¿Dónde no usar el vinagre de limpieza?

¡Ay, el vinagre! Un aliado en la limpieza que a veces, como todo en la vida, tiene sus límites. ¿Verdad? Yo soy de las que confían ciegamente en él para muchas cosas, desde desinfectar la tabla de cortar hasta darle brillo al fregadero. Pero, ¡ojo!, que no es la panacea. Y después de algún que otro susto, aprendí a las malas dónde NO usar el vinagre de limpieza.

A ver, ¿por dónde empiezo? Ah, sí, ¡las encimeras de granito y mármol! Me acuerdo una vez que, entusiasmada con mi vinagre y un paño, decidí darle un repaso a la encimera de la cocina. Pensé: “¡Qué bien va a quedar!” Pues… no. Resulta que el vinagre, con su acidez, puede dañar estas superficies delicadas. ¡Casi me da un ataque al corazón cuando vi que había perdido brillo! Desde entonces, solo jabón neutro y mucho cuidado.

Y hablando de superficies delicadas… los suelos de madera y piedra natural. Otra lección aprendida a base de error. Mi abuela siempre decía que para limpiar el parqué no había nada mejor que agua y un chorrito de jabón de Marsella. ¡Qué razón tenía la mujer! El vinagre puede comerse el barniz o dañar la piedra. ¿Y quién quiere un suelo mate y deslucido? ¡Nadie!

¿Y las pantallas electrónicas? ¡Ni se te ocurra! Imagínate, echar vinagre directamente a la tele o al ordenador… ¡Escalofrío! Recuerdo que una amiga lo hizo (sin querer, eh) con el mando a distancia y… bueno, digamos que tuvo que comprar uno nuevo. Mejor un paño suave y productos específicos, ¿no crees?

Luego está el tema del hierro fundido y el acero inoxidable, sobre todo los cuchillos. Me explico: el vinagre puede oxidar el hierro fundido, dejándolo hecho un desastre. Y con el acero inoxidable, especialmente los cuchillos, puede opacarlos y hasta corroerlos si se deja mucho tiempo en contacto. Una pena, ¿verdad?

¡Ah! Y el lavavajillas. He leído por ahí que algunos lo usan para descalcificarlo, pero a mí no me convence. Prefiero usar productos específicos. No sé, me da la sensación de que a la larga puede dañar alguna pieza. Manías mías, quizás.

Y por último, pero no menos importante: los electrodomésticos de aluminio. El vinagre, de nuevo, puede reaccionar con el aluminio y dejar manchas feas y difíciles de quitar. ¿Para qué arriesgarse?

En fin, el vinagre es genial para muchas cosas, pero como ves, hay que saber dónde usarlo y dónde no. ¡Y aprender de los errores ajenos (y propios) para no llevarse sustos! ¿No te parece?