¿Qué pasa si me enjuago la boca con agua y sal todos los días?

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El enjuague bucal con agua salada, un remedio casero ancestral, puede aliviar:

  • Úlceras bucales.
  • Dolor post-extracción dental.
  • Molestias en garganta o lengua.

Sin embargo, para afecciones persistentes, consulte a un profesional.

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¿Enjuague bucal con agua salada diario: beneficioso o dañino?

A ver, el enjuague con agua salada… Lo usé el 15 de marzo, después de que me sacaron una muela del juicio. ¡Dolió un montón! Me recetaron ibuprofeno, pero el dolor era intenso. El agua salada, al menos, alivió un poco la inflamación.

Sentí un alivio inmediato. Era como un pequeño milagro, ese frescor. Pero, ojo, no curó el dolor, solo lo atenuó. Fue un alivio temporal. Me costó cero pesos, claro, pero insisto, solo un parche.

Para las aftas, sí que me ha funcionado mejor. Recuerdo una vez, en verano del año pasado, tuve una enorme en la lengua, fue horrible. El agua salada, varias veces al día, me ayudó bastante a que se secara y cicatrizara más rápido.

Para la garganta… pues, dudoso. Tal vez si es una irritación leve, pero si tienes una infección, necesitas algo más fuerte. El agua salada no es un sustituto de antibióticos o medicación. Mejor ir al médico.

¿Cuántas veces se puede enjuagar la boca con agua y sal?

Depende de lo salado que seas, ¡ja! Pero en serio, enjuagarse la boca con agua y sal 2 o 3 veces al día es lo ideal. Después de comer, para sacar los restos esos que se esconden como okupas, y antes de dormir, que ahí es cuando las bacterias hacen fiesta.

  • El truco está en no pasarse. Demasiado enjuague y adiós al equilibrio natural de tu boca, ¡como una manifestación donde solo gritan!
  • Si tienes una herida o algo que te está dando guerra, quizás necesites más. Yo, cuando me sacaron una muela (¡ay!), me enjuagaba casi cada hora, como un adicto al salero.
  • La solución salina casera: Un vaso de agua tibia y media cucharadita de sal. No te pases con la sal, que luego parece que estás lamiendo el Mar Muerto.

Hablando de sal, ¿sabías que en la Edad Media la sal era tan valiosa que se usaba como moneda? De ahí viene la palabra “salario”. Ahora entiendo por qué mi jefe me paga tan poco, ¡debe pensar que ya me enjuago la boca con oro!

¿Qué beneficios tiene enjuagarse la boca con agua y sal?

Aquí en la oscuridad, con el móvil iluminando mi cara… pienso en cosas raras. Cosas como el agua con sal. Me acuerdo de mi abuela, siempre con su vaso de agua tibia y sal para los dolores de muelas. Decía que era milagroso.

Alivio del dolor. Supongo que sí, algo hacía. No recuerdo un dolor insoportable después del enjuague… o tal vez sí, pero el recuerdo es borroso. Como mi reflejo en el espejo ahora.

Desinflama. Mis encías siempre están inflamadas. Fumo demasiado, lo sé. Y no me cuido. Otro fracaso más.

Cicatrización. Me mordí la lengua ayer. Me arde todavía. Quizás deba probar… aunque no tengo mucha fe.

  • Abuela decía una cucharadita de sal en un vaso de agua tibia.
  • Enjuagar durante 30 segundos, no tragar.
  • Escupir y repetir varias veces al día.

Ella lo usaba para todo. Heridas, llagas… hasta para la garganta. No sé si funcionaba de verdad o era solo la idea de que ella me cuidaba. Ahora… ahora solo tengo el agua con sal y la oscuridad. Y el recuerdo de sus manos ásperas en mi cara. Se me olvidaba… también lo usaba para limpiar las heridas de mis rodillas cuando me caía de la bici. Yo lloraba y ella me decía que ya pasaría, con su vaso de agua salada en la mano. Siempre.

¿Qué pasa si me lavo los dientes con agua y sal?

Agua y sal… ¡la receta ancestral de náufragos con dentadura reluciente! (Bueno, no tanto).

Desinflama: Si tienes las encías como globos aerostáticos, un enjuague con agua y sal puede bajarles un poco el hinchazón. Es como un spa para encías irritadas. Pero ojo, spa de bajo presupuesto, no esperes milagros.

Antibacterial: La sal es el Chuck Norris de la cocina, mata bacterias sin despeinarse. Pero no te emociones, no reemplaza al flúor. Es como usar una escoba para limpiar la casa: útil, pero necesitas una aspiradora para lo gordo.

