¿Qué materiales sirven para conducir la energía eléctrica?

A ver, ¿qué cosas sirven para que la electricidad fluya, para que “viaje” la energía? Siempre me he preguntado eso, ¿no les pasa?

Pues bien, resulta que hay un montón de cosas, ¡más de las que uno se imagina! De entrada, los metales, claro. Cobre, aluminio… ¿Quién no ha visto cables de cobre en su vida? Son como las autopistas de la electricidad. Recuerdo una vez, de niño, que abrí un aparato viejo que mi padre iba a tirar y me quedé fascinado viendo el entramado de cables de cobre dentro. Era como un sistema nervioso diminuto.

Pero ojo, que no solo los metales. El agua, aunque suene raro, también conduce la electricidad. ¡Pero ojo al dato! No es el agua pura pura, esa H2O perfecta que te venden en botella. Tiene que tener impurezas, sales minerales, cositas disueltas… ¿Por qué? Porque esas impurezas son las que permiten que la electricidad pase a través del agua. Me acuerdo de mi abuela siempre diciendo “¡Cuidado con los enchufes cerca del agua!” Y ahora entiendo por qué.

¿Y qué me dicen de los objetos mojados? ¡Peligro, peligro! Si algo está húmedo, la electricidad puede “saltar” más fácilmente. Una vez, lavando los platos, salpicó agua en el enchufe del tostador y… ¡chispa va, chispa viene! Desde entonces, soy mucho más cuidadoso.

Lo más sorprendente de todo es que hasta los árboles y los seres vivos conducimos la electricidad. Piensa en los rayos, por ejemplo. A veces caen sobre los árboles… ¡Buf! Impresionante y peligroso. Y nosotros mismos… si te electrocutas, la electricidad viaja por tu cuerpo, ¿no? Es un poco escalofriante, la verdad.

Eso sí, la facilidad con la que conducen la electricidad varía un montón entre todos estos materiales. No es lo mismo el cobre, que es un “crack” en esto, que un árbol, que digamos que lo hace “a regañadientes”.

Es curioso, ¿no? Todo lo que nos rodea, de alguna manera, está conectado por este flujo de energía. La electricidad, ¡qué cosa más fascinante y a la vez, hay que tenerle mucho respeto!