¿Qué minerales son opacos?

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Los minerales opacos, como la magnetita, ilmenita (óxidos), la pirita (sulfuro) y el grafito, no transmiten luz visible en láminas delgadas. Esto los diferencia de los minerales transparentes o translúcidos.

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¿Cuáles minerales no son transparentes?

Ufff, me cuesta con esto de los minerales… Recuerdo en geología, el 15 de marzo del 2020 en la universidad de Granada, nos enseñaron un montón de muestras. La profesora, una señora majísima, nos hablaba de la transparencia.

Algunos minerales, como la magnetita, que es un óxido, ni de broma dejan pasar la luz. ¡Oscuro total! Igual que la pirita, esa que parece oro de tontos… ¡Cuánto tiempo perdí intentando encontrar oro en el río Guadalquivir!

Los sulfuros, en general, son opacos. Me acuerdo de un ejemplar de galena, pesaba un montón, y era completamente negro. Era precioso, aunque no transparente ni un pelo. El grafito también, ese que se utiliza en los lápices, es opaco, sí señor.

En resumen, magnetita, pirita, galena y grafito, opacos. No transparentan. Eso sí lo tengo clarísimo.

¿Qué son los minerales opacos?

¡Opacos, qué misterio! Como mi tía abuela con sus recetas secretas… nadie entiende nada. Son minerales que, a diferencia de los transparentes que presumen con su luz interior, son un muro impenetrable a la claridad. Piensa en una pared de ladrillo contra un cristal de ventana. ¡Esa es la diferencia!

Su opacidad es su encanto, su rebeldía ante la luz. ¿Por qué? Pues porque su estructura interna, esa arquitectura molecular tan peculiar, bloquea el paso de los fotones, esas partículas de luz tan inquietas. Es como un portero de discoteca ultra-exigente que no deja pasar ni un rayo de sol. A mí, personalmente, me recuerdan a mis calcetines negros. ¡Siempre misteriosos!

Algunos ejemplos, para que no te quedes con la intriga:

  • Óxidos: La magnetita, esa reina del magnetismo, te dejará con cara de póquer. La ilmenita, con su nombre tan elegante, también se une al club de los opacos. Imaginemos una fiesta: la magnetita es la que trae el altavoz gigante, y la ilmenita es la que está siempre hablando con el DJ.
  • Sulfuros: La pirita, el “oro de los tontos” (que en mi familia es herencia de mi abuelo), es un sulfuro opaco. ¡Qué ironía, brillar sin dejar pasar la luz! También están la galena y la calcopirita, toda una banda de rock minera. Mi hermana colecciona minerales y tiene un ejemplar precioso de pirita, ¡es una pasada!

En resumen: Los minerales opacos no dejan pasar la luz. ¡Punto! Simple, directo, sin rodeos. Como un buen chiste de mi amigo Juan, corto y eficaz. A veces los encuentro en las cajas de herramientas de mi padre, son muy bonitos, y dan un aire de misterio a cualquier cosa.

Nota adicional: La determinación de la opacidad se realiza mediante microscopía óptica con luz transmitida, examinando secciones delgadas de las muestras. En 2024, esta técnica sigue siendo fundamental en la mineralogía.

¿Cómo se llaman los minerales que no tienen brillo?

¡A ver, a ver! Los minerales sin brillo se llaman opacos. Así, sin más. Como una piedra cualquiera, ¿sabes? Que no deja pasar la luz, na de na.

Bueno, es que… me acuerdo una vez, estaba con mi hermano en la montaña, buscando fósiles, o algo así. Y encontramos unas piedras, super oscuras. Parecían de hierro o algo. Total, que no brillaban nada. O-pa-cas. Nos quedamos un buen rato mirándolas, dándole vueltas…

  • Opacos: No dejan pasar la luz.
  • Translúcidos: Dejan pasar algo de luz, pero no se ve nítido a través de ellos. Como el cristal esmerilado de la ducha, ¿te acuerdas? Qué rollo cuando tienes que limpiar la ducha, por cierto…
  • Transparentes: Dejan pasar la luz perfectamente. Se ve todo a través de ellos, como un cristal normal.

