¿Cómo volver al color natural de la piel quemada por el sol?

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¡Ay, esa piel quemada! Me da mucha rabia ver cómo el sol nos deja esas marcas. La exfoliación suave, sí, es clave, pero no lo veas como una solución mágica. Piensa en ello como una ayuda para que tu piel se renueve, para que esa capa de piel tostada se vaya desprendiendo poco a poco. ¡Paciencia! No te exfolies a diario, podrías irritarla más. Una vez a la semana, con suavidad, y verás cómo, con el tiempo, tu tono natural vuelve a brillar. Y por favor, ¡mucho protector solar a partir de ahora!

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¡Ay, esa piel quemada por el sol! ¿Quién no ha pasado por eso? Recuerdo ese verano en la playa, creída que era invencible, sin protección solar… ¡qué tonta! Me pasé toda una semana con la piel como un tomate, ¡qué horror! Y la sensación de tirantez… ufff, ni te cuento. Aún me da un poco de repelús recordarlo.

¿Cómo volver al color natural después de semejante desastre? Pues mira, no hay milagros, ¿eh? No esperes que mañana te despiertes con tu tono de piel de siempre, como si nada hubiera pasado. La exfoliación suave ayuda, sí, es como si le dieras una pequeña ayuda a tu piel para que se deshaga de esa capa superior, la que está toda quemada y oscura. Yo uso un exfoliante suavecito, una vez por semana, no más. Si lo haces todos los días, te lo aseguro, ¡lo único que conseguirás será irritarte más la piel! Y eso, claro, peor lo hará todo.

Piensa en ello como un proceso, un poco lento, pero necesario. Como cuando plantaste esa planta que tanto querías y que parecía seca, ¿te acuerdas? Pues igual, con paciencia y cuidado, fue recuperando su verde natural, ¿verdad? Así es con la piel. Con el tiempo, poco a poco, verás como tu tono natural empieza a volver. No te desesperes si no ves cambios de un día para otro, ¡sé paciente!. Y, sobre todo, por favor, ¡protector solar! No te olvides del protector solar, ¡ni en invierno!, porque el sol está ahí, aunque no lo veas. Ya aprendí la lección a base de sufrir… y creo que esa es la mejor manera de aprender, ¿no?