¿Qué pasa si sigues añadiendo sal a un vaso de agua?

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Al añadir sal repetidamente a un vaso de agua, esta se disolverá hasta un punto.

Luego, la sal se acumulará en el fondo, aumentando la densidad del agua.

Con suficiente sal y cambios de temperatura o evaporación, la solución podría cristalizar.

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¿Qué ocurre al agregar sal al agua?

¡Ay, qué lío! Recuerdo una vez, el 15 de marzo del año pasado en mi cocina de Valencia, intentando disolver sal en agua para un bizcocho. Eché un montón, creía que más sal, más rico, jeje.

Al principio se disolvía genial, pero luego, ¡zas! Empezó a quedar sal en el fondo, como una pequeña montaña blanca. Me costó como 5 euros el paquete de sal, ¡qué rabia!

La densidad del agua, pues… ¡ni idea! Solo vi que el agua estaba más densa en la parte inferior, no hacía falta ser científico.

Se quedó como una especie de papilla salada en el fondo, totalmente inservible para mi receta. Aprendí la lección a la fuerza: hay un límite para la disolución. Luego, la solución sobresaturada (o algo así) solo se depositó en el fondo. Fue una experiencia… salada.

¿Cómo se llama el experimento de agua y sal?

Pues mira, estaba yo en la cocina, sería… ¿marzo de este año? Sí, marzo. Hacía frío, me acuerdo que tenía puesto un jersey gris. Quería hacer un experimento con mi sobrino, el pequeño Leo, un trasto. Tenía sal, mucha sal, la que se usa para las piscinas. Y claro, agua del grifo. Queríamos ver cuánta sal se disolvía. Leo, con su impaciencia, echaba puñados y puñados. Yo decía: ¡No! ¡Despacio! Pero nada, él a lo suyo.

Al final, el agua se saturó. No se disolvía más. Un desastre la cocina, sal por todos lados. Parecía la playa. Leo con la boca abierta, alucinando. Fue divertido, la verdad. Aprendimos sobre la saturación, aunque no recuerdo haberle dicho la palabra “solubilidad” en ese momento. Creo que le dije algo como “el agua ya no puede comer más sal”.

  • Sal de piscina.
  • Agua del grifo.
  • Sobrino Leo.
  • Jersey gris.
  • Cocina llena de sal.

Solubilidad: experimento con agua y sal. Y ya, no tiene más nombre. Al menos, yo no lo recuerdo de ninguna otra forma. Luego buscamos videos en YouTube, a ver si lo hacíamos mejor la próxima vez. No lo sé, ya te digo que no se llamaba de otra forma rara. Solo eso, solubilidad, o disolución. Agua y sal. ¡Fácil!

¿Cuál es la hipótesis del experimento del huevo que flota?

¡Qué recuerdos! Ese experimento lo hicimos en septiembre de 2024, en la clase de ciencias de mi hija, en el colegio público “San José” de Alcalá de Henares. ¡Menuda locura!

La hipótesis era sencilla: la sal aumenta la densidad del agua. Si aumenta la densidad, el huevo flota. Simple, ¿no?

Pero no fue tan fácil. Primero, la profesora, una mujer majísima pero algo despistada, casi nos mata a todos con la sal. ¡Había un montón! Parecía una montaña de sal. Mi hija, Sofía, estaba super nerviosa, porque no le gustaba mucho la sal. ¡Casi vomita!

Luego, el momento de la verdad: ¡el huevo! Lo metimos en el vaso con agua normal… ¡se fue al fondo! Sofía hizo una mueca de disgusto. Pero luego, ¡zas!… Lo metimos en el agua salada… ¡y flotó! ¡Guau! Sentí una alegría enorme, viendo la cara de Sofía, ¡se le iluminaron los ojos! Fue genial. ¡Un éxito rotundo!

  • El huevo flota en agua salada por la mayor densidad.
  • La sal disuelta aumenta el empuje del agua.
  • El empuje supera el peso del huevo.

El experimento estuvo genial. Más tarde, Sofía me explicó todo con detalle. Aprendí mucho con ella. Incluso le ayudé a hacer un dibujo para la tarea de ciencias. ¡Era un huevo con alas!

Fue una tarde inolvidable. Me gusta recordar esos momentos con Sofía. Esos pequeños experimentos enseñan tanto… Y además, se comparten en familia. ¡Qué maravilla!

La idea es que el experimento demuestra el principio de Arquímedes: un cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desalojado. Al aumentar la densidad del agua añadiendo sal, el empuje es mayor que el peso del huevo, provocando su flotación. El volumen del agua desplazada no cambia significativamente, pero sí su masa (y por tanto su peso).

¿Qué pasa si agregas sal a agua hirviendo?

¡Ay, qué susto! El otro día, 27 de octubre de 2024, estaba haciendo una pasta con mi abuela, en su casa, en el pueblo, cerca del río. Tenía que poner la pasta a hervir, una receta secreta, ¡claro! Y se me ocurrió, ¡genial idea mía!, añadir un puñado de sal al agua, antes de que hirviera.

La cosa es que mi abuela, que cocina mejor que nadie, me miró con cara de ¡qué haces! Me decía que siempre se agrega después. Lo hice igual, ¡rebelde que soy! Sentí ese calor que te quema la piel cuando te acercas demasiado a la olla.

El agua tardó más en hervir. ¡Qué rabia! ¡Y el agua estaba más caliente!

Luego, pensé: “bueno, al menos se cocinó mejor la pasta”… y sí, ¡estaba más rica! Pero el susto y la regañina de mi abuela, ¡eso no se lo quita nadie!

  • La sal eleva el punto de ebullición del agua.
  • El agua con sal hierve a una temperatura superior a los 100ºC.
  • La pasta, al hervir en agua salada, se cocina de forma más eficiente.

Ese día aprendí que a la abuela hay que hacerle caso, incluso si tú crees que tienes la mejor idea. Además, la receta secreta, es realmente secreta… ¡y no la contaré jamás! La pasta, a pesar del susto, estaba de vicio, mejor que otras veces, ¡qué suerte! Casi se me quema la lengua, ¡qué calor! Mi abuela me miraba con una sonrisa traviesa. Me parece que lo recordaré toda la vida. ¡Y la pasta! ¡Ay esa pasta!

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