¿Qué comer si tengo mala absorción?

Nutrición para la Mala Absorción: Un Enfoque Personalizado

La mala absorción, un trastorno digestivo que impide al cuerpo absorber adecuadamente los nutrientes de los alimentos, puede tener un impacto significativo en la salud. Si te diagnosticaron mala absorción, una estrategia nutricional adecuada es crucial para contrarrestar sus efectos y mantener un estado de salud óptimo. No se trata de una dieta única para todos, sino de un enfoque personalizado que debe ser diseñado en colaboración con un profesional de la salud, como un gastroenterólogo o nutricionista.

La premisa principal es asegurar un aporte calórico suficiente. A diferencia de lo que se pueda pensar, restringir calorías empeora la situación, ya que el cuerpo necesita energía para reparar tejidos y realizar sus funciones vitales. Una dieta rica en calorías, pero de calidad, es esencial. Esto implica una distribución equilibrada de macronutrientes:

• Carbohidratos: Opta por carbohidratos complejos y de digestión lenta, como la avena, el arroz integral, la quinoa, las patatas (con piel) y las legumbres. Estos proporcionan energía sostenida sin sobrecargar el sistema digestivo. Evita los azúcares refinados y los alimentos procesados con alto contenido de azúcar, ya que pueden exacerbar los síntomas.

• Proteínas: Las proteínas son fundamentales para la reparación celular y la función inmunitaria. Incluir proteínas de alta calidad, como las encontradas en el pescado blanco (bacalao, merluza), el pollo sin piel, los huevos, las carnes magras y las legumbres, es vital. La digestibilidad de la proteína es clave; optar por proteínas magras y bien cocidas puede mejorar su absorción.

• Grasas: A pesar de la mala reputación, las grasas son esenciales para la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y para la salud en general. Prioriza las grasas saludables como el aguacate, el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos (en cantidades moderadas) y las semillas. Limita las grasas saturadas y las grasas trans.

Además de la distribución equilibrada de macronutrientes, la suplementación es a menudo necesaria para corregir las deficiencias nutricionales causadas por la mala absorción. Un profesional de la salud determinará qué suplementos son necesarios basándose en un análisis de sangre y en la gravedad de la mala absorción. Estos pueden incluir:

• Hierro: Fundamental para prevenir la anemia. Las fuentes dietéticas pueden ser insuficientes, por lo que la suplementación puede ser necesaria.
• Ácido fólico: Esencial para la formación de células sanguíneas y la prevención de defectos de nacimiento.
• Vitamina B12: Crucial para la salud del sistema nervioso. Su absorción puede verse particularmente afectada en casos de mala absorción.
• Otras vitaminas y minerales: Dependiendo del caso, pueden ser necesarias otras vitaminas liposolubles (A, D, E y K), calcio, zinc, magnesio, etc.

Es fundamental recordar que este artículo proporciona información general y no sustituye la consulta con un profesional de la salud. Un nutricionista o gastroenterólogo podrá realizar una evaluación individualizada, determinar la causa subyacente de la mala absorción y diseñar un plan nutricional adaptado a tus necesidades específicas, incluyendo la frecuencia y el tamaño de las comidas, así como la posible necesidad de modificaciones en la consistencia de los alimentos. La clave para controlar la mala absorción reside en un abordaje integral y personalizado que combine una dieta equilibrada con un seguimiento médico regular.

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