¿Cómo salvar una sopa agria?

¡Ay, la sopa! ¿Quién no ha vivido ese momento de pánico al probarla y sentir ese golpe de acidez que te arruina la comida? A mí me ha pasado, ¡claro que sí! Recuerdo una vez, haciendo un caldo de pollo para mi abuela… ¡quedó tan ácido que parecía limonada! Casi lloro, imagínate, después de horas en la cocina.

Entonces, ¿qué hacer cuando la sopa se pone rebelde y se vuelve agria? Bueno, el truco mágico (y sí, ¡es magia pura!) es el bicarbonato de sodio. Esa cajita blanca que parece tan simple, ¡nos salva la vida! La receta dice que hay que agregar una cucharadita, revolver y esperar a que burbujee, como una pequeña poción mágica. ¿Verdad que es fascinante cómo burbujea? Luego pruebas, claro, con cuidado… no vaya a ser que te quemes la lengua.

Y aquí viene el punto clave: si sigue ácida… ¡otra cucharadita! Y otra, si hace falta. No hay una fórmula exacta, es como un baile, vas probando poquito a poco hasta que la sopa dice “basta, ya estoy perfecta”. Como con la sopa de mi abuela, tuve que echarle casi dos cucharaditas, ¡pero al final quedó deliciosa! Eso sí, no te pases, porque si no, te puede quedar con un sabor raro, como a jabón, ¡y sería peor el remedio que la enfermedad!

He oído por ahí, no sé si será cierto, que algunos usan azúcar… pero yo, sinceramente, no me atrevo. El bicarbonato es mi fiel aliado. ¿Leí en alguna parte que neutraliza los ácidos? Algo así… la verdad es que no me acuerdo bien. Lo importante es que funciona, ¡y eso es lo que cuenta! Al final, la cocina es un poco de ciencia, ¿no? Pero más de intuición, de amor… y de un poquito de bicarbonato de sodio para esos momentos de emergencia.