¿Qué es lo más lejos que está del planeta Tierra?

¿Qué es lo más lejos que hay en el mundo?

Dios… A estas horas… todo se siente tan… lejano. Neptuno. Sí, eso dicen. 4.345 millones de kilómetros. Una cifra… monstruosa. Me ahoga.

Me acuerdo de esa noche, en 2024. Mirando el cielo… tan negro, tan inmenso. Sentía la misma distancia que hay hasta Neptuno. Un vacío.

Pero, ¿qué es lejos? ¿Es lejos el final de la calle donde vivo, con sus farolas oxidadas? ¿El supermercado donde compré ese yogur caducado? O quizás… la distancia hasta mi hermano, hasta… él. ¿Eso es lejos?

• La distancia física es insignificante. Neptuno… un punto azul, dicen. Igual que yo, supongo. Un punto insignificante aquí.
• La distancia emocional… esa sí que duele. Kilómetros no lo miden. Esa es una herida abierta. Un abismo.

La verdad… ¿qué importa Neptuno? Es sólo un número. Un número que me recuerda a mi soledad… a este vacío que se instala dentro. Como si el universo entero conspiraba contra mi paz, contra mi tranquilidad. Siempre esa sensación… de abismo.

Hay cosas mucho más lejos que Neptuno. Mucho más lejanas, mucho más tristes, que me persiguen como sombras.

Y pienso en… cosas pequeñas… la foto de mi hija en la mesa de noche… la taza rota. Cosas pequeñas, muy cerca, pero… tan lejanas al mismo tiempo. Y el corazón… como un universo entero, en este instante.

¿Qué objetos hay más allá del planeta Tierra?

Más allá de la Tierra, ¡el universo es un buffet cósmico! Tenemos de todo, desde estrellas que son como el sol pero con más glamour, hasta planetas que, sinceramente, harían que la Tierra parezca un pueblo aburrido. Y luego están los agujeros negros, esos aspiradores cósmicos, que se tragan todo, ¡incluso tus calcetines perdidos!

• Estrellas: Imagina el sol, pero con diferentes sabores. Algunas son gigantes rojas, otras enanas blancas, ¡es como una heladería galáctica!

• Planetas: Aquí la cosa se pone interesante. Hay planetas de gas gigantes, como Júpiter, que parecen globos aerostáticos espaciales. Otros son rocosos, como Marte, donde (quizás) algún día pondremos un Starbucks.

• Agujeros Negros: Si alguna vez te sientes abrumado por el desorden, piensa en los agujeros negros. ¡Ellos sí que saben cómo deshacerse de las cosas! Son como los black friday del espacio, pero permanentes.

• Nebulosas: Nubes de gas y polvo donde nacen las estrellas. ¡Son como guarderías estelares! Algunas parecen obras de arte cósmicas.

• Galaxias: Islas de estrellas, gas y polvo. La Vía Láctea es solo una de las muchas. ¡Piensa en cuántos extraterrestres podrían estar viendo Netflix en este momento!

Ah, y no olvidemos la radiación cósmica, que suena aterrador pero básicamente es como un bronceado espacial súper potente. ¡Ojo con las quemaduras! Recuerdo cuando intenté explicar esto a mi sobrino, ¡pensó que los astronautas volvían con marcas de sol!

¡Más allá del Sistema Solar hay aún más cosas! Pero bueno, ya sabes, la curiosidad mató al gato, ¡aunque le dio un montón de cosas interesantes para reflexionar antes de morir! 😉

¿Qué es lo más lejos que hemos visto del Universo?

Ícaro. Nueve mil millones de años luz. Una estrella azul. Lejana. Suficiente.

Más allá, el vacío.

• La distancia es relativa. Ícaro es un punto en la inmensidad. Piensa en la velocidad de la luz. Piensa en lo que significa ver el pasado.

• No confundas distancia con comprensión. Aún no sabemos lo que no sabemos.

• La astronomía es un espejo. Refleja nuestra ignorancia. Recuerdo cuando creía saber algo sobre el cosmos. Ingenuo.

• Ícaro es un espejismo. Amplificado por lentes gravitacionales. La naturaleza nos engaña. Pero también revela.

