¿Caducan los electrolitos?

¿De verdad caducan los electrolitos? Pues sí, aunque no lo parezca. No es que se pongan malos como la leche y te vayas a intoxicar, ¿verdad que no? Pero… pierden su chispa, su… ¿cómo decirlo?… su punch. Es como cuando abres un refresco con gas que lleva meses en la despensa. Algo de gas le queda, pero no es lo mismo. ¿A quién le gusta un refresco sin burbujas? Pues con los electrolitos pasa algo parecido.

Te lo digo yo, que una vez, después de una maratón –sí, corrí una maratón, ¡toda una hazaña!– me tomé una bebida isotónica que encontré por ahí, olvidada en el fondo de la mochila. Había caducado hacía… ¿Unos meses? No recuerdo bien. El caso es que no me sentó igual. No recuperé la energía como otras veces. Me quedé como… ¿Chof? ¿Apagada? Como si me faltara algo. Y sí, la carrera me había dejado agotada, pero algo me decía que esa bebida “zombie” no me había ayudado mucho.

Dicen, por ahí he leído, que no es como las vitaminas, que esas sí que se degradan cosa mala. Con los electrolitos es más bien que van perdiendo eficacia, poco a poco. No sé, algo así como un 60% o 70% después de la fecha de caducidad, según algunos estudios… No me preguntes dónde lo leí, ¡fue hace tiempo! Pero vamos, que algo pierden. ¿Para qué arriesgarse entonces? Mejor comprar una bebida nueva, ¿no crees? Total, por unos pocos euros… Merece la pena sentir que te revitalizas de verdad, ¿no? Sobre todo después de un buen esfuerzo. Ya sea una maratón, una clase de spinning infernal o simplemente un día de mucho calor. ¡Los electrolitos son nuestros amigos! Pero amigos frescos, eh, no zombies.