¿Cómo se llama al movimiento de tierra?

¿Cómo se llama ese baile gigante que la Tierra hace alrededor del sol? ¿Traslación? ¡Qué palabra tan seria para algo tan… impresionante! A veces me quedo mirando el cielo, ¿sabes?, y pienso en ese viaje incesante, en nuestra Tierra girando sin parar, como una peonza cósmica, durante… ¡365 días! Casi un año entero. ¡Uf! Es una barbaridad, ¿no?

Recuerdo cuando era niña, mi abuelo, que sabía un montón de cosas de estrellas y constelaciones –un verdadero sabio, aunque a veces se olvidaba donde dejaba las gafas– me explicó todo esto. Me dibujó un círculo un poco achatado, una elipse, me dijo que era la órbita, y yo, ¡claro!, me imaginé a la Tierra dando vueltas como una hormiguita en un plato gigante. ¡Qué bonito recuerdo!

Y pensar que, mientras nosotros estamos aquí, preocupándonos por cosas tan pequeñas – si me quedará café para mañana, o si logré enviar ese email a tiempo – ¡la Tierra está realizando este viaje monumental alrededor del sol! Es… abrumador, ¿verdad? Casi te hace sentir insignificante, pero de una forma bonita, una forma que te hace sentir parte de algo mucho más grande. Como una pequeña mota de polvo en un universo inmenso, pero una mota de polvo que, oye, ¡también se mueve! ¡Gira, baila, viaja! Y eso, eso sí que es algo especial.

Claro, 365 días… a veces se me hace eterno, y otras, ¡vuela! ¡Como si fuera ayer que empezó el año! Y todo gracias a la traslación, ¿quién lo iba a decir?