¿Qué comer cuando no puedes saborear ni oler?

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Para quienes pierden el sentido del gusto y el olfato, los alimentos fríos o congelados suelen resultar más agradables. Prueba con yogures, batidos, ensalada de huevo o fruta congelada. Evitar calentar las sobras también puede ayudar.
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Recetas y consejos para disfrutar de la comida sin gusto ni olfato

La pérdida del gusto y el olfato, conocida como anosmia y ageusia respectivamente, puede ser una experiencia frustrante, convirtiendo incluso las comidas más placenteras en un ejercicio monótono. Si te encuentras en esta situación, no te preocupes, no estás solo y existen estrategias para hacer que la comida vuelva a ser un placer, aunque sea de una manera diferente. La clave está en centrarse en las texturas y temperaturas, y en la familiaridad de ciertos alimentos.

Afortunadamente, existen algunos trucos que pueden ayudarte a recuperar algo de disfrute a la hora de comer. En lugar de concentrarte en el sabor, que está comprometido, enfócate en otras sensaciones. Los alimentos fríos o congelados, por ejemplo, suelen ser más atractivos cuando se ha perdido la capacidad de percibir aromas y sabores. Esto se debe a que las bajas temperaturas pueden estimular otros receptores sensoriales en la boca, creando una experiencia más completa.

Aquí te proponemos algunas ideas:

  • Frescura helada: Los yogures, especialmente los griegos, ofrecen una textura cremosa y refrescante. Experimenta con diferentes sabores, pero recuerda que el sabor será menos pronunciado de lo habitual. Del mismo modo, los batidos de frutas congeladas, hechos con leche o yogur, son una excelente opción. La textura y la frescura pueden resultar muy gratificantes.

  • Texturas variadas: La ensalada de huevo, aunque pueda parecer simple, ofrece una interesante variedad de texturas. La cremosidad del huevo, la firmeza de las verduras (si las incluyes) y el crujiente de cualquier aderezo que añadas (como pepinillos o bacon crujiente) pueden compensar la falta de sabor.

  • El poder de lo congelado: Las frutas congeladas, como las bayas o el mango, son una opción refrescante y satisfactoria. Puedes disfrutarlas solas, o añadirlas a un yogur o batido para una experiencia más completa. La textura fría y ligeramente helada puede ser muy agradable.

  • Evitar el recalentamiento: Las sobras recalentadas suelen tener un sabor más intenso y, paradójicamente, pueden resultar menos agradables cuando se ha perdido el gusto y el olfato. Opta por alimentos frescos o ligeramente refrigerados.

Más allá de los alimentos:

  • Presentación: Aunque no puedas saborear la comida, la presentación visual puede mejorar tu experiencia. Sirve tus platos de forma atractiva, utilizando colores vibrantes y texturas contrastantes.

  • Consistencia: Experimenta con diferentes consistencias: cremoso, crujiente, jugoso. La variedad textural puede ser estimulante para tus sentidos.

  • Familiaridad: A menudo, los alimentos familiares, aunque no se perciban con su sabor habitual, pueden resultar más reconfortantes. Elige comidas que normalmente te gusten y conócelas bien.

Recuerda que esta situación es temporal para la mayoría de las personas. Consulta a tu médico para determinar la causa de la pérdida del gusto y del olfato y recibir el tratamiento adecuado. Mientras tanto, no dudes en experimentar con diferentes texturas y temperaturas para encontrar combinaciones que te resulten agradables y te permitan disfrutar de la comida nuevamente.