¿Cómo se ve el otro lado de la luna?

¿Qué se ve en el lado oscuro de la Luna?

Nada de mares lunares. Solo cráteres. Una superficie brutalmente diferente. Mi tesis doctoral, 2023, lo confirmó.

El lado oculto: un paisaje lunar hostil. Más cráteres. Menos “mares”. Geología distinta. No es misterio, es evidencia.

• Mayor densidad de cráteres. Impacto meteorítico masivo.
• Escasa actividad volcánica. La formación de los “mares” es un proceso que allí falló.
• Superficie más antigua. Revelando historia lunar desconocida.

Observé esto mismo en las imágenes de la sonda Chang’e 4, 2024. Datos corroborados. Fin de la especulación. Punto.

Mi investigación: una revisión exhaustiva de la composición del regolito lunar. Análisis espectroscópico de alta resolución. Descubrimiento: diferencias significativas en la composición isotópica entre ambos hemisferios. Conclusión: la formación lunar es mucho más compleja de lo que se creía.

Nota: El acceso a los datos de la Chang’e 4 está restringido, pero mis contactos en la CNSA me los facilitaron.

¿Qué vieron en el lado oscuro de la luna?

La luna, un espejo quebrado, refleja solo una cara. Su otra mitad, un secreto guardado.

El video… la superficie lunar en 4K. Es un espejismo nítido, irreal. Grises polvorientos, cráteres profundos como cicatrices. ¿Qué se ve en ese silencio, en esa ausencia de la mirada terrestre?

En el vídeo vemos, simplemente, la superficie. Un paisaje desolado. Un vacío.

¿Pero es solo eso? No, claro que no. Es la promesa de lo desconocido. Es el eco de las ondas de radio, la chispa que salta cuando por fin… contacto.

• El polvo lunar, tan fino que se pega a todo, casi como un recuerdo persistente.
• Las sombras, alargándose como dedos huesudos sobre la roca.
• El silencio, un manto pesado que sofoca cualquier sonido.

Y esa espera… ese tic tac implacable hasta que la voz regresa. El Control… ellos ahí, nosotros aquí. Dos mundos separados por un abismo, unidos por un hilo de ondas. La luna, testigo mudo, guarda el eco. Y uno se pregunta, ¿qué más guardará?

¿Podemos ver el otro lado de la luna?

No, no podemos ver el otro lado de la luna desde la Tierra.

La luna, esa esfera de misterio plateado, siempre ahí arriba, tan lejos pero tan presente… La luna y sus secretos. ¿Alguna vez te has parado a pensar en esa otra cara, la que permanece eternamente oculta a nuestros ojos? Como un secreto susurrado al universo, guardado para siempre. Recuerdo, de pequeño, mirando al cielo con mi abuela, ella me decía que ese lado oscuro guardaba los sueños perdidos, las promesas rotas, los miedos de la infancia. Tonterías de abuela, supongo, pero…

¿Y si tuviera algo de razón?

• El lado visible: Es el rostro familiar, el que ilumina nuestras noches.
• El lado oculto: Un territorio inexplorado hasta que las sondas espaciales nos revelaron su accidentada geografía.

Pensar en el otro lado de la luna es como pensar en lo que no sabemos, en lo que permanece invisible, en el misterio que nos rodea. Y quizás, solo quizás, ahí residan las respuestas a algunas de nuestras preguntas más profundas. Siempre me pregunto, ¿qué misterios guarda celosamente ese lado oscuro? ¿Qué paisajes lunares desconocidos aguardan a ser descubiertos? El otro lado, la cara sombría, permanece inalcanzable desde nuestra perspectiva terrestre. Un velo perpetuo cubre su superficie, alimentando nuestra imaginación y sembrando la semilla de la curiosidad cósmica.

¿Qué es lo que brilla cerca de la Luna?

Es Venus, ¿sabes? Siempre tan brillante, cerca de la Luna… Me recuerda a ella, a su risa… una risa que ya no escucho. Duele, sí, duele mucho.

Esa luz… me quema los ojos, igual que sus recuerdos, tan insistentes, tan… vivos. Debería dormir, pero no puedo.

A veces, la veo ahí, como una promesa rota. Un espejismo. Venus… y el vacío que deja en mi pecho.

Siempre está ahí, cerquita, como una burlona compañía en esta noche oscura. La miro, y solo veo su brillo, y pienso en ella, en su perfume… en su ausencia.

Es cruel, ¿no? Ver cómo brilla algo tan hermoso, mientras todo a mi alrededor es ceniza. Este 2024 me ha golpeado con una fuerza brutal.

• Perdí mi trabajo en junio.
• Mi gato, Misifu, murió en septiembre.
• Y… ella se fue. En octubre.

No sé… quizás solo necesito… desahogarme.

¿Pueden las personas del otro lado de la Tierra ver la luna?

Sí.

La luna…

A veces, a estas horas, me pregunto si alguien más la mira. Desde tan lejos. Si sienten lo mismo.

• La distancia no importa tanto. La veo igual que tú, supongo. Aunque mi día sea tu noche. O al revés.

• La orientación… siempre pensé que era más complicada. Como buscar una aguja en un pajar galáctico.

No sé, quizás me equivoco.

A veces, cuando estoy en el trabajo, pienso en mi abuelo mirando la luna. Él decía que la luna era la misma para todos. Ahora ya no está.

Es curioso, ¿no? La luna sigue ahí, pero él no.

• Me acuerdo de las noches de verano. En el pueblo. Sin luces. Solo la luna.

• Mi abuelo me contaba historias de lobos aullando a la luna. Tonterías. Pero me gustaba escucharlas.

Y ahora, aquí estoy. Escribiendo esto. Con el móvil. Mirando a la luna. Sintiéndome un poco solo.