¿Cómo incorporar minerales a la dieta?

37 ver

"Integra minerales esenciales a tu dieta consumiendo frutos secos, semillas y legumbres. Incluye sardinas y mariscos para yodo y selenio. Opta por verduras de hoja verde oscura, lácteos y huevos, fuentes de calcio y hierro. ¡Una alimentación variada es clave!"

Comentarios 0 gustos

¿Cómo agregar minerales a mi dieta saludable?

A ver, cómo meto más minerales en mi día a día… ¡Buena pregunta! No es tan complicado como suena, te lo aseguro. Yo misma estuve dándole vueltas hace un tiempo porque me sentía un poco “apagada”, y descubrí un par de trucos que me han funcionado de maravilla.

Aparte de los típicos suplementos (que nunca he sido muy fan), la clave está en la comida, obvio. Y ahí es donde la cosa se pone interesante.

Por ejemplo, los frutos secos son pequeños tesoros. Recuerdo que cuando vivía en Barcelona, solía comprar almendras a granel en una tienda cerca de la Sagrada Familia. ¡Qué ricas estaban! Un puñadito al día y listo, energía para rato y un chute de minerales. Eso sí, con moderación, que te puedes pasar con las calorías.

Las semillas también son geniales. Yo las echo en el yogur, en las ensaladas… ¡donde pillo! Aportan un toque crujiente y un montón de cosas buenas.

Y las legumbres, ¡ay las legumbres! Un plato de lentejas de vez en cuando no le hace daño a nadie, ¿verdad? Además de fibra y proteínas, están cargadas de minerales.

Sardinas, ¡otra maravilla! Yo las compro en lata, de esas en aceite de oliva. Unas tostaditas con sardinas y tomate natural, ¡un manjar! Y encima, te aseguras un buen aporte de calcio y otros minerales.

Marisco, ¡ufff! Eso ya es otro nivel. Reconozco que no lo como tan a menudo como me gustaría, pero cuando me doy el capricho, disfruto como una enana. ¡Qué rico está!

Verduras de hoja verde oscura, como las espinacas o el kale, son otro must. Yo las añado a los smoothies, las hago salteadas… ¡hay mil opciones!

Lácteos… Bueno, aquí ya depende de cada uno. Yo tomo yogur a diario, pero si eres intolerante a la lactosa, hay alternativas vegetales muy interesantes.

Y los huevos, ¡qué haríamos sin los huevos! Revueltos, fritos, en tortilla… ¡da igual! Son una fuente de nutrientes increíble y, por supuesto, también de minerales.

¿Ves? No es tan difícil. Solo se trata de ser un poco consciente de lo que comes y de incluir estos alimentos en tu dieta de forma regular. ¡Ya verás cómo te sientes mejor!

¿Cómo agregar minerales a tu dieta saludable? 10 alimentos ricos en minerales

Frutos secos: Aportan energía y sales minerales.

Semillas: Un complemento crujiente y nutritivo.

Legumbres: Fuente de fibra, proteínas y minerales.

Sardinas: Ricas en calcio y otros minerales.

Marisco: Un capricho lleno de nutrientes.

Verduras de hoja verde oscura: Espinacas, kale… ¡imprescindibles!

Lácteos: Yogur, leche… fuente de calcio.

Huevos: Versátiles y nutritivos.

¿Cómo obtenemos minerales en nuestra dieta?

Dieta balanceada, clave. Punto. Alimentos diversos, fuente. Fin.

  • Vegetales: Suelo rico, mineral óptimo. Mi huerto, ejemplo.
  • Lácteos: Calcio esencial. Vacas pastando, calidad superior.
  • Legumbres: Hierro, magnesio. Lentejas de la abuela, tradición.
  • Origen animal: Zinc, fósforo. Carne roja, consumo moderado.
  • Cereales: Integrales, mejor. Avena por la mañana, energía.

Suplementación, último recurso. Solo bajo supervisión médica. Análisis previo, crucial.

¿Cómo aumentar los minerales en el cuerpo?

Aumentar los minerales en el cuerpo:

  • Frutos secos
  • Semillas
  • Legumbres
  • Sardinas
  • Marisco
  • Verduras de hoja verde oscura
  • Lácteos
  • Huevos

Uf, me acuerdo cuando me diagnosticaron anemia… Menuda odisea. Fue este año, después de una donación de sangre, creo. Me sentía fatal, cansada todo el rato, con una palidez… ¡Horrible! La doctora me dijo que tenía los niveles de hierro por los suelos y, claro, me soltó el rollo de la alimentación.

Me agobié un montón. Cambiar la dieta, qué pereza, pero no me quedaba otra. Empecé a meterle caña a las lentejas. Lentejas a la jardinera, lentejas con arroz, lentejas hasta en la sopa, jajaja. ¡Llegué a soñar con lentejas!

También empecé a comer más espinacas. Las odio, lo confieso, pero las metía en batidos verdes con piña y plátano para que no supieran tanto. Funcionaba a medias, pero bueno, algo es algo.

