¿Qué diferencia hay entre iluminación y reflejos?

Illuminación vs. Reflejos: Dos Técnicas Capilares para un Cambio Radical

La belleza capilar va más allá de la longitud o el corte. El color juega un papel fundamental en la creación de un look único y personal. Dos técnicas comúnmente utilizadas para lograr este efecto son la iluminación y los reflejos. Aunque ambas buscan un resultado de brillo y contraste, sus diferencias sutiles pero cruciales determinan el impacto final en el cabello.

La iluminación, a menudo denominada “babylights” en el mundo de la peluquería, se centra en la aclaración selectiva de mechones de cabello, creando un efecto natural y sutil. Imagina pequeñas pinceladas de luz esparcidas por toda la melena, resaltando ciertas zonas estratégicas que atrapan la luz. Esta técnica busca un efecto más puntual, logrando un contraste menos evidente y más “desperdigado” en comparación con los reflejos. La iluminación es perfecta para aquellos que desean un cambio progresivo y natural, sin un contraste drástico. Los profesionales la utilizan para darle dimensión y movimiento al cabello, creando un aspecto más tridimensional y saludable.

Por otro lado, los reflejos se aplican a una mayor extensión del cabello, buscando un cambio generalizado y un contraste más pronunciado. La meta es transformar el color de manera uniforme, creando una transición gradual entre el tono base y el tono aclarado. En esencia, los reflejos buscan un cambio más evidente, un efecto global en el cabello, similar a un cambio de color sutil, pero más general. Son una excelente opción para quienes desean un cambio más visible y un mayor contraste con su color natural, sin perder la naturalidad. La elección entre una u otra técnica dependerá de las características del cabello, la estructura del rostro y el resultado buscado por el cliente.

En resumen, mientras que los reflejos buscan un contraste generalizado para lograr un cambio más visible, la iluminación se centra en la selección de mechones para un efecto puntual, más natural y sutil. La diferencia radica en la aplicación y el objetivo final: uno busca un cambio gradual y más evidente, mientras que el otro se inclina por la sutileza y la naturalidad, potenciando la luz que atraviesa el cabello. La clave para elegir la técnica adecuada reside en la consulta con un profesional, quien podrá asesorar y guiar al cliente hacia la mejor opción para alcanzar la estética deseada.