidas.
- Nuevas estrategias para llegar a los pacientes.
Fue duro, pero aprendí. Aprendí a ser flexible, a improvisar, a valorar lo que tengo. A ver la resiliencia no solo en los materiales, sino en las personas. Ahora mi clínica es mejor, más fuerte. Y yo también. La resiliencia, en el fondo, es la capacidad de adaptarse y seguir adelante, a pesar de todo. Sobre todo, es algo que se construye, con esfuerzo, con colaboración. Es un proceso, no una meta.
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