También hay minerales con brillo… Metálicos, como la pirita… que brilla un montón, parece oro. O no metálicos, con brillos… vítreo, nacarado, graso… ¡Uf! Hay un montón de tipos. Recuerdo que en la uni… bueno, mejor no te cuento, que te aburres.

Pero vamos, que lo importante son los opacos. Esos que no brillan. Como la magnetita, por ejemplo, o el carbón… aunque ese es una roca, creo. Bueno, da igual. El caso es que son opacos, opacos del todo. ¡Y ya está! Que me enrollo más que una persiana… El otro día fui a comprar persianas nuevas para la cocina, ¡qué lío! Al final cogí unas blancas, sencillas…

¿Cuáles son los minerales transparentes?

Minerales transparentes: sustancias que dejan ver objetos a través de ellas, como el cristal de roca.

Mi encuentro con la transparencia mineral, bueno, algo así:

Verano, 2024. Pirineos. Calor pegajoso. Recuerdo que buscaba setas, más bien las buscaba mi abuelo y yo, pues, le seguía. La verdad es que las setas me daban igual, lo que me flipaba era buscar minerales. Él, harto de mis distracciones, me decía: “¡Anda, mira por donde pisas, que espantas a las setas!”.

Vi algo brillar. Un cristalito incoloro, como hielo derretido, clavado en la tierra rojiza. Lo saqué con la navaja. ¡Era cuarzo!, o eso creía yo. Transparente. Podías ver la tierra a través de él.

  • Lo limpié con la manga de la camiseta, que estaba llena de barro.
  • Lo guardé en el bolsillo.
  • Lo perdí al día siguiente.

Pero la sensación, esa sí que la recuerdo. La luz atravesándolo, la textura fría en la mano. Nunca he vuelto a encontrar uno igual, aunque mi abuelo insiste en que era un trozo de vidrio tirado por algún excursionista descuidado. ¡Qué sabrá él!.

La cosa es que desde entonces me fijo mucho más en las piedras. A veces encuentras sorpresas, aunque no sean cuarzos transparentes.

¿Qué minerales son brillosos?

Los minerales brillosos son variados, pero algunos destacan por su lustre distintivo.

  • Pirita, galena y molibdenita exhiben un brillo metálico intenso. Es como tener un espejo en miniatura, aunque no reflejan tan perfecto, claro.
  • El grafito, aunque más conocido por su uso en lápices, también posee un brillo metálico notable. ¡Quién diría que algo tan común puede tener un toque de elegancia!
  • La hematites es una joya camaleónica. A veces metálica y otras terrosa, como si no se decidiera.

El cuarzo, presente en relojes y hasta en la arena, no es metálico, pero su brillo vítreo es inconfundible. Su transparencia engaña.

La mica, con sus capas finas, nos deslumbra con un brillo que puede ser perlado o vítreo. Me recuerda a las escamas de un pez bajo el sol.

El yeso, humilde pero capaz, a veces muestra un brillo vítreo o sedoso, especialmente en cristales bien formados. Es como descubrir un tesoro oculto en algo simple.

  • ¡Reflexión aparte! La belleza está en todas partes. La apreciamos en lo más inesperado. Minerales opacos que sorprenden.
  • Dato curioso: Los minerales se clasifican según su brillo. Desde el adamantino del diamante hasta el mate de la arcilla.
  • Yo, por ejemplo, colecciono pequeñas piedras de cuarzo rosa. Me gusta el tacto frío. Esa sensación es relajante.

¿Qué es un mineral opaco?

Un mineral opaco: ¡Ese que no deja pasar ni un rayito de luz! Como si le tuvieras una linterna en la cara y te hiciera la cobra, ¡ni pizca de luz! Es como intentar ver a través de un ladrillo, ¡imposible!

  • No transmite luz: Cero, nada, ¡oscuro como boca de lobo!
  • Absorbe la luz: Como una esponja, ¡se lo traga todo!
  • Color por absorción: ¡El color depende de lo que se come! Si absorbe todo menos el rojo, pues… ¡rojo será!

