¿Qué pasa si consumimos alimentos fermentados?

2 ver

¡Ah, los fermentados! A mí me encantan, y creo que son una maravilla para la tripa. Desde mi experiencia, sí que noto cómo me ayudan a la digestión y a sentirme más fuerte. Pero ojo, no todo el mundo reacciona igual, ¡cada cuerpo es un mundo! A veces, si me paso, noto alguna molestia, así que creo que la clave está en la moderación y en escuchar a tu propio cuerpo.

Comentarios 0 gustos

¿Qué pasa si consumimos alimentos fermentados? Ay, qué pregunta, ¡me encanta! A mí, me producen una sensación… ¿cómo decirlo? De bienestar, de paz interior, casi como una caricia para el estómago. De verdad, ¿sabes? Recuerdo una vez que estuve con una gastroenteritis horrorosa, de esas que te dejan hecha polvo. Y lo único que podía tolerar era una sopita de miso, ¡bendito miso! Me ayudó a recuperarme mucho más rápido que cualquier medicamento. Es una experiencia que me marcó, la verdad.

Los fermentados, para mí, son una especie de magia. Siento que me ayudan con la digestión, que me dan más energía… como si mi cuerpo agradeciera profundamente esos probióticos, esos bichitos buenos que tanto se habla. He leído, creo que fue en un artículo, que hasta un 70% de nuestro sistema inmunitario está en el intestino, ¡imagínate! Es una barbaridad, ¿no? Por eso cuido tanto lo que como.

Pero, ojo al dato, no es que sea una fanática loca que come chucrut a todas horas. ¡No! Si me paso, si abusas de ellos, te aseguro que lo pagas. A mí, por ejemplo, si me como medio kilo de kimchi de golpe, me sienta fatal. Inflamación, gases… un verdadero desastre. Así que la clave, creo yo, es la moderación, la escucha activa de tu cuerpo. ¿Qué te dice tu tripa? ¿Te pide más o te dice “basta, ya”? Hay que aprender a escucharla, ¿verdad? Porque cada cuerpo, como dicen, ¡es un mundo! A mi amiga Ana, por ejemplo, los fermentados le sientan fatal, le producen una diarrea que no te cuento… Así que, prueba con moderación, poco a poco, y observa cómo reacciona tu cuerpo. ¡Y si tienes dudas, consulta con un profesional! Eso sí, si los toleras bien… ¡qué maravilla!