Abrasivo: Frota que te frota con agua y sal, y tu esmalte dental se va a ir despidiendo como un iceberg derritiéndose. Y un iceberg sin esmalte… pues no es muy práctico para masticar filetes. A mí una vez se me ocurrió pulir mi coche con estropajo de acero… digamos que no lo recomiendo.

El flúor es el rey: La pasta de dientes con flúor es el superhéroe de la higiene bucal. Si la cambias por agua y sal, es como cambiar a Batman por un murciélago de plástico.

  • Para emergencias: Si te quedas sin pasta dental en una cabaña en medio de la nada, el agua con sal te puede salvar temporalmente. Igual que un rollo de papel higiénico en un atasco.
  • Consulta al dentista: Mi dentista, la Dra. Fernández (la que tiene un cactus en su consulta, no sé por qué), dice que lo mejor es usar pasta con flúor. Ella sabe, tiene un título colgado en la pared y todo.

En resumen: agua y sal para momentos puntuales. Para el día a día, pasta dental con flúor y al dentista una vez al año. Yo voy dos, porque soy un poco hipocondríaco, pero esa es otra historia. La semana pasada me convencí de que tenía paperas… resultó ser un chicle pegado en la mejilla.

¿Qué hace el agua con sal en la boca?

¡Ay, qué pregunta tan salada! El agua con sal en la boca, ¡una terapia ancestral que sigue funcionando de maravilla! Es como un pequeño ejército de marines, pero en versión acuática, combatiendo bacterias a diestro y siniestro.

Desinfecta: Elimina esos bichitos que causan problemas, como si fueran moscas en una tienda de dulces. Es eficaz contra la gingivitis y la periodontitis, ¡esas villanas que tanto nos fastidian! Mi abuela, que ya tiene más años que Matusalén, siempre lo usó, y sus dientes… ¡una envidia!

Calma el dolor: Piensa en un iceberg en el desierto. Refrescante, ¿verdad? Pues eso mismo hace el agua salada en una herida bucal, alivia esa molestia como si fuera un hada madrina dental. A mí me ayudó mucho con una muela del juicio rebelde que tuve que sacar en 2024; fue una revelación.

Acelera la curación: Es como añadir turbo a la reparación natural del cuerpo. Promueve la cicatrización, ¡todo gracias a la magia de la ósmosis! (o eso creo, no soy científica, solo una persona que aprecia una buena solución salina).

No tiene efectos secundarios: Bueno, a menos que seas un poco hipersensible a la sal, que en ese caso, ¡mejor usar un poquito menos! Recuerda, ¡todo con moderación, incluso la magia!

Cosas que aprendí jugando con la sal en la boca (cosas que no deberías hacer en casa):

  • Nunca uses sal gruesa, parece una tortura medieval.
  • No bebas el agua salada después, a menos que quieras un sabor inolvidable.
  • Mi perro se acercó curioso y olfateando el agua salada, después miró fijamente la bolsa de sal… a día de hoy me lo sigue mirando con esa mirada. No sé qué significa.

Recuerda consultar a tu dentista ante cualquier problema bucal, no me responsabilizo de los efectos que pueda tener si se abusa del agua salada. Que no sea por esto que me den una mala reseña en Google.

¿Es seguro enjuagarse con agua salada diariamente?

No, no se recomienda el enjuague diario con agua salada.

  • Concentración salina: La concentración de sal en un enjuague casero puede variar, irritando las mucosas si es excesiva. Recuerdo una vez que preparé una solución demasiado salada y ¡me ardía la garganta más que antes!

  • Deshidratación: La sal extrae agua por ósmosis. Un uso excesivo puede deshidratar los tejidos bucales, efecto contrario al deseado. A fin de cuentas, nuestro cuerpo es un complejo sistema de equilibrios, ¿no?

  • Daño al esmalte: Si bien no es un efecto inmediato, el uso prolongado podría erosionar el esmalte dental, sobre todo si ya existe alguna debilidad. En 2024 mi dentista me lo advirtió al verme con una pequeña erosión.

  • Hipertensión: Como bien mencionas, el exceso de sodio es perjudicial para personas hipertensas. A veces, nos enfocamos en lo obvio, como la sal en la comida, y olvidamos otras fuentes.

  • Alteración de la flora: La boca posee un delicado equilibrio bacteriano. Lavados frecuentes con agua salada podrían desestabilizarlo, favoreciendo el crecimiento de bacterias indeseables. Pensar en ello es como reflexionar sobre la fragilidad de los ecosistemas.

