¿Por qué los humanos no flotan en la tierra?

¡Ay, la gravedad! ¿No es alucinante? Me quedo embobada pensando en cómo algo que no vemos, que no tocamos, nos tiene aquí, anclados a la tierra. A veces me pregunto… ¿qué pasaría si de repente dejáramos de estar sujetos? ¡Sería un desastre! Imagínate, todos flotando sin ton ni son, chocando con las lámparas, perdiendo las llaves en el aire… ¡Un verdadero caos!

Pero, pensándolo bien, hay algo poético en esta fuerza que nos ata. La Tierra, con su inmensidad, nos atrae con la fuerza justa, la necesaria para que podamos caminar, plantar un árbol, abrazar a alguien… para que podamos vivir, vaya. Aunque, para ser sincera, a veces, muy de vez en cuando, me permito soñar despierta y me imagino flotando libremente por el cielo, como en esos sueños raros que tenemos a veces. ¿Alguna vez os ha pasado? Esa sensación de ingravidez, de despreocupación… ¡Es casi adictiva!

Pero bueno, volviendo a la realidad, la gravedad es la que nos permite estar aquí, ahora, leyendo estas palabras y disfrutando de un café (que, por cierto, ¡menos mal que no flota!). Así que, aunque a veces la maldiga cuando me cuesta subir las escaleras, le estoy profundamente agradecida. ¿Vosotros no?