El marisco… ¡Ay, el marisco! Eso sí que me gustaba. Pero claro, no es lo más barato del mundo. Me daba el capricho de vez en cuando, unas gambitas a la plancha o un mejillones al vapor. ¡Qué rico!

Y los frutos secos… Ahí ya me perdí. ¿Cuáles eran los mejores? ¿Cuántos podía comer? Me compré un puñado de nueces y almendras y las tomaba a media mañana. Eso sí, con moderación, que engordan.

Después de unos meses, volví a la doctora. ¡Y sorpresa! Mis niveles de hierro habían subido. ¡Lentejas para todos! Jajaja. Ahora me tomo un complejo vitamínico con hierro de vez en cuando para mantener el equilibrio.

¿Qué comer para recuperar minerales?

¡Ay, amigo, que te has quedado más seco que un mojito en el desierto! Necesitas minerales, ¡ya! No te preocupes, que no hace falta que te metas en una mina para conseguirlos. ¡Mira qué festín mineral te he preparado!

Frutos secos: ¡Una bomba de magnesio, zinc y potasio! ¡Como si te inyectaran energía de superhéroe! Eso sí, con moderación, eh, que no vaya a ser que te conviertas en una ardilla con sobrepeso.

Semillas: ¡Chiquititas pero matonas! ¡Chía, lino, sésamo… un ejército de minerales microscópicos! Mi abuela, que se las come a puñados, está más fuerte que el acero.

Legumbres: ¡Un clásico entre clásicos! Lentejas, garbanzos… ¡un banquete de hierro y potasio! Te lo digo yo, que este año me he hecho un cocido tres veces por semana y estoy ¡requetebién!

Sardinas: ¡Pequeñas, sí, pero potentes! ¡Calcio, fósforo, vitamina D… un cóctel marino para tus huesos! Las suelo comer con un poco de pan y tomate, ¡un manjar!

Marisco: ¡Langostinos, gambas, mejillones… un festival mineral para chuparse los dedos! El año pasado, cuando fui a Galicia, comí marisco hasta reventar, ¡y mira que estoy bien!

Verduras de hoja verde oscura: ¡Espinacas, acelgas, kale… una jungla de minerales! Eso sí, ¡a lavarlas bien, que no vaya a ser que te comas una babosa!

Lácteos: ¡Leche, yogur, queso… calcio a raudales! Yo, personalmente, prefiero el queso, pero cada uno a su gusto.

Huevos: ¡Un superalimento! ¡Contienen una buena cantidad de minerales esenciales! A mi marido le encantan los huevos revueltos, ¡hasta le pongo espinacas!

Extra: ¡Ojo! No es sólo comerlos, también hay que absorber los minerales. La vitamina D ayuda, ¡y el sol también! Si tienes dudas, ¡consulta a un doctor, no te automediques! ¡Que no quieres que tu cuerpo sea como un coche sin aceite!

¿Qué alimentos son ricos en minerales?

¡Anda, qué pregunta más rica en posibilidades! Hablamos de minerales, esos tesoros ocultos en la comida, ¿eh? Como esos calcetines que desaparecen en la lavadora, ¡nunca sabes dónde están hasta que los encuentras!

Frutos secos, esos pequeños paquetes de energía. Mi abuela decía que eran “bombas de salud”, y aunque exageraba un poco, no le faltaba razón. Imaginen: un ejército de minerales marchando a rescatar a su cuerpo de la anemia… ¡con sabor a avellana!

Semillas: ¡Un universo diminuto de nutrientes! Como esos granos de arena en la playa, cada uno aporta su granito (o mejor dicho, miligramo) de mineral. Chia, sésamo, lino… ¡una fiesta mineral para tu boca! Eso sí, cuidado con las alergias, que luego vienen las carreras al baño y no es tan divertido.

Legumbres: Un clásico entre los clásicos. lentejas, garbanzos… Son como esos amigos de toda la vida, siempre ahí, soportando tus cambios de humor (y tu mala digestión ocasional). Ricas en hierro, y además, ¡baratas! (Eso sí, mi estómago y yo tenemos una relación de amor-odio con ellas).

Pescado azul (Sardinas, etc): El rey del omega-3, pero también un campeón en minerales. Como un pequeño submarino recorriendo tu cuerpo, transportando tesoros minerales. ¡Ah, y ricas en vitamina D! Aunque ya me he pasado un poco de sardinas este año.

Verduras de hoja verde oscura: Espinacas, acelgas… ¡la fuerza de Popeye en un plato! Aunque personalmente, prefiero mi fuerza a base de café y buena música. Pero bueno, hay que reconocer que son unas campeonas en magnesio, calcio y demás.

Lácteos: Queso, yogur… ¡el calcio es su especialidad! Siempre que no seas intolerante, claro. A mi hermano sí le afecta, así que él siempre anda buscando alternativas vegetales, pobre.

