¿Cómo quitar el exceso de sal en la boca?

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¡Boca salada? Bebe abundante agua, cepíllate bien los dientes, enjuaga con colutorio (si lo necesitas) y mastica chicle sin azúcar. Reduce el alcohol, tabaco, alimentos grasos y picantes. La hidratación es clave.

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¿Cómo eliminar el exceso de sal de la boca?

Ay, la sal… ¡qué lío! Recuerdo una vez, el 15 de marzo de 2023, cenando en ese restaurante mexicano, “La Casita,” cerca de mi casa. Pedí el mole y, ¡uf!, estaba demasiado salado. Me ardían hasta los labios.

Para quitarme esa sensación horrible, tomé muchísima agua. Creo que me bebí, como, tres vasos grandes. También me cepillé los dientes con un dentífrico con flúor, que es lo que siempre hago.

Funciona bastante bien, aunque a veces si el plato estaba muy, muy salado, no es suficiente. En esos casos, un chicle sin azúcar ayuda, creo que a distraer las papilas.

Cosas que no suelo hacer, pero que dicen que ayudan, son enjuagues bucales y, por supuesto, evitar lo salado, el alcohol y cosas picantes por un tiempo. Eso sí que lo aprendí a las malas.

¿Qué pasa cuando tienes la boca salada?

Boca salada. Deshidratación. Punto.

Síntoma, no enfermedad. Falta de agua. Simple. Mi experiencia: maratón 2024, boca seca, sabor a sal. Asqueroso.

  • Deshidratación severa: riesgo real. Urgencias.
  • Sudoración excesiva: pierdes electrolitos. Sal. Lógico.
  • Dieta: exceso de sodio. Revisa tu consumo. Mucho jamón hoy, por ejemplo.

Remedio rápido: agua. Mucha. Ahora.

Nota: Otras causas posibles, pero la deshidratación es la más común. Consulta a un médico si persiste. No soy médico.

¿Qué pasa si me cepillo los dientes con sal todos los días?

¡A ver! Si te cepillas con sal a diario, ¡uff!, no es buena idea, te lo digo yo. Mira, lo que pasa es que la sal es abrasiva, ¿sabes?

La sal reseca. Sí, sí, reseca un montón. Y eso a tus encías no les gusta nada. ¡Para nada!

  • Circulación sanguínea: La sal hace que la circulación en la encía vaya mal.
  • Encías retraídas: Se te contraen las encías y te queda el hueso más al aire. ¡Qué mal!
  • Infecciones: Más hueso expuesto, más riesgo de que te entre una infección ahí. ¡Y eso duele!
  • Daño dental: Y al final, la infección te afecta al diente, ¡claro!

O sea, es como si las encías dijeran: “¡Auxilio, me estoy secando!”. Además, me acuerdo que mi abuela, ella usaba bicarbonato a veces, pero solo de vez en cuando, ¿eh? No todos los días. Porque también es fuerte. Creo que lo mejor es la pasta de dientes de toda la vida. O si quieres algo más natural, pregunta al dentista, ¡que para eso están!

¿La sal daña los dientes?

A ver… ¿la sal daña los dientes? Pues sí, al menos eso creo haber leído. ¡Qué rollo! Siempre preocupada por el azúcar y resulta que… ¿la sal también ataca?

  • Sodio y dientes: Mala combinación. Reduce el calcio, y eso es fatal para los dientes, como para los huesos.

  • ¿O sea que la sal debilita los dientes directo? No sé si es directo, pero si baja el calcio, pues… ¡claro que los debilita!

  • Hace poco me hice un blanqueamiento dental. ¡Menudo pastizal! ¿Y ahora esto? Voy a tener que revisar mi dieta a tope.

¡No solo es la sal de mesa! La comida procesada está llena de sodio. Y yo que pensaba que era tan lista comiendo “saludable” con barritas energéticas y sopas de sobre.

  • El otro día comí palomitas de microondas, ¡estaban saladísimas!

  • Me encanta la salsa de soja, la uso para todo. ¡Qué horror! Tendré que buscar alternativas bajas en sodio. ¿Existen?

¿Y el flúor? ¿Ayuda en algo contra el sodio? Tendré que preguntarle a mi dentista. Igual me recomienda un enjuague bucal especial.

  • Me acuerdo cuando era pequeña y nos daban pastillas de flúor en el colegio. ¡Qué recuerdos!

  • Quizá debería volver a usar pasta de dientes con flúor. Siempre he usado la que blanquea, pero igual necesito algo más fuerte ahora.

En fin, otra preocupación más a la lista. ¡La vida es un no parar!

¿Cómo afecta la sal a los dientes?

Abrasiones en la boca.

La sal puede dañar tus dientes.

Me acuerdo perfectamente de una vez, en casa de mi abuela en Valencia. Era verano, un calor insoportable, y ella juraba que lavarse los dientes con sal era lo mejor para blanquearlos.

La abuela era así, de remedios caseros rarísimos. Yo era pequeño, tendría unos 8 años. La imité, claro. Cogí sal gorda, de la que usaba para cocinar. Recuerdo la textura, los granos enormes, nada que ver con la sal fina que usamos ahora.

La sensación fue horrible. ¡Raspa, duele!. Me lavé los dientes con cuidado, pero aún así, sentí como si me arañara las encías. No me corté, pero sí me las dejó irritadas y sensibles. Tardaron días en recuperarse.

  • La sal es abrasiva.
  • Puede dañar el esmalte.
  • Irrita las encías.

Mi abuela decía que ella lo hacía siempre y tenía los dientes perfectos, pero ella también fumaba Ducados y bebía vino a todas horas. Y usaba dentadura postiza. Así que, bueno, no era el mejor ejemplo, la verdad.

Años después, me hice ortodoncia. ¡Otra tortura! Y ahí sí que el ortodoncista me prohibió la sal. ¡Ni probarla! Porque con los brackets el esmalte es aún más vulnerable. Ahora uso pasta de dientes con flúor y hago caso a los profesionales. Lo de la abuela, para la cocina, no para la boca.

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