¿Cómo llegan a tu cuerpo las calorías?

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Consumimos calorías de los alimentos y bebidas. El cuerpo las transforma en energía para funcionar o las almacena como grasa si no se utilizan. Esta grasa corporal permanece hasta que se gasta mediante la actividad física.

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El Viaje de las Calorías: Desde el Plato hasta la Célula

Consumir calorías no es simplemente ingerir un número abstracto; es iniciar un complejo proceso bioquímico que afecta cada célula de nuestro cuerpo. La creencia popular de que las calorías son unidades de energía es parcialmente cierta, pero la realidad de su recorrido desde el plato hasta su destino final es mucho más fascinante. No se trata solo de quemarlas o almacenarlas; es una intrincada red de transformaciones y equilibrios.

Comencemos por la fuente: los alimentos y bebidas que ingerimos. Estos contienen macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) y micronutrientes (vitaminas y minerales), todos ellos con un valor calórico específico. Pero, ¿cómo se traduce ese valor en energía utilizable por nuestro organismo?

El proceso comienza en la boca, donde la masticación y la saliva inician la digestión. Los carbohidratos se descomponen en azúcares simples, las proteínas en aminoácidos y las grasas en ácidos grasos y glicerol. Este proceso continúa en el estómago e intestino delgado, donde enzimas específicas descomponen aún más los nutrientes. La absorción de estos componentes ocurre principalmente en el intestino delgado, pasando a través de las paredes intestinales hacia el torrente sanguíneo.

Una vez en la sangre, la glucosa (azúcar simple proveniente de los carbohidratos) es la fuente de energía primaria. Es transportada a las células de todo el cuerpo, donde se utiliza en la respiración celular, un proceso que transforma la glucosa en adenosín trifosfato (ATP), la principal moneda energética de la célula. Las proteínas, además de aportar energía, son cruciales para la construcción y reparación de tejidos. Las grasas, por su parte, sirven como reserva energética a largo plazo y son esenciales para la formación de hormonas y otras moléculas importantes.

Si la ingesta de calorías supera el gasto energético diario –el resultado del metabolismo basal, la actividad física y la termogénesis–, el exceso se almacena principalmente en forma de triglicéridos en el tejido adiposo (grasa corporal). Este tejido no es un simple depósito inactivo; juega un papel activo en la regulación hormonal y metabólica.

La grasa corporal permanece como reserva energética hasta que el cuerpo la necesita. Durante el ejercicio, por ejemplo, se movilizan los ácidos grasos almacenados para generar ATP. El cuerpo prioriza el uso de glucosa como combustible, recurriendo a las grasas cuando los niveles de glucosa son bajos.

En resumen, el viaje de las calorías es un proceso dinámico y complejo. No se limita a una simple ecuación de ingesta versus gasto; implica una intrincada red de procesos digestivos, metabólicos y hormonales que determinan cómo nuestro cuerpo utiliza y almacena la energía proveniente de los alimentos. Comprender este proceso es crucial para mantener una salud óptima y un peso equilibrado.