• Más allá de Ícaro, galaxias bebé. Formándose, caóticas. Un espectáculo que quizás nunca veamos directamente. Lo que me recuerda a mi sobrina, siempre creando el caos.

• El límite es la expansión. El universo se aleja de sí mismo. Quizás nunca alcancemos los confines. Quizás no existan.

¿Cómo se llama la galaxia más cercana a nosotros?

Andrómeda. Punto.

La veo desde mi telescopio, a 2,5 millones de años luz. Un monstruo de estrellas. Insondable.

• Tamaño: Doble que la Vía Láctea.
• Formación: Discos espirales, gas, polvo. Un caos organizado.
• Colisión: Destino inevitable. Dentro de 4 mil millones de años. No estaré.

Observo el cielo desde mi casa en Toledo, noche tras noche. El cosmos. Frío, inmenso. Impresionante. Andrómeda. Siempre Andrómeda. La veo. Su luz, un eco lejano.

La NASA la confirma, sí. Pero yo la veo.

Es una espiral, gigante, casi visible a simple vista en cielos oscuros. Intenso. Me obsesiona. Esa inmensidad. Mi obsesión, el universo. Andrómeda. Un recordatorio. De nuestra insignificancia.

Galaxias satélites: Andrómeda tiene cientos de galaxias orbitándola. M32, M110… las más notables, fácilmente observables con un equipo modesto como el mío. La luz tarda millones de años en llegar. Lo entiendo. Lo vivo.

Andrómeda. Para mí, es más que un nombre. Es una verdad fría, profunda. Como el universo mismo.

¿Qué es GN-z11?

A veces, en la oscuridad, pienso en GN-z11.

Es extraño pensar que algo, allá lejos, existió cuando casi nada existía aquí. Una luz diminuta en un universo bebé.

• Como una foto vieja, borrosa.
• Un eco de un tiempo que no entendemos.
• Como un recuerdo, pero de algo que no vivimos.

¿Cómo era ese universo? ¿Quiénes miraban desde GN-z11, si es que alguien miraba?

Hoy, GN-z11 es la galaxia más lejana que hemos encontrado. Un fantasma del pasado, de hace casi 13.400 millones de años. 400 millones de años después del Big Bang.

Yo aquí, con mis problemas, y esa galaxia, tan lejos, tan vieja, tan diferente.

¿Cuál es el planeta más cercano a la Tierra y cuál es su distancia?

Vale, allá voy…

Venus es el planeta más cercano a la Tierra, al menos según me enseñaron en la escuela este año. En su punto más próximo, creo que dijeron que está a unos 61 millones de kilómetros. ¡Una barbaridad!

Recuerdo perfectamente cuando me explicaron esto en clase. Era un martes, creo, o tal vez miércoles, a finales de mayo en el instituto, justo antes del examen de física. El sol pegaba fuerte por la ventana y me costaba concentrarme, la verdad. Pensaba más bien en las vacaciones de verano.

El profesor, Don Rafael, estaba explicando las órbitas de los planetas con un modelo cutre hecho con bolas de porexpán. Una era azul (la Tierra, supongo) y otra amarilla (Venus, claro). Me acuerdo que pensé “qué lejos está todo, ¿no?”, aunque 61 millones de kilómetros suene “cerca” en el espacio.

• Venus: El gemelo infernal de la Tierra, con una atmósfera densísima y temperaturas de infierno. A ver quién se acerca ahí.
• La distancia varía: Obvio, los planetas no se quedan quietos. Don Rafael insistió mucho en eso. Siempre moviéndose, siempre cambiando.
• Viajes espaciales: Soñar es gratis, pero con esa distancia, mejor me quedo con mis excursiones a la playa.
• Otros datos curiosos de este año: Aprendí que Marte también está “cerca” a veces, pero Venus siempre gana. Y que Júpiter tiene un montón de lunas, pero eso ya lo sabía.

¡En fin, la física no es lo mío! Prefiero ver las estrellas desde el jardín que calcular distancias imposibles. Aunque, pensándolo bien, igual Don Rafael tenía razón y hay algo mágico en todo esto.