¿Qué es el fenómeno de bamboleo?

¿Qué es el bamboleo, ese baile de la Tierra? ¡Ay, el bamboleo! Me intriga, sí, pero también me da un vuelco al estómago. ¿Cómo es posible que este gigante, nuestra casa, se mueva así, con un vaivén constante, como si estuviera respirando despacio, regulando, incluso, el nivel del mar? Me deja una sensación extraña, ¿sabes? Como de fragilidad, de algo que se puede romper, un equilibrio delicado que puede desequilibrarse.

Recuerdo cuando estudiaba geografía, leíamos sobre el bamboleo de Chandler, me sonaba a algo salido de un cuento de hadas, o de una película de ciencia ficción. Y ahora, aquí estoy, pensando en cómo este movimiento, tan antiguo, tan natural, puede verse afectado por… bueno, por nosotros mismos. ¿No es irónico? Lo sabemos desde hace siglos, y a pesar de eso, ¡seguimos con nuestras andadas! El cambio climático, con sus consecuencias terribles, encima del bamboleo… ¡uff! Es como añadirle más leña al fuego, ¿no crees? A veces pienso, ¿qué pasaría si este bamboleo se intensificara? ¿Se volvería más impredecible? Da miedo, la verdad.

Dicen que se conoce desde el siglo XIX, que es algo pequeño, apenas unos metros de variación. Pero, ¿pequeño para qué? Para una persona, quizás sí, pero para el planeta… un poco de desequilibrio en un sistema ya de por sí inestable, ¡puede ser catastrófico! He leído por ahí – aunque no recuerdo dónde, la memoria me falla a veces – que algunos estudios hablan de una relación con los cambios climáticos, que el bamboleo puede influir en las corrientes marinas… Imaginen eso: el bamboleo, la subida del nivel del mar, las tormentas más fuertes… ¡una espiral imparable! Nos lo tomamos demasiado a la ligera, eso es lo que pienso. Debemos tomarlo mucho más en serio, de verdad que sí. Porque no se trata sólo de números en un papel, se trata de nuestro hogar, de nuestro futuro, del futuro de mis nietos… Y eso, eso sí que me da miedo.