¿Cómo hacer para que los garbanzos se ablanden?

Ay, los garbanzos… ¿quién no ha luchado alguna vez con esos pequeños granitos duros como piedras? Recuerdo una vez, haciendo mi famoso hummus (bueno, mi intento de famoso hummus), que me salieron los garbanzos tan duros que casi me rompo un diente. ¡Un drama! ¿A quién no le ha pasado?

Entonces, ¿el secreto para unos garbanzos tiernos y deliciosos? Pues mira, no es magia, aunque a veces parece que sí. Lo primero, y esto es clave, clave, clave: remojarlos en agua caliente. No agua templada, eh, ¡caliente! Como si te fueras a tomar un baño, pero sin jabón. He probado con agua fría, y la verdad, la diferencia es brutal. Es como la noche y el día. Te lo digo por experiencia, después de varios experimentos fallidos con agua del grifo a temperatura ambiente.

Y luego está el truco del bicarbonato. Sí, ese polvito mágico que tiene mil y un usos. Una cucharadita en el agua de remojo, y ¡voilà! Parece que acelera el proceso de ablandamiento. No sé exactamente cómo funciona la ciencia detrás de todo esto, pero funciona, ¡y eso es lo que importa! He comprobado que, con el bicarbonato, el tiempo de remojo se reduce bastante, casi la mitad diría yo. En vez de toda la noche, con bicarbonato, cinco o seis horitas son suficientes. ¡Aunque a veces, cuando estoy cansada, los dejo toda la noche igual, por si acaso!

Después, escurrirlos bien, como si tuvieras que exprimirles el alma (no literalmente, por favor), y enjuagarlos con agua fría. Un buen aclarado, para que queden limpiecitos y listos para la olla. Y entonces sí, a cocinarlos. Ya verás qué diferencia.

Así que ya sabes, si quieres evitar una tragedia culinaria (y dental), sigue estos pasos. A mí me han salvado de más de un desastre en la cocina. Prueba y me cuentas, ¿eh? ¡Ya quiero saber si te salen unos garbanzos tan tiernos como los míos ahora!