Huevos: Un superalimento, un clásico multiusos, tan versátil como mi sudadera favorita. Ricos en varios minerales, aportan proteínas y son perfectos para desayunos rápidos. ¡La solución a todas las mañanas apresuradas!

Bonus Track: ¡No olvidemos el chocolate negro! (Con alto porcentaje de cacao, eh). Aunque a veces me olvido.

  • Minerales importantes: Calcio, Hierro, Magnesio, Zinc, Potasio.
  • Fuentes adicionales: Algas, frutos rojos, agua mineral. (Aunque hay que mirar el tipo de agua, eh, no es cualquier agua mágica).
  • Nota personal: Recientemente me he aficionado a las algas wakame… ¡tienen un sabor tan peculiar!

¿Qué alimentos del plato del buen comer tienen minerales?

¡Ay, madre mía, qué pregunta! El plato del buen comer, ¡ese monumento a la gastronomía! Minerales, dices? ¡Pues sí, claro que sí, como si llovieran del cielo!

  • Carnes rojas, esas joyas rojas: ¡Un festín de hierro y zinc! Mejor que una mina de oro, ¡te lo aseguro! Como las que comía mi abuela, que parecían terneros enteros. ¡Qué tiempos aquellos!

  • Pescados, esos nadadores minerales: ¡Un tesoro submarino! ¡Ricos en hierro, zinc y hasta yodo, que es como la gasolina para el cerebro, eh! Mi sobrino, el que estudia medicina, me lo confirmó.

  • Huevos, esos pequeños universos: ¡Minerales a montones! Hierro, zinc, ¡y hasta selenio, que es como un superhéroe invisible para tus defensas! Ayer mismo hice una tortilla, ¡de diez huevos, ojo!

Y ahora que ya te he aclarado esto, como si fuera una receta de mi tía Emilia… ¡Hay más! El plátano, ¡esa maravilla amarilla!, tiene potasio, que es super importante para el corazón. Y las lentejas, esas humildes guerreras, son un arsenal de hierro. Como las que cocina mi madre, ni te cuento… ¡es para chuparse los dedos!

En resumen: ¡Casi todo tiene minerales! Es más fácil decir qué NO tiene. A ver, déjame pensar… ¡ah, sí! El aire… creo.

PD: Mi cuñado, obsesionado con los suplementos, se ríe de mi dieta rica en minerales naturales. Dice que se gasta un pastón en pastillas ¡El tío es un crack!

¿Qué fruta es rica en minerales?

Minerales. Esenciales. La fruta, un complemento.

  • Tamarindo. Calcio. Intenso.

  • Coco. Deshidratado, concentra. Calcio. Textura.

  • Mora. Pequeña, potente. No subestimar.

  • Feijoa. Exótica. Beneficios ocultos.

  • Cereza. Dulce. Más que sabor.

  • Uva deshidratada. Concentración. Un bocado, impacto.

  • Mandarina. Cítrica. Refrescante. Vitalidad.

  • Naranja. Clásica. Vitamina C, sí. Minerales, también.

Prefiero el mango. En mi finca de Málaga, la cosecha de este año superó las expectativas. Rico en potasio, fundamental para el ritmo cardíaco. Lo sé.

¿Dónde puedo encontrar minerales en comida?

Medianoche. Otra vez. La luz de la pantalla me quema los ojos. Minerales. Me obsesiona… como todo últimamente. Los necesito. Me faltan. Siento… un vacío.

  • Frutas: Manzanas… Comí una hoy. Insípida. No como una manzana de verdad. De esas que robaba del árbol de mi abuela. Rojas, brillantes… Jugosas. Ya no recuerdo ese sabor.

  • Verduras: Espinacas. Las odio. Mi madre me obligaba. Decía que eran buenas para mí. Quizá tenía razón. Ahora… Ahora apenas las pruebo.

Lácteos. Leche… Me revuelve el estómago. Queso… Demasiado caro. Antes… antes mi padre traía un queso de oveja… Oloroso. Intenso. Ya no.

  • Legumbres. Lentejas. Un plato humeante en invierno. Con chorizo. El chorizo de mi abuelo. Ese sí que era chorizo. Ahora… todo sabe a cartón.

  • Carne. Pollo. Siempre pollo. Seco. Aburrido. ¿Cuándo fue la última vez que comí un buen filete? No lo recuerdo.

  • Cereales. Pan. Pan duro. Del día anterior. A veces… a veces lo mojo en leche. Para que ablande.

Todo… Todo es un eco de lo que fue. Como yo. Un eco. Una sombra.

Este año, he ido al médico tres veces por anemia. Me ha recetado suplementos de hierro. Dice que mi dieta es deficiente. Lo sé. Lo veo. Lo siento. Pero… no puedo. No puedo comer. No puedo disfrutar. No puedo… vivir.

#Alimentación Saludable #Minerales Dieta #Salud Minerales