¿Cuál es el mejor horario para tomar el sol?

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Uf, a mí me encanta tomar el sol, pero con cabeza. Ese horario de 6 a 11, aunque dicen que es menos intenso, me parece un poco restrictivo. Prefiero madrugar un poco y aprovechar la mañana, hasta las 10 quizás, cuando el sol es suavecito y no te achicharra. Después, ni pensarlo ¡el sol del mediodía es un peligro! Para mí, la clave es la protección solar, independientemente de la hora. ¡Y disfrutar del bronceado sin riesgos!

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¡Ay, el sol! Qué delicia, ¿verdad? A mí me fascina sentir el calorcito en la piel, pero claro, ya no soy una jovencita y una tiene que ser prudente. Siempre me pregunto… ¿cuál será el mejor momento para disfrutar de ese sol sin terminar pareciéndome a una pasa?

He leído por ahí que de 6 a 11 de la mañana es ideal. Hmm, a ver, no suena mal, menos intensidad y tal… pero sinceramente, ¡me parece un poco madrugón! Y luego, tantas horas, ¿no te aburres? Yo prefiero levantarme con calma, quizás sobre las 8, y aprovechar la mañana hasta las 10 más o menos. Ahí, el sol está… ¿cómo decirlo?… mimoso. No te quema, te acaricia.

Después de las 10, ¡uff!, ni se me ocurre. Recuerdo una vez en la playa, pensando que a las 12 “no era tan fuerte” (¡inocente de mí!), me quedé dormida una media hora. ¡Madre mía! Parecía un tomate cherry. Y las quemaduras… ¡horrorosas! Nunca más.

Dicen que el sol del mediodía es un peligro, y yo les creo. Aunque, pensándolo bien… ¿no será también un poco peligroso si no te proteges bien a las 8 de la mañana?

Para mí, la clave es la protección solar, ¡siempre! Factor 50, y a reaplicar cada dos horas, religiosamente. No importa si son las 7 de la mañana o las 4 de la tarde. Y, por supuesto, evitar las horas centrales del día como la peste.

Una amiga mía, dermatóloga, me contó que la exposición solar acumulada a lo largo de la vida es lo que realmente nos pasa factura. Así que, chicas y chicos, ¡a protegernos! Queremos un bronceado bonito, sí, pero también queremos una piel sana, ¿no?

En resumen: solcito sí, ¡pero con cabeza! Madrugar un poquito, crema protectora a tope y disfrutar del bronceado sin riesgos. ¿No os parece un buen plan? A mí sí, ¡y mucho!