¿Cuándo fue la última Pangea?

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Pangea, el último supercontinente, se fragmentó hace 200 millones de años. Se estima que dentro de 250 millones, la fusión de continentes creará un nuevo supercontinente, Pangea Última, en el ecuador.
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La Formación y Disolución de Pangea: Un Viaje Geológico a Través de los Tiempos

Pangea, el supercontinente primigenio, reinó en la Tierra hace millones de años, reuniendo todas las masas terrestres en una vasta extensión. Su historia de formación y fragmentación es un testimonio del dinamismo geológico de nuestro planeta.

El Surgimiento de Pangea

Hace aproximadamente 335 millones de años, durante la Era Paleozoica, los continentes de la Tierra comenzaron a converger, impulsados ​​por las implacables fuerzas de las placas tectónicas. Una serie de colisiones continentales unieron gradualmente estas masas hasta formar un único supercontinente: Pangea.

La Fragmentación de Pangea

Sin embargo, la unión de Pangea estaba destinada a ser efímera. Hace unos 200 millones de años, durante la Era Mesozoica, las tensiones geológicas internas comenzaron a desgarrar el supercontinente. El resultado fue una separación gradual de las masas terrestres, dando lugar a los continentes que conocemos hoy.

Pangea Última: El Futuro Supercontinente

El ciclo de formación y fragmentación de los supercontinentes es un proceso continuo. Se estima que dentro de aproximadamente 250 millones de años, los continentes volverán a unirse para formar un nuevo supercontinente, conocido como Pangea Última.

Pangea Última se formará a lo largo del ecuador y albergará una gran diversidad de ecosistemas. Los actuales océanos Atlántico e Índico desaparecerán, mientras que un nuevo océano, el Pacífico, bordeará el supercontinente.

Implicaciones de Pangea Última

La formación de Pangea Última tendrá implicaciones significativas para la vida en la Tierra. Cambios en los patrones de circulación oceánica y atmosférica darán lugar a nuevas condiciones climáticas. La fusión de las masas terrestres creará nuevas cadenas montañosas y cuencas sedimentarias.

Además, la formación de un supercontinente puede influir en la evolución de las especies. Las barreras geográficas pueden aislar a las poblaciones, lo que lleva a la especiación. A la inversa, la unión de los continentes puede permitir la migración de especies, facilitando el intercambio genético.

Conclusión

Pangea, el supercontinente del pasado, y Pangea Última, el supercontinente del futuro, son testimonios del dinamismo geológico de la Tierra. Su formación y fragmentación son procesos continuos que dan forma al paisaje de nuestro planeta y a la vida que lo habita. Al comprender estos procesos, podemos apreciar la escala de tiempo geológico y la evolución continua de la Tierra.