¿Cuándo un alimento puede ser perjudicial para la salud?

¿Cuándo un alimento se convierte en enemigo? Ay, esa pregunta me da vueltas en la cabeza a menudo. Es que… ¿quién no se ha sentido mal alguna vez después de comer algo? Recuerdo una vez, en un viaje a México, que probé unos tacos callejeros que parecían deliciosos… ¡qué error! Pasé la noche entera en el baño, ¡una diarrea que ni te cuento! Desde entonces, me quedó la espina clavada.

Me preocupa, muchísimo, que algo tan básico como comer, algo que debería ser un placer, pueda convertirse en una amenaza. Es horrible, ¿verdad? Pensar que un simple bocadillo pueda enfermarte, desde algo leve, como un malestar estomacal, hasta algo tan terrible como… el cáncer. A veces me invade una rabia profunda, una impotencia, al pensar en todas esas bacterias, esos virus, esos químicos… ¡contaminando nuestra comida! ¿Cómo es posible? He leído que más de 200 enfermedades, ¡doscientas!, se relacionan con alimentos contaminados. ¡Doscientas! La cifra me deja helada.

Deberíamos ser más cuidadosos, ¿no crees? Exigir alimentos seguros, no solo para nosotros, sino para nuestros hijos, para nuestros nietos… Es nuestra responsabilidad. A veces me pregunto, ¿cuánta gente se preocupa realmente de esto? ¿Estamos realmente conscientes del riesgo? Es una lucha constante, entre la comodidad de la comida rápida y la preocupación por nuestra salud. Pero, claro, la salud no tiene precio, ¿verdad? Vale la pena el esfuerzo, aunque a veces cueste más y requiera más atención. Es una cuestión de prioridades, al final. Y yo, desde luego, he decidido priorizar mi salud y la de mi familia, vigilando cada bocado que comemos, hasta donde sea posible. Espero poder transmitirlée este cuidado a los míos, para que ellos, a su vez, sigan el camino.

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