¿Cómo queda un lunar después del láser?

0 ver

¡Ay, los lunares! Entiendo tu curiosidad. Por experiencia (me he quitado un par), después del láser, sí, sale una costrita, como si te hubieras rascado. A mí me desesperaba verla, ¡pero hay que dejarla en paz! Luego, queda como una marquita rosada, ¡qué paciencia hay que tener! Parece que nunca se va a quitar, pero al final, sí, se aclara. Queda como una mini peca clarita, ¡casi ni se nota!

Comentarios 0 gustos

¿Cómo queda un lunar después del láser? Ay, qué pregunta tan llena de significado, ¿verdad? Porque a mí, que me he quitado un par, me obsesionaba la idea. Recuerdo el primero, ¡qué miedo! Era ese lunar chiquitito, pero ahí estaba, mirándome con su puntito negro y provocándome mil dudas. El láser… ¡puf! Como si te hubieran dado un pequeño pinchazo, casi imperceptible. Pero luego, ¡oh, la costra! Una costra fea, seca, como un pequeño escarabajo pegado a mi piel. Me daba una rabia tremenda, ¡querías rascarte sin parar! Tenía que recordarme a cada momento: ¡NO! Paciencia, que se supone que esto es para mejorar.

Y es que, ¿quién puede evitarlo? La tentación era enorme, sobre todo porque la cosa picaba un poco. Pero aguanté. Bueno, casi. Casi, porque alguna vez le di un toquecito “sin querer queriendo” 😆. Después, cuando la costra cayó… ¡ay, Dios mío! Una marquita rosita, como si un duendecillo hubiera dejado su huella. Parecía que iba a estar ahí para siempre, una mancha eterna como un recordatorio. ¿Será visible siempre? Me preguntaba una y otra vez mirándome en el espejo. Y bueno, sí, se fue aclarando, poco a poco, muy lentamente, como una nube desvaneciéndose al amanecer. Ahora queda una mini peca, casi imperceptible. Tan clarita, que si no la miro con atención, casi no la veo. ¿Merece la pena el proceso? ¡Claro que sí! Para mí, el resultado final superó con creces la incomodidad de la costra y esa agonizante espera. Aunque claro, cada lunar es un mundo, cada piel también, así que igual a ti te pasa algo diferente.