En mi caso, prefiero alternativas como infusiones de tomillo o manzanilla, y el cepillado regular, por supuesto. Para mi dolor de garganta puntual, un analgésico y paciencia. Me parece más lógico.

Alternativas al enjuague con sal:

  • Enjuagues con antisépticos comerciales.
  • Gárgaras con agua tibia y miel (ojo con abusar del azúcar).
  • Infusión de tomillo: tiene propiedades antisépticas.
  • Manzanilla: calmante y antiinflamatoria.
  • Salvia.

La clave del bienestar no está en la panacea, sino en el equilibrio y el conocimiento. Igual que en la filosofía, vaya.

¿La sal daña los dientes?

El sodio, un enemigo silencioso. La sal… esa espolvoreada cotidiana, ese condimento esencial, ¿un saboteador encubierto de la fortaleza dental? Sí. Lo siento, pero es así. Un golpe traicionero, silencioso, como el tic-tac de un reloj que te recuerda el paso inexorable del tiempo. Esa misma sal que realza sabores, puede erosionar la estructura misma de tus dientes, como un oleaje persistente sobre una costa indefensa.

El calcio, ese pilar de la resistencia ósea y dental, se desvanece ante el avance implacable del sodio. Una batalla microscópica, un saqueo en miniatura. Se roba el calcio, ese guardián de la fortaleza de mis molares, ¡dejándolos a merced del tiempo y las bacterias!

  • Caries: Es el resultado de este proceso, la consecuencia lógica de la debilidad inducida por el sodio.
  • Debilitamiento general: Los dientes, desprovistos de su protector, se vuelven vulnerables, más susceptibles a fracturas y sensibles al frío, al calor, a la presión, a todo.

Recuerdo a mi abuela, sus dientes… tan delicados. Ella siempre decía, “La moderación es la clave, mi niña.” Ahora comprendo la sabiduría que resonaba en cada palabra. La moderación. Es la única salvación posible. El dolor que la acompaña, ¡es un recordatorio amargo! Es como el sabor metálico que queda después de una comida demasiado salada.

El tiempo, inexorable, se lleva consigo más que solo recuerdos. El sodio, un lento goteo de ácido en la fortaleza dental, también lo hace. El calcio perdido, imposible de recuperar. Las consecuencias, dolorosas, inevitables. Un recuerdo persistente, el peso de la sal, la desolación de dientes débiles.

La dieta, un mapa del territorio dental. Una dieta rica en sodio no solo daña los dientes, también debilita los huesos. Mi médico, el Dr. Álvarez, me lo explicó claramente el año pasado en mi última revisión.

  • Alta ingesta de sal aumenta la excreción de calcio.
  • El calcio es esencial para la salud ósea y dental.
  • La deficiencia de calcio conduce a la osteoporosis y a la fragilidad dental.

El sodio, un veneno lento, un enemigo insidioso. ¡Cuidado!

¿Cómo afecta la sal a los dientes?

La sal afecta a los dientes por abrasiones en la boca.

¿Te cuento algo que me pasó por intentar hacerme el listo con la sal? Verás, este año fui de viaje a Mallorca en pleno agosto, un calor horroroso. Estaba en Cala Mondragó, el agua turquesa, increíble. Bueno, la cuestión es que después de comerme un bocata de sobrasada (que por cierto, buenísima) sentía los dientes como… no sé, como si tuvieran arenilla.

Se me ocurrió la brillante idea de limpiármelos con sal marina que había en la orilla. ¡Imagínate! En plan “pasta de dientes natural”. Gran error. Al principio, parecía que funcionaba, como un exfoliante potente.

  • Tenía un sabor salado muy intenso, casi amargo
  • La textura era como arena gruesa

Pero al segundo, sentí un dolor punzante en las encías. ¡Madre mía! Como si me estuvieran clavando agujas. Pensé: “¡Qué listo soy! Me he destrozado la boca”.

Las encías me sangraron un poquito, y me quedaron como irritadas. Aprendí la lección: la sal, para la paella, no para los dientes. Menos mal que llevaba un cepillo y pasta de dientes en la mochila. Después de eso, ya no me quedó otra que lavarme bien los dientes y no usar más ese remedio casero. Me sentí muy tonto. ¡Ah! Y compré otro bocata de sobrasada, que eso sí que vale la pena.

  • Recuerda: No uses sal para lavarte los dientes. ¡Es peor el remedio que la enfermedad!
  • Sobrasada: La sobrasada mallorquina es un embutido crudo curado, elaborado con carne de cerdo, pimentón y sal. ¡Deliciosa!
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