¿Cómo abrir el apetito cuando tienes ansiedad?

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Cuando la ansiedad inhibe el apetito, inicia con comidas fáciles de digerir en porciones pequeñas. Incrementa gradualmente las cantidades conforme lo toleres. Opciones recomendadas: vegetales, plátano o salmón.

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El Plato Vacío de la Ansiedad: Cómo Recuperar el Apetito

La ansiedad, ese intruso silencioso que se apodera de nuestro cuerpo y mente, puede manifestarse de formas sorprendentes, una de ellas es la pérdida del apetito. El estrés constante, la preocupación excesiva y la activación del sistema nervioso simpático pueden interferir directamente con las señales de hambre, dejando nuestro plato vacío, no por falta de deseo, sino por una compleja interacción entre mente y cuerpo. Recuperar el apetito en estas circunstancias requiere un enfoque delicado y comprensivo, que vaya más allá de simplemente “comer algo”.

El error común es forzarse a consumir grandes cantidades de comida, lo cual, lejos de ayudar, puede exacerbar la ansiedad y generar malestar digestivo. La clave reside en la gradualidad y en la elección de alimentos que sean fáciles de digerir y que, a su vez, nutran tanto el cuerpo como la mente.

Empezar con pequeños pasos: El arte de la porción mindful

En lugar de enfrentarse a un plato abarrotado que pueda generar aún más presión, es fundamental comenzar con porciones pequeñas, casi simbólicas. Imagine un aperitivo, no una comida completa. La idea es reconectar con la sensación de comer, de sentir el alimento en la boca, y disfrutar de su sabor sin la presión de tener que “limpiar el plato”.

Alimentos amigos del estómago y la mente ansiosa:

Algunas opciones ideales para iniciar este proceso de recuperación del apetito son:

  • Vegetales cocidos al vapor o en puré: Fáciles de digerir, ricos en nutrientes y con un bajo contenido de grasas. El brócoli, las zanahorias o el calabacín son excelentes alternativas. Su textura suave y sabor sutil resultan reconfortantes sin ser pesados.

  • Plátano maduro: Este fruto contiene potasio, un electrolito importante que suele perderse durante episodios de ansiedad. Además, su dulzura natural puede ser un consuelo para el cuerpo y la mente. Se puede consumir entero, en puré o en un batido ligero.

  • Salmón al horno o a la plancha: Rico en ácidos grasos omega-3, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a regular el sistema nervioso. Su sabor delicado y su textura suave lo convierten en una opción nutritiva y reconfortante.

Más allá del plato: Un enfoque holístico

La recuperación del apetito en situaciones de ansiedad no se limita únicamente a la alimentación. Es crucial complementar la estrategia alimentaria con otras prácticas que promuevan la calma y el bienestar:

  • Ejercicio físico suave: Una caminata tranquila al aire libre o una sesión de yoga suave pueden ayudar a regular el sistema nervioso y a reducir la ansiedad.

  • Técnicas de relajación: La meditación, la respiración profunda o la práctica de mindfulness pueden ser herramientas efectivas para gestionar la ansiedad y mejorar la conexión con las señales corporales, incluyendo las de hambre.

  • Sueño reparador: La falta de sueño exacerba la ansiedad y afecta directamente el apetito. Priorizar un descanso adecuado es fundamental para recuperar el equilibrio.

Recuerde que la recuperación del apetito es un proceso individual. La paciencia y la autocompasión son fundamentales. Si la pérdida de apetito persiste o se acompaña de otros síntomas preocupantes, es importante buscar ayuda profesional. Un nutricionista o un terapeuta pueden brindar apoyo y orientación personalizada para abordar tanto la ansiedad como los desafíos nutricionales.

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