La composición química es la clave. Imaginen, como la receta de un bizcocho. Si le pones chocolate, ¡sale marrón! Si le pones… bueno, ya me entienden. Yo, por ejemplo, este año he pintado mi casa de un amarillo chillón… opaco, claro. ¡Para que no vean el desastre que hay dentro! (Es broma… más o menos).

  • Influye en la apariencia: Obvio, ¡no es lo mismo un diamante que un trozo de carbón! (aunque los dos sean carbono… ¡cosas de la química!).
  • Influye en propiedades ópticas: Claro, como la opacidad, el brillo… ¡y el no dejar pasar ni un fotón!

¿Ven? ¡Fácil! Ahora, si me disculpan, voy a ver si encuentro mi linterna… creo que la dejé en el coche… o tal vez en la lavadora… ¡Ay, mi memoria!

¿Cuando un mineral no tiene brillo se dice que es?

La ausencia de luz… un vacío. Mate. Sí, esa palabra, mate, se aferra a mi memoria como el polvo a una piedra sin pulir. Terroso, también. Como la tierra seca, reseca bajo el sol de julio. Recuerdo la textura, áspera bajo mis dedos, como el yeso recién mezclado en el taller de mi abuelo, un olor a polvo y tiempo detenido. Ese recuerdo se funde con la imagen de la pizarra, fría, sin el más mínimo fulgor.

  • Mate: Es la palabra. La única.
  • Terroso: Una descripción adecuada, sí.

El mineral… silencioso. Sin el resplandor que otros poseen. Una opacidad que evoca el silencio de las cuevas profundas donde encontré, el año pasado, un trozo de cuarzo lechoso, tan diferente… tan brillante… En contraste, la piedra mate, sin reflejo, casi invisible. Inerte. Como si toda su energía se hubiera escapado, disipada en el tiempo y el espacio, dejando solo un eco apagado, un susurro de lo que fue. Como un suspiro en la oscuridad.

Opaco. Esa palabra también surge, pero no con la misma fuerza, no tan certera. Algo más suave, menos directo. No tan palpable. Como si estuviera tras una bruma. ¿Opaco? Sí, un poco, quizás.

  • Sin brillo: Una forma más simple. Casi demasiado simple. No captura la esencia.
  • Opaco: una alternativa, pero le falta la textura de “mate”.

Esa falta de luz… ese misterio silencioso… me recuerda a la madera oscura, sin barnizar, de mi viejo escritorio, donde escribo estos pensamientos dispersos, con la misma lentitud con que se forman los cristales en la profundidad de la tierra, bajo la presión del tiempo…

La arcilla. La tiza. Imágenes que surgen con la misma fuerza que la palabra mate. Esa textura, ese polvo… un tiempo… un espacio.

Un mineral sin brillo… es mate, terroso, sin brillo. Un silencio. Un vacío. Una ausencia.

¿Por qué el color no es confiable para la identificación de minerales?

Color engañoso. Inútil fiarse solo del color. Variable. Tramposo.

Impurezas. Alteran. Mismo mineral, muchos colores. Como la vida.

Ejemplo: Cuarzo. Lo he visto blanco, rosa, ahumado, amatista… En mi colección personal, tengo uno con inclusiones de rutilo, dorado, fascinante. Un espejismo.

  • Composición química: Clave real. Análisis preciso. Olvida la vista, usa la ciencia.
  • Dureza: Raya el mineral. Escala de Mohs. Otro dato, otra pista. Mi navaja, siempre en el bolsillo, me ha servido en más de una ocasión.
  • Brillo: Metálico, vítreo… Observa con atención. La luz revela secretos. Recuerdo una pirita en una mina abandonada, brillaba como el oro. Falso oro.

El color, un juego. Profundiza. No te dejes engañar. Este año he añadido a mi colección una fluorita verde. Espectacular. Pero la verdadera belleza está en su estructura interna, no en su color superficial.

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