¿Qué comer para la ansiedad nocturna?

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Para controlar la ansiedad nocturna, cena ligero y temprano, priorizando proteínas magras (pescado, pollo, huevos) o carbohidratos complejos (arroz integral, quinoa). Evita estimulantes como café y alcohol después de las 18:00 h. La regularidad en los horarios de sueño es clave.

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Domar la bestia nocturna: Alimentos para combatir la ansiedad nocturna

La noche, ese momento de reposo y tranquilidad, puede convertirse en una batalla campal para quienes sufren de ansiedad. La mente, en lugar de aquietarse, se acelera, desencadenando un torbellino de pensamientos intrusivos que dificultan el sueño y el descanso reparador. Si bien existen diversas estrategias para gestionar la ansiedad nocturna, la alimentación juega un papel crucial, a menudo subestimado. Lo que ingerimos, y especialmente cuándo lo ingerimos, puede influir significativamente en la calidad de nuestro sueño y en nuestra capacidad para controlar la ansiedad.

Olvídate de las cenas copiosas y tardías. Para aplacar la bestia de la ansiedad nocturna, la clave reside en la ligereza y la anticipación. Prioriza una cena temprana, al menos dos horas antes de irte a la cama, y opta por alimentos que promuevan la calma y no perturben tu sueño.

En este sentido, las proteínas magras son tus aliadas. El pescado, el pollo o los huevos, ricos en triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina y la melatonina (hormonas reguladoras del sueño y el estado de ánimo), pueden contribuir a una sensación de bienestar y relajación.

Si prefieres los carbohidratos, elige las versiones complejas como el arroz integral o la quinoa. A diferencia de los carbohidratos refinados, estos se digieren lentamente, proporcionando una liberación gradual de energía y evitando los picos de glucosa que pueden exacerbar la ansiedad. Además, su aporte de fibra favorece la salud intestinal, un factor que, aunque a menudo se pasa por alto, está estrechamente vinculado con la salud mental.

Pero tan importante como lo que comes es lo que no comes. Despídete de los estimulantes como el café y el alcohol después de las 18:00 h. Aunque a corto plazo puedan parecer relajantes, a la larga interfieren con el ciclo del sueño y pueden agravar la ansiedad. El alcohol, en particular, puede provocar un sueño superficial y fragmentado, dejándote más cansado y ansioso al día siguiente.

Finalmente, recuerda que la constancia es la madre de la ciencia. Establecer una rutina regular de sueño, con horarios fijos para acostarse y levantarse, es fundamental para regular el ritmo circadiano y minimizar la ansiedad nocturna. Combinar una alimentación adecuada con una higiene del sueño óptima te proporcionará las herramientas necesarias para domar la bestia nocturna y disfrutar de un descanso reparador. Así, podrás afrontar el día siguiente con la energía y la serenidad que necesitas.

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