¿Cuáles fueron los aportes de Alfred Wegener?

¿Alfred Wegener? ¡Ay, qué cabeza la de ese hombre! Siempre me ha fascinado, ¿sabes? No solo por sus ideas, tan revolucionarias para su época, sino por cómo se enfrentó a la incredulidad generalizada. Imaginen, proponer que los continentes se mueven… ¡como si fueran barcos a la deriva! En 1915, ¡qué atrevimiento! Me acuerdo que cuando lo leí por primera vez, en la universidad, casi me caigo de la silla. La idea era tan…simple, casi infantil en su belleza, y a la vez, tan radicalmente diferente a todo lo que se creía hasta entonces.

Su principal aporte, claro, fue la teoría de la Deriva Continental. No es solo que la propuso, ¡es que la plasmó en un libro! “El origen de los continentes y océanos”, ¡qué título, no? Lo tengo por ahí, en un rincón de mi biblioteca, una edición viejísima, las hojas amarillentas… Me gusta sentir el peso del papel, el olor a historia. En ese libro, Wegener no solo expuso su idea, sino que la defendió con argumentos sólidos, basándose en evidencias geográficas, fósiles… hasta en la forma como encajan las costas de Sudamérica y África, ¡como dos piezas de un rompecabezas gigantesco! Recuerdo una imagen que siempre me impactó, la de los fósiles de Mesosaurus, un reptil acuático encontrado en ambos continentes. ¿Cómo diablos podía explicarse eso si los continentes siempre habían estado separados?

A ver si lo explico bien… Wegener argumentaba, con esa valentía que admiro, que los continentes se deslizan sobre la corteza oceánica. Algo así como… imagínate una balsa de madera flotando sobre el agua, ¿no? Pues eso, pero a escala planetaria, ¡una idea monumental! Claro, en su época no tenían la tecnología para probarlo del todo. Faltaba el descubrimiento de la tectónica de placas, que vino después, y que, a su manera, confirmó (¡y amplió!) las intuiciones geniales de este tipo. Él murió sin ver completamente reconocida su obra, ¿te imaginas? Eso me parte el alma, la verdad. Pero su legado es inmenso, innegable. Sin Wegener, nuestra comprensión del planeta sería muy, muy diferente. Una injusticia, sí, pero una historia que inspira y da que pensar, ¿no creen?